Antonio Gamoneda, Premio Cervantes 2006, nació en Oviedo, aunque desde los tres años ha vivido en León. Si primer poemario lleva por título Sublevación inmóvil, publicado en Madrid, en 1960, por Rialp, obra finalista del Premio de Poesía Adonáis. De 1977 es Descripción de la mentira (León, Institución Fray Bernardino de Sahagún), y de 1979 León de la mirada (León Espadaña); y aunque escrito con anterioridad, hasta 1982 no se publica Blues castellano (Gijón, Noega). Edad recoge toda su poesía desde 1947 hasta 1986, revisada por el propio autor, obra que le valió el Premio Nacional de Literatura-1988 (disponible en la Colección Letras Hispánicas de la Editorial Cátedra, 1987, edición de Miguel Casado). En 1992 aparece Libro del frío (Madrid, Siruela, 1992, obra de gran repercusión en el panorama poético español.
Amor
Mi manera de amarte es sencilla:
te aprieto a mí
como si hubiera un poco de justicia en mi corazón
y yo te la pudiese dar con el cuerpo.
Cuando revuelvo tus cabellos
algo hermoso se forma entre mis manos.
Y casi no sé más. Yo sólo aspiro
a estar contigo en paz y a estar en paz
con un deber desconocido
que a veces pesa también en mi corazón.
Faro Gamoneda.
https://farogamoneda.com/
Selección de poemas de Antonio Gamoneda.
https://www.poesi.as/Antonio_Gamoneda.htm
Y para una mejor “contextualización” de este poema en la obra de Gamoneda, ponemos ponerlo en relación con este otro, perteneciente al Libro del frío, cuya primera edición (en Siruela) data de 1992; en especial por el tiempo transcurrido entre la composición de ambos poemas:
Estar en ti
Yo no entro en ti para que tú te pierdas
bajo la fuerza de mi amor;
yo no entro en ti para perderme
en tu existencia ni en la mía;
yo te amo y actúo en tu corazón
para vivir con tu naturaleza,
para que tú te extiendas en mi vida.
Ni tú ni yo. Ni tú ni yo.
Ni tus cabellos esparcidos aunque los amo tanto.
Sólo esta oscura compañía. Ahora
siento la libertad. Esparce
tus cabellos. Esparce tus cabellos.
Gamoneda siguió publicando poesía: Mortal 1936 (Mérida, Asamblea de Extremadura, 1994), El vigilante de la nieve (Lanzarote, Fundación César Manrique, 1995), Sólo luz (Antología poética 1947-1998), 2000, Arden las pérdidas (Barcelona, Tusquets, 2003; Premio de la Crítica de Castilla y León), Atravesando olvido, 1947-2002 (México, Editorial Aldus, 2004), Cecilia (Lanzarote, Fundación César Manrique, 2004), Esta luz. Poesía reunida (1947-2004) (Barcelona, Galaxia Gutenberg/Círculo de lectores, 2004), Ávida vena (León, Diario de León/Edilesa, 2006), Sílabas negras (Madrid/Salamanca, Patrimonio Nacional/Ediciones Universidad de Salamanca, 2006; XV Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana), Visión del frío [Antología de textos manuscritos acompañados de obra gráfica. Catálogo de la Exposición “Premio Cervantes, 2006”. Alcalá de Henares, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Alcalá, 2007), La campana de la nieve (Tres lecturas, 1986-2006 (Madrid, Círculo de Bellas Artes, 2008), Lapidario incompleto (Madrid, Del Centro Editores, 2014), La prisión transparente (Madrid, Vaso Roto Ediciones 2017), La pobreza (Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2020. Esta obra fue finalista del Premio de las Crítica de Castilla y León en 2021).
