SANTA TERESA DE JESÚS
Vivo sin vivir en mí
y tan alta vida espero
que muero porque no muero.
Vivo ya fuera de mí,
después que muero de amor;
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí:
cuando el corazón le di
puso en él este letrero,
que muero porque no muero.
Esta divina prisión,
del amor con que yo vivo,
ha hecho a Dios mi cautivo,
y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión
ver a Dios mi prisionero,
que muero porque no muero.
¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros!
¡Esta cárcel, estos hierros
en que el alma está metida!
Solo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.
Solo con la confianza
vivo de que he de morir,
porque muriendo el vivir
me asegura mi esperanza;
muerte do el vivir se alcanza,
no te tardes, que te espero,
que muero porque no muero.
Mira que el amor es fuerte;
vida no me seas molesta,
mira que solo te resta,
para ganarte, perderte;
venga ya la dulce muerte,
el morir venga ligero
que muero porque no muero.
Aquella vida de arriba,
que es la vida verdadera,
hasta que esta vida muera,
no se goza estando viva:
muerte, no me seas esquiva;
viva muriendo primero,
que muero porque no muero.
Vida, ¿qué puedo yo darte
a mi Dios, que vive en mí,
si no es el perderte a ti,
para merecer ganarte?
Quiero muriendo alcanzarte,
pues tanto a mi amado quiero,
que muero porque no muero.
Declamación (Carmelitas descalzas de Tlacopac, México):
Recitación de Susana Francis (recogida en Palabra virtual).
Interpretación musical: Santa Teresa, por Maite López, cantautora.
Una de las glosas más célebres de Santa Teresa de Jesús tiene su origen en estos versos que, en sí mismos, constituyen una paradoja muy repetida en la literatura mística: “Vivo sin vivir en mí / y tan alta vida espero / que muero porque no muero”. La santa “comenta” estos versos a lo largo de ocho estrofas de siete versos octosílabos, de forma tal que cada una de dichas estrofas se cierra con el verso “que muero porque no muero”. Al tratarse de una estrofa de siete versos de arte menor, la rima ha quedado a gusto de la autora (riman en consonante los versos 1.º con 4.º y 5.ª; 2.º con 3.ª, y 6.º con 7.º), aunque no puede haber tres versos seguidos con la misma rima; es decir: abbaacc. Esta organización de rimas ser repite en todas las estrofas.
Encontramos en estos versos algunos de los recursos estilísticos que son propios de la expresión de contenidos místicos: expresiones paradójicas, exclamaciones, imágenes cargadas de lirismo…
SAN JUAN DE LA CRUZ
y de tal manera espero,
que muero porque no muero.
En mí yo no vivo ya,
y sin Dios vivir no puedo;
pues sin él y sin mí quedo,
este vivir ¿qué será?
Mil muertes se me hará,
pues mi misma vida espero,
muriendo porque no muero.
Esta vida que yo vivo
es privación de vivir;
y así, es continuo morir
hasta que viva contigo.
Oye, mi Dios, lo que digo,
que esta vida no la quiero;
que muero porque no muero.
Estando absente de ti,
¿qué vida puedo tener,
sino muerte padescer,
la mayor que nunca vi?
Lástima tengo de mí,
pues de suerte persevero,
que muero porque no muero.
El pez que del agua sale
aun de alivio no caresce,
que en la muerte que padesce,
al fin la muerte le vale.
¿Qué muerte habrá que se iguale
a mi vivir lastimero,
pues, si más vivo, más muero?
Cuando me pienso aliviar
de verte en el Sacramento,
háceme más sentimiento
el no te poder gozar;
todo es para más penar,
por no verte como quiero,
y muero porque no muero.
Y si me gozo, Señor,
con esperanza de verte,
en ver que puedo perderte
se me dobla mi dolor;
viviendo en tanto pavor
y esperando como espero,
muérome porque no muero.
Sácame de aquesta muerte,
mi Dios, y dame la vida;
no me tengas impedida
en este lazo tan fuerte;
mira que peno por verte,
y mi mal es tan entero,
que muero porque no muero.
Lloraré mi muerte ya
y lamentaré mi vida
en tanto que detenida
por mis pecados está.
¡Oh mi Dios! ¿cuando será
cuando yo diga de vero:
vivo ya porque no muero?
Interpretaciones musicales.
Federico Carranza, del grupo Jésed.
Amancio Prada:
También el poeta san Juan de la Cruz efectúa una glosa de estos versos, y también en ocho estrofas de siete versos octosílabos con rima consonante abbaacc (es decir, 1.º con 4.ª y 5.ª, 2.º con 3.º, y 6.º con 7.º); aunque no siempre reproduce literalmente el verso que les sirve de cierre-. Y, comparadas ambas composiciones -la de Santa Teresa de Jesús y la de San Juan de la Cruz-, tal vez habría que darle la razón a Santa Teresa de Jesús, cuando afirmaba de San Juan de la Cruz -ponderando su exquisita elegancia espiritual y su percepción intelectual extremadamente sutil- que “Es demasiado refinado; espiritualiza hasta el exceso”.
[En los versos 15 (“Oye, mi Dios, lo que te digo”!) y 46 (“¡Oh, mi Dios!…), el poeta de está dirigiendo a Dios como su interlocutor. Y el participio en género femenino del verso 48 (“No en tengas impedida”) se refiere al “alma” (versos 46-49: “Sácame de aquesta muerte, / mi Dios, y dame la vida; / no me tengas impedida / en este lazo tan fuerte;”)].
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Francisco Crespo Blanco: “Teresa de Jesús y Juan de la Cruz: Vivo sin vivir en mí: Estudio contrastivo”.
https://opracerdaspalabras.files.wordpress.com/2015/12/vivo-sin-vivir-en-mc3ad1.pdf
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Versión cantada en directo (por Evoéh), con música de Jesús Olivares Heredia, y con una selección de versos de ambos poemas. La música está fuertemente inspirada en cadencias de la música del Renacimiento español, para crear una coherencia estética e histórica con el poema.
https://evoeh.es/vivo-sin-vivir-en-mi/
Partitura.
https://evoeh.es/wp-content/uploads/2018/10/EVOEH-Vivo-sin-vivir-en-mi-Jesus-Olivares.pdf