Cuando un día que se prometía feliz, Norberto visita junto con su novia embarazada y su suegra la que va a ser su primera casa, situada en las afueras, ninguno sospecha que sus vidas cambiarán para siempre. En aquel lejano paraje los personajes de "Tendríamos que haber venido solos" se verán arrastrados por una espiral vertiginosa de acontecimientos, unas horas delirantes que pondrán de manifiesto sus más secretas pulsiones y sus más recónditos miedos.
Guillermo Roz nació en Buenos Aires en 1973. Se graduó en Letras en la Universidad Nacional de La Plata. Se dedica a la publicidad y al periodismo cultural. Ha publicado "Avestruces por la noche. Dos Nouvelles" (2009) y "La vida me engañó" (2007).
¿Es verdad que Tendríamos que haber venido solos surge de un hecho real?
Sí, surge de una anécdota familiar que, en mi entorno y con el tiempo, se convirtió casi en una leyenda. Sucedió que mis padres emprenden hace cuarenta años el viaje para visitar la construcción de su primera casa, y tienen la mala idea de llevar a la madre de mi madre a la excursión. Haciéndose largo el camino hasta el lugar, a mi abuela se le ocurre preguntar a su hija si está segura de querer vivir tan lejos, a sabiendas de la ilusión, sobre todo de mi padre. Antes de que conteste mi madre, él dice: “Tendríamos que haber venido solos”.
¿La novela se inspira entonces en esta historia familiar?
Esta anécdota es únicamente el disparador de la historia, totalmente inventada, aunque describo paisajes reales de mi infancia y hechos históricos que enmarcan y dan cierta verosimilitud a la lectura.
¿Podría contarnos brevemente el argumento?
Es la historia de un muchacho que en lo que parece va a ser el día más feliz de su vida (en ese viaje que ya mencioné a visitar su primera casa), el destino se le tuerce, lo vencen los nervios, lo traiciona la rabia contenida de su propia historia… y ahí empieza una velocidad enloquecida. Yo diría que a Norberto, el protagonista, lo tirotean todos los francotiradores íntimos y todo, en apenas un par de horas, empieza a sucederle a cámara rápida. Diría, si me pidieran otro título, que podría llamarse “A cual-quiera le puede pasar”, por ejemplo.
A cualquiera le puede pasar…
Sí, lo que quiero decir es que es una historia muy humana, una tragedia entre risas nerviosas, una sensación de ahogo por momentos y de gloria extraordinaria casi al mismo tiempo. Yo diría que a los protagonistas de esta historia les sucede algo extraordinario: un día, por un hecho fortuito, se empiezan a permitir ser ellos mismos, con los precios que esta decisión trae aparejados. Ser uno mismo, aceptarse y un día, en un momento dado, desnudarse ante una situación límite, te cambia la vida para siempre. A algunos les puede salir muy bien la jugada, a otros, los aniquila.
Es una novela psicológica entonces.
En algún sentido sí, aunque yo la considero un thriller triste, un thriller con algunas cuestiones morales que resol-ver en medio de la balacera y una música de tango de cortina, con el que no sabes si reír o llorar. Por momentos, la novela interroga al lector acerca de cómo debería posicionarse ante la complicadísima realidad de los personajes. Ellos son en realidad la novela, esos personajes de carne y hueso.
Hable de esos personajes por favor, cuéntenos de algunos y de dónde surgen.
Norberto, el protagonista, asediado por el problema de tener una familia que lo ha atormentado con un “quererlo mucho, muchísimo, demasiado”; Venturino, su contraparte, el Ingeniero que construye el barrio, hundido en su soledad; Mirna, la hija monja de Venturino, esconde un secreto escalofriante; Clay, la prostituta negra filósofa; y para muchos, la estrella de la novela, el perro Manteca, fiel escudero del Ingeniero Venturino. Muchos de los personajes surgen de gente que he conocido y he transformado a mi gusto.
Háblenos de ese escenario de su infancia al que viajamos con la novela.
Sucede entre los años 60 y 70 en el sur del Gran Buenos Aires, entre Avellane-da y La Plata, donde el Río de la Plata no es una salida más que para los que necesitan esconder algo, entre sus riberas barrosas y sus selvitas. Digamos que esa zona en esa época era lo más parecido a una mezcla del trópico y de la pampa abierta, apenas a una media hora de Buenos Aires. Una noche terriblemente tormentosa, en medio de ese páramo, me imaginé a Norberto, a su mujer embarazada y a su suegra, en medio de una instancia que mezcla lo trágico y lo grotesco. Es una historia claramente gráfica, llena de colores y sabores, en medio de un escenario cinematográfico.
Booktrailer del libro:
http://www.youtube.com/watch?v=muJ21gJcgIE
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