No es la temática amorosa una constante en la poesía de Antonio Gamoneda, envuelta en un halo de pesimismo al que le conducen la injusticia y la insolidaridad, la incertidumbre ante a muerte; y todo ello expresado en ocasiones con un lenguaje bronco que canaliza cierta angustia existencial. Sin embargo, y como se pone de manifiesto en los poemas reproducidos, la sensibilidad del poeta no pierde nunca el sentido estético de sus versos -que siempre persiguen la belleza-, convertidos en “una experiencia viva”. Así se expresaba Gamoneda, al respecto, en una entrevista realizada por Alicia Pardo y publicada en La Opinión, de La Coruña (18-02-2018): “Igual que no nos preguntamos para qué sirve un paisaje muy hermoso o un cuerpo humano, no nos preguntamos para qué sirve la poesía, sino que advertimos su belleza”. Y continúa Gamoneda: “La poesía no es un adorno que se pone a la vida, es la vida misma. […] Habla del sufrimiento y del placer del poeta y, simultáneamente, está mostrando esos accidentes existenciales a los lectores para que se reconozcan en ellos. No es un adorno, es un hecho, incluso biológico. […] El acto poético es una experiencia viva”.
[Y dado que Gamoneda está encuadrado en la generación poética del 50 -aunque desarrolló su labor creativa de manera muy personal, y al margen del grupo canónico de Barcelona en el que figuraban, entre otros, Jaime Gil de Biedma, Carlos Barral y José Agustín Goytisolo-, a la pregunta de si la poesía tiene un papel en el terreno sociopolítico, Gamoneda responde -en la citada entrevista-: “La poesía directamente no puede modificar circunstancias históricas, sociales, ni cualquier otra en el terreno de la convivencia humana. Pero sí puede favorecer un estado de conciencia desde el que pueden surgir acciones drásticas que se acerquen a mover la realidad de la vida presente”].
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El poema “Amor” pertenece al libro Blues castellano, que recoge poemas escritos entre 1961 y 1966; y es el tercer libro de Gamoneda, tras Sublevación inmóvil (1960) y Descripción de la mentira" (1977); aunque fue escrito en segundo lugar, según explica el autor en la nota introductoria, que achaca a la censura franquista el retraso en su publicación, hasta 1982 (Gijón, Noega). El libro ha sido objeto de varias reediciones en diferentes editoriales: GH Editores, Gijón, 1982; Plaza & Janés,Barcelona, 1999; Bartleby, Cerceda -Madrid-, 2007; Menoslobos, León, 2018). E incluso ha dado lugar a un libro-disco para coleccionistas, con poemas musicados por Cova Villegas y Delta Galgos, y que sale a la luz en septiembre de 2028 (con una tirada solo de 100 ejemplares).
Concierto de presentación:
Y, en efecto, Blues castellano se topó con la censura. El Faro Gamoneda recoge información acerca del expediente de censura (1968). El poeta no aceptó la propuesta de editar el libro expurgado, del que se suprimido doce poemas, y optó por una larga etapa de silencio que se prolongó hasta 1982.
https://farogamoneda.com/2016/04/11/blues-castellano-acta-de-la-censura-y-poema/
Y una última observación antes de entrar en el poema que nos ocupa, y referida al título del libro. La palabra “blues” designa la “forma musical popular surgida entre la población afroamericana del sur de los Estados Unidos de América, que se caracteriza por su ritmo lento y su tono melancólico”; y de ahí toma Gamoneda su punto de inspiración. Lo cierto es que estamos ante uno de los mejores libros poéticos de las últimas décadas del siglo XX.
Y este es un artículo que profundiza en Blues castellano con aguda capacidad crítica: Stefano Pradel: “El grito de la tierra: Blues castellano de Antonio Gamoneda”:
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7116259
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Y sin más preámbulos entremos en el poema “Amor”. Lo componen tan solo 10 versículos heterométricos (entre las 5 sílabas -versículo 2- y las 16 -versículo 3-). Y se ha prescindido de la rima; porque entendemos que la asonancia /é-o/ entre el cuarto y el quinto versículo (“cuerpo/cabellos”) y la asonancia /í-o/ entre los versículos séptimo y noveno (“aspiro/desconocido”). Y aun así, los versículos fluyen con lentitud y marcan un ritmo que origina una grata eufonía, a la que no es ajena la división en tres agrupamientos estróficos convencionales (de 4, 2 y 4 versículos, respectivamente).
