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Begoña Ameztoy | Martes 14 de septiembre de 2021
No tengo vicios. No tomo azúcar, ni bollería, ni chocolate, ni sucedáneos. Me encanta el sabor ácido. Mi encurtido favorito (lleno de fantásticos probióticos) es una aceituna verde gorda sin hueso con un pepinillo incrustado en el agujero. La imagen es algo obscena, pero sabes que no busco el chiste fácil.


Con unas gotas de aceite de oliva, es un aperitivo delicioso. Otra cosa es que el pepinillo y la aceituna parezcan una alegoría de la economía española. O sea, como si nos dieran por saco. Y tienes razón. No voy a entrar en datos de deuda pública, paro, eres, ertes ni Ipecés. Yo voy a lo mío. Y lo mío es el contubernio de la cultura.

Decía Goebbels “cuando oigo la palabra cultura, echo mano a la pistola”. Algo hemos mejorado, ahora echamos mano a la cartera. El Ministerio de Cultura reparte un millón de euros de Fondos Europeos entre cien autores que van a disfrutar dos meses en el extranjero a 10.000 euros por barba para su “crecimiento personal”. Te quedas acojonao. Pero es lo que hay, un gobierno clientelista y generoso con sus “intelectuales”. ¿Quién valora la calidad? La última película de Juan Diego Botto “Los Europeos” (2020) recibió 700.000 euros del Ministerio y recaudó 6.400. ¿Por qué hay que subvencionar el cine, el arte o la literatura? Y menos aún con la miseria en la puerta. Yo misma tendré que elegir entre aceitunas o pepinillos. Es mucho vicio, tío. O lo uno o lo otro. No me llega pa`tanto.

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