THRILLER

Vuelve el maestro Stephen King, más maduro y complejo, con "El Instituto"

Stephen King (Foto: Dick Dickinson).
Berto Anión | Viernes 13 de septiembre de 2019
Vuelve el maestro Stephen King, más maduro y complejo, con un inquietante thriller que combina a la perfección la investigación con los elementos sobrenaturales marca del autor. Publicado simultáneamente en Estados Unidos, "El Instituto" desarrolla una inquietante trama llena de desapariciones, experimentos secretos y niños con capacidades especiales que tendrán que enfrentarse al mal.

En mitad de la noche en un barrio tranquilo de Minneapolis raptan a Luke Ellis, de doce años, tras haber asesinado a sus padres. Una operación que dura menos de dos minutos. Luke se despierta en la siniestra institución conocida como el Instituto, en un cuarto que se asemeja al suyo pero sin ventanas. En habitaciones parecidas hay más niños: Kalisha, Nick, George, Iris y Avery Dixon, entre otros, que comparten capacidades especiales como la telequinesia o la telepatía. Todos ellos se alojan en la Mitad Delantera de la institución. Los mayores, en cambio, se encuentran en la Mitad Trasera. Como dice Kalisha: «El que entra no sale».

La señora Sigsby, la directora, y el resto del personal se dedican a aprovecharse sin compasión del talento paranormal de los chicos. Si te portas bien te premian. Si no, el castigo es brutal. Luke se da cuenta de que las víctimas van desapareciendo y son trasladadas a la Mitad Trasera, así que se obsesiona con huir y pedir ayuda. Pero nunca nadie ha escapado del Instituto...

Deudora de Ojos de fuego y con un elenco de personajes juveniles (como en It y en Stand By Me) con los que podemos empatizar, El Instituto nos recuerda de inmediato al mejor King, incluso aunque trate temas tan oscuros como los que copan los titulares hoy en día y que nos hacen temer por nuestro futuro.

Stephen King se vale de varias investigaciones reales para sustentar la historia de esta novela: por un lado, los experimentos que realizó Joseph Banks Rhine en la Universidad de Duke en los años se tenta, en los que estudiaba la telequinesia; y en segundo lugar, los famosos experimentos de la Alemania nazi relativos a la percepción extrasensorial. Con ello, Stephen King teje una mag nífica conspiración en El instituto.

«Los nazis conocían la fusión nuclear antes que Estados Unidos. Crearon antibióticos que se utilizan todavía hoy. Digamos que más o menos inventaron la ciencia espacial moderna. Y ciertos científicos alemanes realizaron experimentos en percepción extrasensorial con el apoyo entusiasta de Hitler. Descubrieron casi por casualidad, que grupos de niños con ciertas dotes eran capaces de conseguir que ciertas personas conflictivas (obstáculos para el progreso, podríamos decir) dejaran de ser conflictivas».

King, bien documentado gracias a la ayuda de su fiel ayudante, Russ Dorr, introduce otros temas tan interesantes como las investigaciones sobre el FNDC, o Factor neurotrófico derivado del cerebro: «Las huellas de Russ están por todas partes en El Instituto, desde las pruebas de FNDC en recién nacidos (sí, real, aunque un poco adaptado a la narración) hasta la forma de crear gas venenoso a partir de productos domésticos (no probéis eso en casa, niños). Él revisó cada línea y cada hecho, ayudándome a avanzar hacia lo que siempre ha sido mi objetivo: presentar lo imposible de manera verosímil», explica el escritor.

Stephen King es autor de más de cincuenta libros, todos best seller internacionales. Sus títulos más recientes son El visitante, Bellas durmientes (con su hijo Owen King), El bazar de los malos sueños, la trilogía Bill Hodges (Mr Mercedes, Quien pierde paga y Fin de guardia), Doctor Sueño... Su novela 22/11/63 (convertida en serie de televisión en Hulu) fue elegida por The New York Times Book Review como una de las diez mejores novelas de 2011 y por Los Angeles Times como la mejor novela de intriga del año. Sus libros de la serie La Torre Oscura e It han sido adaptados al cine. Le han sido concedidos los premios 2018 PEN America Literary Service Award, 2014 National Medal of Arts y 2003 National Book Foundation Medal for Distinguished Contribution to American Letters. Vive en Bangor, Maine, con su esposa Tabitha King, también novelista.

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