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LITERATURA > FIRMA INVITADA

Dulcinea de El Toboso
Dulcinea de El Toboso
Como todo caballero andante, Don Quijote debe estar enamorado de una hermosa mujer, que tiene siempre en el pensamiento cuando inicia cualquiera de sus aventuras (y a ella alude, por ejemplo, en estos términos: “¡Oh Dulcinea del Toboso, día de mi noche, gloria de mi pena, norte de mis caminos, estrella de mi ventura” (primera parte, capítulo XXV). Pero en verdad, la dama de sus sueños -Dulcinea del Toboso- no pasa de ser una sencilla campesina -Aldonza Lorenzo-, de la que Sancho Panza, desde su visión rústica de la realidad, elogia sus virtudes como mujer que pertenece a su misma condición social; una mujer que contrasta con la visión idealizada de Don Quijote. Merece la pena recordar este fragmento (primera parte, capítulo XXV), en el que Cervantes, echando mano de fina ironía, descubre quién es Dulcinea del Toboso: la hija de Lorenzo Corchuelo y Aldonza Nogales:
Niños palestinos tratan de hacerse con una ración de comida en un reparto de alimentos en Jan Yunis este viernes
Niños palestinos tratan de hacerse con una ración de comida en un reparto de alimentos en Jan Yunis este viernes (Foto: Abdel Kareem Hana - AP)
Hay veces que me canso de ser hombre...
George Steiner
George Steiner

Uno de estos pasados días, mientras sus compañeros cardenales –no sé si con una pizca de mala idea- elevaban a Prevost al trono de Pedro, un amigo que trabaja en un conocido programa de Televisión Española, me reveló en un mensaje privado de X que en todos los años que viene desarrollando su carrera profesional en el ente público (palabra, por cierto, esta de “ente”, que ya por sí misma nos transporta a una atmósfera distópica y orwelliana) jamás había visto algo parecido a lo que sucede estos días. Se refiere, por supuesto, a las ideas -fruto de una doble inspiración, proveniente de los espíritus amalgamados de Nerón y Berlanga- del nuevo director de la pública, en términos de programación. Y sobre todo, habla del maltrato brutal a algunos programas culturales de gran solera. Como comprenderán, no puedo revelar la identidad de ese amigo para no comprometerlo, pero quienes me siguen en X y sufren mi terne y contumaz cinefilia, sacarán seguramente las conclusiones adecuadas.

Doctor José María Manuel García-Osuna y Rodríguez
Doctor José María Manuel García-Osuna y Rodríguez (Foto: Verónica Manjón Cid)

Libro publicado en la editorial "El Lobo Sapiens/El Forastero". León. 2024

I.- ANÁLISIS PREVIO SOBRE HERNÁN CORTÉS.

Este es mi octavo libro de Historia que he publicado. Realizado por un interés primigenio por tres cuestiones. La primera por un interés obvio por el personaje, del que solo se conocen, por la mayoría de los hispanos, pinceladas y en ocasiones dirigidas no hacia el mejor de los fines. Cuanto más me fui aproximando a su idiosincrasia, mejor llegué a tener la convicción de que era un personaje sobresaliente, reconociendo que, como todos los seres humanos habidos y por haber, que presentaba sombras, pero he llegado a la convicción de que nunca deseo ser una persona en la que predominase lo críptico.

Pepe Mujika
Pepe Mujika
Nada hace pesar tanto el corazón como la muerte de un hombre justo. Ahora, cuando se trata de un exgobernante, se le suma el dolor y el desconsuelo.
Benito Pérez Galdós
Benito Pérez Galdós (Foto: Cuadro de Joaquín Sorolla)
Es necesario llegar a Benito Pérez Galdós (1842-1920) para que se restaure nuestra tradición novelística. Cuando Pérez Galdós publica su primera novela, La fontana de oro [1] -que parece preludiar los Episodios Nacionales-, no se habían escrito aún ni Pepita Jiménez [Juan Valera, 1874], ni Las ilusiones del doctor Faustino [Juan Valera, 1875], ni El escándalo [Pedro Antonio de Alarcón, 1875], ni Sotileza [José María Pereda, 1885], ni Peñas arribas [José María Pereda, 1885]”. Porque, en efecto, Pérez Galdós es nuestro mayor novelista después de Cervantes, y puede emparejarse con cualquiera de su siglo (Dickens, Balzac, Zola, Flaubert, Doistoievski o Tolstoi); y pocos novelistas europeos -más bien ninguno- pueden competir con él en capacidad creadora: así lo atestiguan los cerca de ocho mil personajes producto de su rica inventiva; unos personajes que sorprenden por su variedad y por su caracterización psicológica, que permite comprobar el interés que el autor siente por su condición humana.
Flores para el día de las Madres
Flores para el día de las Madres (Foto: Maudy Ventosa)
Mientras que en Europa se celebra el día de la madre el primer fin de semana de mayo, en Estados Unidos se conmemora el segundo fin de semana del mes de las flores. Gustavo Gac-Artigas felicita a todas las madres en esta columna-poema.

PLAZA DE GUIPÚZCOA
Bombilla fundida
Bombilla fundida
Yolanda Díaz ha demostrado que, a pesar de las críticas a su fondo de armario, es una mujer versátil y adaptativa. Se ha presentado en el funeral de su buen amigo el Papa, con un vestido negro hasta la rodilla, sobrio y austero. Pues fíjate que también la han puesto a parir.
Cuatro novelas griegas
Cuatro novelas griegas (Foto: DALL·E ai art)

(El origen del género)

Disentir de don Marcelino Menéndez y Pelayo constituye mucho más que una temeridad, supone arroparse con el basto indumento de la jactancia, enlodarse en la indeseada hybris; con todo, permítasenos recaer en tamaño gesto de soberbia. En las páginas iniciales de su monumental (e ineludible, sin duda alguna) Orígenes de la novela (Emecé editores, Buenos Aires, cuatro tomos, 1945) afirma sin hesitar: "La novela, última degeneración de la epopeya, no existió, no podía existir en la edad clásica de las letras griegas.” Admite, a marcha forzada, algunos antecedentes de “la novela misma” en la brillante parodia que encierra Historia verdadera, de Luciano, de Samósata (siglo II d. C.) o en las alegorías que aquí y allá ilustran y matizan los diálogos platónicos (las cuales, a nuestro entender, operan como interpolaciones –memorables, en la mayoría de los casos- que difícilmente puedan calificarse como novelas, aun en agraz). Por cierto, el maestro santanderino no ignora la existencia de novelas griegas, pero las desestima en bloque: “novelas bizantinas que nadie lee y con cuyos títulos es inútil abrumar la memoria”, e incluso subraya que un libro como Dafnis y Cloe “puede salir mejorado en tercio y quinto de manos de sus traductores”. Pero, con ser una de las más relevantes, las reticencias de Menéndez y Pelayo respecto a la materia no son de él privativas.

Primero de mayo
Primero de mayo
Con el pasar de los años busqué aquellos primeros de mayo, día combativo, que marcaron mi existencia.
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