“Tenemos mucha suerte de haber publicado este libro ya que ha sido pura casualidad el encontrarlo. Entré en una librería de segunda mano buscando alguna lectura en inglés. Y este libro me atrajo la atención por su diseño”, cuenta el editor y traductor James Womack. El libro era de una autora desconocida para él, "no había muchas referencias es el libro más raro que he leído en mi vida hasta el momento".
Después de esta primera toma de contacto, quiso conocer a la autora del libro ya que, además del texto, le atrajo sobre manera las “raras fotografía victorianas de personas con cabeza de animal. Su impresión fue que no era una escritora de una única obra, ya que para el editor, “Los que no perdonan” es una de las mejores novelas de las últimas décadas escritas en inglés.
Estuvieron hablando un par de meses para ponerse de acuerdo para publicar una edición en castellano de la novela, una vez solucionados todos los temas se pusieron con la traducción. “Tuvimos que retrasar la edición de libro varios meses porque la traducción ha sido muy compleja. Está llena de imágenes, símbolos, frases repetidas, etc. El resultado ha merecido la pena y estoy muy orgullosa de la misma”, afirma la traductora Marian Womack en la presentación del libro a los medios de comunicación.
El resultado ha sido más que satisfactorio. Charlotte Cory, que muchas veces se la ha tachado de escritora surrealista y con razón, se mostró muy contenta con el resultado del libro. Además, ha realizado una pequeña exposición de sus grabados en la librería Cervantes y Compañía. “Un artista tiene que hacer lo que le parece adecuado en cada momento. Sobre todo, dos cosas, primero enfrentarse a críticos y la opinión pública y, segundo, el único crítico verdadero eres tú mismo”, puntualiza la escritor de Bristol.
Para Charlotte Cory es “muy complicado trabajar como artista cuando estás viajando sin una dirección clara, la que decides tú mismo”, dijo y añadió “fue al releer este libro cuando recordé que el tema más importante de la vida es el volver de la muerte. Es como si también yo haya vuelto de la muerte”.
La escritora británica, como hemos apuntado anteriormente, ha escrito tres novelas, la última a sus 39 años y el volver a editar “Los que no perdonan” es como si “hubiese muerto y estuviese ahora mirando la vida después de la muerte de mi trabajo”, apuntó en un tono un tanto escatológico. Si bien dijo que ha seguido haciendo textos para editoriales, dramas para radio, etc. Se mostró agradecida por haber encontrado una editorial que diese mucha importancia al diseño del libro para que animase a mostrar el interior del libro.
Respecto a los personajes de su libro señaló que “casi todos los personajes son unos indeseables, que no hacen el bien y resulta complicado empatizar con ellos” y agrega en un tono muy pesimista sobre las personas “supongo que la cara pública de la humanidad es muy simpática, pero cuando se les quitan las máscara son malas, y también que hay gente mala que sigue siendo mala cuando se quitan las máscaras”.
No comprende cómo hay personas que puedes empatizar con alguien que sea capaz de matar. “Si alguien es capaz de matar es que todos somos capaces de matar. En la novela se hace desde muchas perspectivas, personajes malos que muestran su cara más aceptable. Sientes empatía con todos aunque son unos bichos. Hay un paralelo con las imágenes, parecen graciosas y también parecen inquietantes perturbadoras o agresivas”, concluye la escritora victoriana.
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