Con ejemplos muestra a Flora la brevedad de la hermosura para no malograrla
La mocedad del año, la ambiciosa
vergüenza del jardín, el encarnado
oloroso rubí, Tiro abreviado,
también del año presunción hermosa;
la ostentación lozana de la rosa,
deidad del campo, estrella del cercado;
el almendro, en su propia flor nevado,
que anticiparse a los calores osa,
reprehensiones son, ¡oh Flora!, mudas
de la hermosura y la soberbia humana,
que a las leyes de flor está sujeta.
Tu edad se pasará mientras lo dudas;
de ayer te habrás de arrepentir mañana,
y tarde y con dolor serás discreta.
Apoyo léxico. Tiro. Ciudad situado al sur del Líbano, en la costa oriental del Mediterráneo. “Tiro abreviado” (verso 3, en referencia metafórica al clavel) tiene su fundamento en la púrpura fenicia de Tiro, que fue el tinte más apreciado en la Antigüedad. (El color rojo se obtenía tras machacar determinados moluscos hasta convetirlos en una masa compacta que se aplicaba a las telas tras su cocción y exposición al calor durante días).
El poema -un soneto de corte tradicional- se inscribe en la poesía amorosa de Quevedo, y en él se refleja la concepción personal -y pesimista- del mundo que el autor tiene. El tema central articula el soneto: ante la brevedad de la vida -verso 12-, la mujer ha de gozar del amor, antes de que el paso del tiempo la lleve a arrepentirse de no haberlo hecho con anterioridad. Con este eje temático, tan del gusto de los poetas italianos, franceses y españoles de los siglos XVI y XVII (Bernardo Tasso, Ronsard, Góngora), Quevedo desarrolla uno de los topos literarios cuyas raíces hay que buscar en la literatura clásica: el “Carpe diem...” de Horacio, el “Collige, virgo, rosas”, de Ausonio. Y así, la orgullosa belleza de la mujer, similar a la de las más hermosas flores, no debe llevarla a rechazar el amor en la juventud, precisamente porque esa soberbia y hermosura humanas están sujetas a la misma ley de caducidad que esas flores -el clavel, la rosa, la flor del almendro-, que pueden ponerse como ejemplo de belleza y arrogancia suma, y que tardan muy poco en marchitarse. La amarga lección que dan las flores en los cuartetos -y cuya orgullosa hermosura tiene un final tan obvio que Quevedo no necesita explicitarlo- no es sino una seria advertencia para la mujer, que es como la flor, sujeta, por tanto, a la temporalidad de su efímera existencia; mujer a la que el poeta -en el verso 9- llama, precisamente y de forma genérica, Flora. Y es en el segundo terceto, de factura típicamente quevedesca, donde se resume esa triste lección de no haber amado en la juventud: en la duda, el tiempo pasa y, con él, la “mocedad”; y el tardío arrepentimiento -instalada ya la mujer en la sensatez, en la “discreción” de la edad madura-, lleva aparejado un irremediable dolor.
En el soneto se condensan algunos de los procedimientos expresivos y constructivos propios del Siglo de Oro, pero sometidos a esa mayor complejidad formal que caracteriza al arte barroco. Se señalan a continuación algunos de tales recursos.
4: “también del año presunción hermosa”. Endecasílabo sáfico, con acentos (rítmicos) en las sílabas 2, 4, 8 y 10. Se presenta así al clavel temprano, soberbio en su hermosura. [“también presunción hermosa del año”].
8: “que anticiparse a los calores osa”. Endecasílabo sáfico, con acentos en las sílabas 4, 8 y 10. Se subraya aquí que el almendro florece cuando la crudeza del invierno empieza a remitir. [“que osa anticiparse a los calores”].
9: “reprehensiones son, oh Flora, mudas”. Endecasílabo sáfico, de gran riqueza acentual con la que se logran sorprendentes efectos expresivos: acentos en sílabas 4, 6, 7 (antirrítmico), 8 y 10. El verso es una clara admonición a Flora, que se extiende a todo el terceto y culmina en el siguiente. [“son mudas reprehensiones, oh Flora”].
11: “que a las leyes de flor está sujeta”. Endecasílabo melódico, con acentos en las sílabas 3, 6 y 10. La hermosura y la soberbia humana -que se mencionan en el verso 10- están sujetas a “las leyes de flor”, es decir, que se marchitarán. [“que está sujeta a las leyes de flor”].
13: “de ayer te habrás de arrepentir mañana”. Endecasílabo sáfico, con acentos en las sílabas 2, 4, 8 y 10. El verso establece una oposición entre “ayer” y “mañana”, que alcanza incluso una mayor fuerza expresiva que la que se habría obtenido al oponer “hoy” y “mañana”, lo que implica una más clara anticipación de un doloroso futuro. [“mañana te habrás de arrepentir de ayer”].
- la ambiciosa / vergüenza del jardín, (versos 1 y 2).
- la ostentación lozana de la rosa, (verso 5).y, asimismo, las aposiciones explicativas de rubí (“nombre + adjetivo adjunto”)
y de rosa (nombre + preposición -enlace- + determinante articulo + nombre -término-”:
- rubí: Tiro abreviado (verso 3);
presunción hermosa -del año- (verso 4).
- rosa: deidad del campo (verso 6);
estrella del cercado (verso 6).
Por otra parte, los cuartetos son buen ejemplo del llamado estilo nominal, con predominio de nombres y adjetivos, y un solo verbo en forma personal que cierra el verso 8 -osa-. Los verbos retrasan su aparición hasta los tercetos, y aparecen especialmente en el último, donde tres futuros -se pasará, te habrás de arrepentir y serás- constatan -en dolorosa gradación ascensional- el irremediable final de la juventud y soberbia humana, idéntico al de las flores más bellas y arrogantes. El tono moral del soneto es, sin duda, incuestionable.