El poema se articula en forma de apóstrofe lírico que, ya de por sí, implica un grado mayor de afectividad, cuanto que la voz poética dialoga -aparentemente- con el tú receptor al que se dirige como si lo tuviera presente. Por eso, los dos elementos de la interacción poética están representados por formas gramaticales que se refieren a la primera (hablante) y a la segunda (oyente) personas:
La primera persona: “Mi manera” (versículo 1), “a mí” (versículo 2), “aprieto” (versículo 2), “mi corazón” (versículo 3), “yo pudiese” (versículo 4); “revuelvo” (versículo 5), “mis manos” (versículo 6); “no sé”, “Yo solo aspiro” (versículo 7), “mi corazón” (versículo 10). La presencia de la voz poética queda patente en el empleo del determinante posesivo de primera persona de singular (“mi”), en el pronombre personal de primera persona con diferentes funciones (“mí/yo”) así como en el empleo de forma verbales en primera persona del singular -y del presente de indicativo- (“aprieto/revuelvo/aspiro/sé”). Es, por tanto, quien lleva la iniciativa y sobre quien recae la mayor tensión emocional como elemento vertebrador del poema.
La segunda persona: “amarte” (versículo 1), “te” (versículos 2 y 4), “tus cabellos” (versículo 5), “contigo” (versículo 8). Esta segunda persona se materializa, pues, por medio del pronombre personal átono de segunda persona singular “te” -incluso en posición enclítica: “amarte”, y también del pronombre “contigo” (con la persona a la que se dirige quien habla); y, asimismo, del determinante posesivo de segunda persona de singular (“tus”). Por tanto, la segunda persona actúa más bien de receptora, con un papel más pasivo.
En el primer agrupamiento estrófico, el poeta establece una infrecuente asociación entre los conceptos de “amor” y “justicia”; y si por “amor” entendemos un sentimiento intenso hacia otra persona en busca de alcanzar en ella la plenitud, en entrega generosa, y procurando obtener la consiguiente reciprocidad, y por “justicia” entendemos el vivir honestamente y con rectitud, se entiende el porqué de dicha identificación: el amor es el camino para el perfeccionamiento moral entre quienes sienten un vínculo de atracción; algo que no es tan “sencillo” de lograr, aunque así lo afirme el poeta en el primer versículo: “te aprieto a mí” (versículo 2), para que ese “poco de justicia” que anida en el corazón del poeta se pueda ofrecer “con el cuerpo” (versículo 4). Se pasa así de la constatación de un sentimiento íntimo a su exteriorización vital, obviamente de dos personas en intercomunicación de afectos; aunque en este caso sea el poeta quien adelanta una explicación plausible se su concepción amorosa.
En el segundo agrupamiento estrófico, de tan solo dos versículos (5 y 6), el poeta hace gala de una extremada delicadeza: una simple caricia en los cabellos, revolviéndolos con las manos, es suficiente para crear un estado de inconmensurable belleza que raya en la irrealidad; y de ahí la construcción abstracta “algo hermoso”. Se asciende ahora de lo material a lo inmaterial, de la sensación a la emoción.
En el tercer agrupamiento estrófico, el poeta comienza por afirmar afirma que es incapaz de ir más allá por vía racional: “no sé mas”; y que su única aspiración es compartir un ámbito de paz; con ella y consigo mismo, pues también su corazón lo requiere, como si fuera “un deber desconocido” (versículo 9). Hay en el versículo 8 un caso de reiteración léxica múltiple, una figura retórica del gusto de Gamoneda: “a estar contigo en paz y a estar en paz…”. Se completa así trípode que da cohesión lingüística a a todo el poema: “amor=justicia=paz”; y siempre apoyándose en la idea de la reciprocidad que, en este caso, encabeza el propio poeta.
Discurso integro de Antonio Gamoneda en el acto de recepción del Premio Cervantes, concedido en 2006.
https://www.google.com/search?hl=en&q=titulo+del+discursi+de+gamoneda+en+la+entrega+del+premio+cervantes&rlz=#fpstate=ive&vld=cid:655f03a3,vid:_4Mth6MUffQ,st:0