Que el oficio de intérprete es, ha sido y, posiblemente, será precario, exceptuando algunos actores y unas pocas actrices que sobresalen y siempre están en todos los repartos, la gran mayoría, los demás, tienen que subsistir a fuerza de pequeños papeles, de figuraciones con frase, de tener la suerte, en alguna ocasión, de un personaje con mayor protagonismo que, también de vez en cuando, los hace salir del anonimato.
Pero ahí está siempre esa angustia de saber cuál será el próximo trabajo. Si tendrán que navegar en un mar de piedras, zancadillas e impedimentos ajenos al hecho escénico.
Por otro lado, sigue imperando, en muchos casos, aquello de que la cultura, debe de ser gratis, y que un actor, si hace lo que le gusta, como pregonan, que encima, ¡quieran cobrar! ¡Estaría bueno!
Pues bien, la propuesta que nos hace la compañía Geografía Teatral, de Chile es que se han abolido los animales en los zoológicos, pero el propio recinto en sí mismo, no. Con lo que tienen que contratar a actores y actrices que se metan en la piel, casi literalmente, de aquellos animales a los que el gran público quiere ir a observar en sus costumbres, en sus movimientos, en sus sonidos, en sus relaciones, en su comportamiento.
Pero es que, además, nos lo plantean desde un tiempo de dictadura, de control, de censura, de precariedad en las condiciones laborales y humanas. Y, con ese humor ácido y crítico, nos cuenta un drama que viene ocurriendo desde siglos atrás, donde se pisotean los derechos de los trabajadores, donde se mutila el derecho a la expresión libre, donde se denigra la condición humana.
Dirigidos por Tomás Espinosa, con texto de él mismo, Animales de trabajo, Geografía Teatral que, en este caso son Bárbara Vera, Coca Miranda y Omar Morán los que han venido al Teatro del Barrio a darnos luz y recordarnos aquellos fatídicos tiempos de la dictadura de Chile, con Pinochet a la cabeza, y nos ponen en alerta, si no lo estábamos antes, de la represión de los derechos humanos, la guerra psicológica, el fomento de las ansiedades y temores ante la infravaloración de sus cualidades en el trabajo. De ahí que se planteen una rebelión escénica.
Con soltura, solvencia, empatía con el público, ritmo y credibilidad, la obra fue premiada por el círculo de críticos de arte de Chile, como la mejor dramaturgia 2024. Y nos hace plantearnos, ¿quién está al otro lado de la jaula?
Y evoluciona hacia la sorpresa, a la angustia, a la antítesis de la liberación, a lo que está prohibido, a lo que nos toca asumir, al simbolismo, a la falsa realidad y a los sueños perturbadores.
El Zoo es un recinto con instalaciones adecuadas para conservar, cuidar y criar especies diferentes de animales, especialmente salvajes y exóticos, que puede ser visitado por el público. Habrá que buscar una palabra para cuando otras especies, por ejemplo, los actores, sean los que ocupen los espacios de los animales y se conviertan en Animales de Trabajo. Ya lo comentan en un momento en la obra: serán “Zooilógicos”.
Aunque el Zoo más grande del mundo ya sabemos que está plagado de humanos.
ANIMALES DE TRABAJO
Autoría y dirección: Tomás Espinosa Bertrán
Equipo Creativo: Carola Chacón Zuloaga, Tomás Espinosa, Barbara Vera
Interpretación: Bárbara Vera, Coca Miranda y Omar Morán
Iluminación y escenografía: Cesar Erazo Toro
Vestuario: Cesar Erazo Toro
Espacio: Teatro del Barrio