EL RINCÓN DE LA POESÍA

Agustín García Calvo: Un poeta rebelde y defensor de la libertad

Agustín García Calvo

Nuestro poema de cada día

Fernando Carratalá | Jueves 11 de septiembre de 2025
El zamorano Agustín Garcúia Calvo es ejemplo de persona que dedicó su vida a la reflexión intelectual, siempre en rebeldía contra “lo oficial”, abordando campos tan variados como la docencia (en la Universidad Complutense de Madrid, hasta que fue depuesto de su cátedra, en 1965, por haber prestado su apoyo a protestas estudiantiles; voluntariamente exiliado, volvió a España y se reincorporó en la Complutense a la cátedra de Filología Latina, en la que permaneció hasta su jubilación, en 1992).


Libre te quiero

Libre te quiero,
como arroyo que brinca
de peña en peña.
Pero no mía.
Grande te quiero,
como monte preñado
de primavera.
Pero no mía.
Buena te quiero,
como pan que no sabe
su masa buena.
Pero no mía.
Alta te quiero,
como chopo que en el cielo
se despereza.
Pero no mía.
Blanca te quiero,
como flor de azahares
sobre la tierra.
Pero no mía.
Pero no mía
ni de Dios ni de nadie
ni tuya siquiera.

Agustín García Calvo: Canciones y soliloquios. 1976

Las traducciones y versiones de autores clásicos griegos y romanos, fundamentalmente (fue distinguido en el año 2006 con el Premio Nacional al Mejor Traductor por el conjunto de su labor a lo largo de su vida), el ensayo (en ocasiones de contenido político; se le concedió el Premio Nacional de Ensayo, en 1990, por Hablando de lo que habla), el artículo periodístico (los escribió por centenares, por lo común muy críticos con la sociedad que la que le tocó vivir, y publicados sobre todo en El País), la narrativa, el género dramático (en 1999 obtuvo el Premio Nacional de Literatura Dramática por su obra La baraja del rey Don Pedro)… ¡y también la poesía!

Y esta es la faceta ahora que nos interesa. Como poeta publicó -siempre en la editorial Lucina, de Zamora-, entre otras obras, Sermón de ser y no ser, (ediciones en Visor: 1972-1.ª, 1973-2.ª, 1977-3.ª; ediciones en Lucina: 1980-4.ª, 1984-5.ª, 1988-6.ª, 1995-7ª), Libro de conjuros (1979; 4.ª edición en el 2000), Relato de amor (1980, 4.ª edición de 1983), Del tren (83 notas o canciones) (1981), Canciones y soliloquios (1982, 2.ª edición 1993), Más canciones y soliloquios, (1988), Valorio 42 veces (1986), Ramo de romances y baladas (1991), Y más aún canciones y otros juegos (2008).

Y el poema que hemos reproducido pertenece a la primera edición de Canciones y soliloquios, y cuenta con varias adaptaciones musicales disponibles en plataformas digitales; por ejemplo, la de Amancio Prada, incluida en el disco de 1979 “Canciones de amor y celda”:

https://www.google.com/search?hl=en&q=amancio+prada+libre+te+quiero&rlz=#fpstate=ive&vld=cid:a2832a80,vid:5McfI3aDmWc,st:0

El poema constituye la banda sonora de la película documental -a la que da título-, producida por Basilio Martín Patino en 2012, que relata la acampada en la Puerta del Sol de Madrid llevada a cabo por el Movimiento 15-M, y que duró desde mayo a octubre de 2011.


El poema de García Calvo es un bello canto a la libertad. Lo integran 23 versos

Libre te quiero,
como arroyo que brinca
de peña en peña.
Pero no mía.
Grande te quiero, 5
como monte preñado
de primavera.
Pero no mía.
Buena te quiero,
como pan que no sabe 10
su masa buena.
Pero no mía.
Alta te quiero,
como chopo que en el cielo
se despereza. 15
Pero no mía.
Blanca te quiero,
como flor de azahares
sobre la tierra.
Pero no mía. 20
Pero no mía
ni de Dios ni de nadie
ni tuya siquiera.

Agustín García Calvo: Canciones y soliloquios. 1976

El poema está basado en la reiteración de la secuencia “Adjetivo+te quiero” (versos 1 [“libre”], 5 [“grande”], 9 [“buena”], 13 [“alta”] y 17 [“blanca”]), seguida de un sugestivo símil (verso 2 [“como arroyo…”], verso 6 [“como monte…”], verso 10 [“como pan…”], verso 14 [“como chopo…”], verso 18 [“como flor…”]); y una vez desarrollado el símil, irrumpe la adversatividad “Pero no mía” (versos 4, 8, 12, 16 y 20). Hasta aquí el poema mantiene una fuerte cohesión estructural. Sin embargo, al llegar al verso 21 se repite, una vez más, el verso “Pero no mía”, para cerrar el poema llevando el concepto de libertad hasta extremos casi imposibles de lograr, en una cioncepciòn que raya en lo iconoclsta -por no calificarla de ácrata-: “ni de Dios / ni de nadie / ni tuya siquiera”.

El ritmo semántico del poema es paralelo a su ritmo obtenido por procedimientos métricos. Se combionan de forma magistral los versos pentasílabos (17, en total) y heptasílabos (los versos 2, 6, 10, 18 y 22); el verso 14 rompe de alguna forma esta distribución, ya que es el únco octosílabo (“como chopo que en el cielo”, y en el que asdvierte la aliteraciòn del fonema vocálico /o/). Por otra parte, los juegos tínmbricos que producen laas asonancia difunden una gratísima eufonía por todo el poema. Así, se prorucen las siguientes asonancias:

/é-o/, versos 1, 5, 9, 13, 14, 17.

/í-a/, versos 2, 4, 8, 12, 16, 20, 21.

/é-a/, versos 3, 7, 11, 15, 19, 23.

/á-e/ (versos 10, 18, 22).

(El único verso suelto es el 6, terminado en la palabra “preñado”).

Hay que considerar el poema desd una perspectiva romántica, sí; como una reivindicación del amor basado en la libetrtad individual por encima de los hipócritas convencionalismos sociales. Ese “te quiero” tantas veces repetido a lo largo del poema tarsciende toda idea de posesión -más bien de sumisión- para dejar a la persona “su espacio de libetad”. No obtante, el contenido del poema adquiere una mayor hondura si se repara en el papel social que desempeñaba la mujer en la época en la que está escrito, y que ahí que ese “Libre te quiero” sea como el pregón de la necesidad de la emancipación femenina, que la lleve a no ser “ni de Dios ni de nadie / ni tuya siquiera”.

Y algo que contribuye a la rápida asunción por parte del lector de este compromiso con la libertad es el poder comunicativo del lenguaje empleado, que no ha requrido de complejos procedimientos retóricos, y que ha convertido el símil en un instrumento rodeado de un halo poético. Es difícil, encontrar, por ejemplo, una comparación tan enternecedora como esta: “Buena te quiero, / como pan que no sabe / su masa buena” (versos 9-11); o de mayor aliento poético que esta otra: “Blanca te quiero, / como flor de azahares / sobre la tierra”. Y todo ello no enmascara el sentimiento del amor como rebeldía en el camino hacia la libertad; esa libertad a la que García Calvo rindió culto hasta el térmjno de sus días, desee la cátedra, desde los medios de comunicaciòn, desde los foros como conferenciante… Y xe ahí que no resuktara cómodo para cualquier “poder oficial”, aunque en ocasiones supiera reconocer su valía]. [Fernando Carratalá].

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