"Leer es un riesgo" recoge sus reflexiones más lúcidas y provocadoras sobre la lectura y los cánones literarios sin posicionamientos políticos, sin proclamas ni programas.
“Me limito a recordar una obviedad fundamental: los libros son contagiosos. Pero para sufrir el contagio hace falta leerlos con pasión y, digamóslo así con cierta pasión ingenua. Todo lector apasionado (no solo de novelas) hace que sus lecturas predilectas formen parte de la construcción de su identidad. La lectura permite establecer vías de comunicación entre el yo profundo –con su caos- y el yo social que debe enfrentarse a las normas del mundo.”
“Porque un riesgo de la lectura, en realidad el riesgo más frecuente, es leer ese tipo de libros que habría sido mejor no leer, o que habría sido mejor que no hubieran sido escritos y publicados. El libro per se no es un valor. Lo es únicamente si vale la pena. Y en el caso actual de sobreproducción de libros, los peores enemigos de los libros que merece la pena leer son los innumerables libros que los sepultan, y de los que tratamos de defendernos.”
Aborda también Berardinelli en Leer es un riesgo los riesgos de Internet y de la vaporosa tecnología digital, de dejar en manos de la maquina “nuestra memoria”, nuestras vidas. “Internet no proporciona libertad, no vuelve mejores nuestras vidas ni nuestras mentes. Los geniales y jovencísimos ingenierosempresarios de Sillicon Valley no son ni Leonardos da Vincis ni benefactores de la humanidad. Hoy estamos todos bajo su control, estamos todos manipulados hasta niveles que ninguna tecnologías de la comunicación había logrado jamás.”
“Por enésima vez, la apología de los medios esconde la imprecisión de los fines. Se obcecan en el gigantismo de la tecnología, como si fuese en sí misma cultura, o como si la cultura que crea no fuese la expresión de una sociedad de masas, que no es exactamente lo mismo que una sociedad liberal-democrática.
Se anuncia un nuevo Renacimiento, pero le atribuyen características muy diferentes a las del Renacimiento del pasado. Leon Battista Alberti y Giordano Bruno ¿estarían dispuesto a descargar su memoria en una memoria artificial?”
Berardinelli muestra su lado más apasionado y beligerante, sin miedo a tomar partido: a favor de Elsa Morante, Henry Miller, Pier Paolo Pasolini o Dante. Contra Umberto Eco, Bertolt Brecht, D. F. Wallace, el intelectualismo francés o los aduladores de la dolce vita y la belleza de Roma.
El autor reflexiona sobre el Fin de la poesía con un alegato contra el populismo poético que impulsa la idea de que todos somos poetas: basta solo con desearlo. El género más «noble» de la literatura, considerado durante siglos como algo arduo y minoritario, ha terminado por homologarse al resto de productos de la industria cultural, Berardinelli responsabiliza a los críticos por haber renunciado a la función de juzgar y discriminar entre la poesía y la palabrería.
Arriesgarse a la soledad y exponerse a no ser comprendido: en Leer es un riesgo Alfonso Berardinelli reivindica el valor intelectual de la independencia y la ineficacia, así como la importancia de los gestos minoritarios alejados del pensamiento dominante. Todo aquel que vaya en busca de programas literarios, teorías filosóficas, corrientes políticas y sindicatos del espíritu, no los encontrará aquí.
Alfonso Berardinelli [Roma 1943] creció en el popular barrio del Testaccio en el seno de una familia obrera. Estudió Letras Modernas, y en los años setenta iniciaría su andadura como profesor de literatura en la universidad, al tiempo que participaba en Quaderni Piacentini, la revista político-literaria más importante de la Nueva Izquierda italiana, y empezaba a publicar sus primeros libros como crítico literario y cultural.
En 1995, tras casi veinte años impartiendo clases, renunció a su cátedra en la universidad y abandonó la enseñanza. Lo inaudito del gesto desató en Italia una fuerte polémica en el establishment cultural y universitario que salpicó incluso a la prensa. Desde entonces ha ejercido de crítico literario y cultural en diferentes publicaciones, además de impartir conferencias y colaborar con alguna editorial.
Ha escrito numerosos libros, entre los que cabe destacar La poesía hacia la prosa. Controversias sobre la lírica moderna (1994); El héroe que piensa. Contratiempos del compromiso (1997); En el país de los juguetes. La política vista por quien no la practica (2001); Qué aburrimiento la poesía. Primeros auxilios para lectores estresados (2006); Casi críticos. De la posmodernidad a la mutación (2007); ¿Qué intelectual eres? (2011); Aforismos y anacronismos (2015); Reflexiones sobre la novela moderna. De Cervantes al siglo XX (2016).
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