ESCENARIOS

AROMAS DE SOLEDAD

Aromas de soledad
Alberto Morate | Jueves 04 de diciembre de 2025

Nos estamos quedando sin campo. Por especulación inmobiliaria que se expande cual sombra del espectro de Brocken o porque se va quedando sin labradores, sin trabajadores que recogen el sueño con las manos.



Esas manos de mortal materia, de productos necesarios que las gentes de la ciudad, algunas, piensan que emerge de las fruterías o, en todo caso, de un gran mercado que abastece a las pequeñas tiendas y supermercados.

Las sombras de sembrados sin cultivar, de chopos que crecen solos despuntando al alba, de manantiales secos por una pertinaz sequía cada vez más acuciante.

En Aromas de soledad, Raúl Losánez a partir de textos y poemas de José María Gabriel y Galán, autor poco conocido ahora, pero que tuvo un gran éxito más allá de su lugar de origen, llegando a triunfar en el Ateneo de Madrid, pero que vio truncada su vida por un fallecimiento inesperado a los 34 años, allá por 1905.

Muestra de su popularidad, un ejemplo quiero decir, es que, en mi casa, siendo yo bien jovencito había algún libro de Gabriel y Galán, que con esos apellidos me resultaba rimbombante, pero que empecé a apreciar porque mi materna se sabía de memoria El embargo, y lo recitaba con el acento extremeño requerido.

Y ahí, y entonces, y ahora, te das cuenta de la gran calidad literaria del poeta, refrendada nada menos que por don Miguel de Unamuno, y comprendes que es la voz del pueblo, la que coge el sueño con las manos y, llenas de barro y tierra, de gusanos y podredumbre, nos relata con emoción hechos cotidianos de las gentes de labor, la sensibilidad campesina.

Aromas de soledad, dirigida por Ana Contreras, pone en pie toda esa sensibilidad, tanto por los textos seleccionados como por la forma de representarla. Los tres intérpretes dicen sus versos, cantan, muestran la ternura y el desaliento, trasmutan en el lenguaje del poeta y hacen vivos sus versos. Son Jesús Noguero, Carmen del Valle y Nacho Vera, y trazan la humanidad de los hechos que relatan, así como sus personajes, las relaciones entre ellos, la delgada línea entre la vida y la muerte.

Es poesía teatralizada, es teatro hecho poesía, la palabra desnuda, el alma que se aposenta en la mies, en el trigo, en la soledad y en los sonidos que se escuchan en ella, es pisar la tierra, dejando unas huellas que no se borran porque el rastro se lleva en las suelas del calzado.

Oigo el folclore, percibo el viento, las hojas secas que caen silenciosas de los árboles creando un camino de cicatrices, una avenida bucólica de un medio duro, casi hostil, no apto para comodidades, pero donde también existe el amor, las ensoñaciones, la música, la alegría compitiendo con la tristeza, el cansancio, los anhelos, son los aromas de la soledad.

“Poco a poco se muere como agoniza el campo en el regazo crepuscular”, escribió Pedro Salinas, (últimamente me visita mucho), y el propio Gabriel y Galán, “el campo que está a tus pies siempre es tan mudo, tan serio, tan grave, como hoy lo ves”.

Que no nos falte el campo, ni siquiera en forma de poesía.

FICHA ARTÍSTICA

AROMAS DE SOLEDAD

Dramaturgia: Raúl Losánez (a partir de la obra poética de José Mª Gabriel y Galán)

Dirección escénica: Ana Contreras

Reparto: Jesús Noguero, Carmen del Valle y Nacho Vera

Escenografía: Iván López-Ortega

Composición y dirección musical: Nacho Vera

Composición de canciones preexistentes: Raquel Riaño

Producción: La Otra Arcadia

Teatro Fernán Gómez – Sala Jardiel Poncela

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