Giancarlo Pecchinenda, con la traducción de la obra del francés Emmanuel Bove al italiano, ha logrado llevar al lector de la lengua de Dante la literatura de un autor de culto cuya ficción crece con el tiempo. Pecchinenda y Bove, dos nombres que se integran en una entrevista que deja algunas pistas sobre una novela que dará tema literario: “Ser Ricardo Montero”.
¿Quién fue Emmanuel Bove?
Emmanuel Bove fue un escritor francés nacido en Paris en 1898. Su padre era típicamente un pobre emigrante ruso (judío). En efecto el verdadero nombre completo de Bove es Emmanuel Bobovnikoff (que es también el mismo nombre de su padre). Su madre – Henriette Michels era luxemburguesa. Yo considero Bove el verdadero padre fundador del existencialismo francés; uno de los mas importantes escritores desconocidos del siglo pasado.
¿Cómo llega usted a la obra de este autor?
Por pura casualidad. Un día, paseando por las calles de Paris, ciudad en la que vivo por algunos meses al año, me encontré con el anuncio de una película del cineasta francés Jean-Pierre Darrousin cuyo titulo e historia originales eran directamente provenientes de la novela de Emmanuel Bove, Le Pressentiment. Una gran novela, escrita en 1935, prácticamente desconocida en Europa y hasta en la misma Francia. Después de ver la película (muy buena, por cierto), me empezó a dar una gran curiosidad por Bove y de allí comenzó mi investigación que, poco a poco, ha llegado en algún tiempo a volverse en una verdadera obsesión intelectual.
Emmanuel Bove se ha convertido en un autor de culto para escritores como Enrique Vila-Matas y Peter Handke, ahora usted lo traduce al italiano y lo da a conocer a los lectores. ¿Qué tiene más de fascinante Bove, su literatura o su vida, para que tantos creadores lo asuman como un personaje de su juego literario?
En efecto, tengo que admitir que, antes de ese día del que hablaba, yo mismo había oído hablar de Bove solamente a través de algunos libros de Enrique Vila-Matas… Decidí traducirlo para tratar de dar a conocer su obra y engrosar en lo posible el numero de los que llamamos los boviens; o sea los lectores que, como yo, quedan como envueltos en la fascinante e inextricable red entre vida y literatura que ese gran escritor sabe tejer. Bove es uno de aquellos escritores que no quiere, no puede ni sabe distinguir entre vida “real” y ficción literaria. La vida es, en ese autor, la ficción primaria. Una de sus grandes capacidades es justamente la de describir su misma vida como una ficción. Si uno lee algunos de los elementos biograficos de su vida (por cierto sugiero la lectura de la extraordinaria investigación de mi amigo Jean-Luc Bitton (escrita con Raymond Cousse), Emmanuel Bove. La vie comme une ombre, Castor Astral, Paris 1994) se enfrentará con un escritor que trata de utilizar la literatura como una forma de compensación, de desagravio respecto a una vida trazada por un destino hostil que siempre se contrapone a sus sueños y proyectos.
¿Qué efecto ha tenido el trabajo que usted ha hecho para llevarle esta obra al lector italiano?
Bove no es un escritor muy fácil. O sea, su manera de escribir es muy sencilla, y las historias que cuenta no tienen tramas muy complicadas de entender. El hecho es que para quererlo, para identificarse con sus personajes, hay que tener una disponibilidad a compartir aquel sentido de insatisfacción hacia la realidad, hacia la inconsistencia de la cotidianidad, hacia la racionalidad de nuestros destinos “ya escritos”, que no todos están dispuestos a reconocer; es muy difícil, tal vez, reconocer el vacío y la insensatez que a menudo se esconde detrás de nuestras rutinas; toda la banalidad de lo que hacemos en nuestra cotidianidad.
Robert Walser, Georges Perec, Emmanuel Bove, ¿se extraña a la Europa de las ideas, de la gran literatura?
Como decía antes a propósito de la relación muy profunda que hay entre biografía y ficción en Bove, también puede verse en él como en otros grandes autores el intento continuo de enfrentar, a través de la literatura y de la ficción, las frustraciones no solamente individuales sino también una manera de contraponerse a las imperfecciones de la vida real, del mundo, de la política, de la economía y de la que aparece siempre mas como una prepotencia (pseudo-racional o pseudo-positivista) destructora de la humanidad.
Usted también es escritor de novelas que plantean el juego entre realidad y ficción, además de estudiarlo, ¿Emmanuel Bove también ha influido en sus creaciones?
Emmanuel Bove ha sido y sigue siendo para mi un maestro en su capacidad de hacer entender que el arte, y sobretodo la literatura, no solamente está mezclada a la vida, sino que es la mejor manera que los seres humanos tenemos para amplificar nuestra experiencia. Es un artista, en otras palabras, que en su arte muestra a través de la ficción lo que yo he podido aprender también por otras vías intelectuales, gracias por ejemplo a los ensayos de autores como George Steiner, Harold Bloom o Thomas Pavel.
¿Qué autores del presente lee?
Emmanuel Carrère, Ian McEwan, Enrique Vila-Matas … no sé si podemos considerar “presentes” algunos inmortales contemporáneos que, lamentablemente, ya no viven en carne y hueso como el inmenso Bolaño o John Williams. Pero tengo que confesar que siempre me encanta volver a los grandes clásicos como Kafka, Dostoevskij, Pirandello, Onetti, Camus, Roberto Arlt, Mario Benedetti, Julio Ramón Ribeyro etc. (mejor no sigo… nos faltaría espacio…).
Siempre se discute mucho sobre la energía de la novela, ¿cómo la ve usted en el siglo XXI?
Mi opinión es que el arte de la novela es una característica que nos define como humanos; mejor dicho, como una forma particular de humanidad, que es la que yo admiro y con la que me identifico plenamente (no obstante sus tantas imperfecciones); la humanidad del humanismo; la que hemos heredado de una gran tradición artística occidental. Somos humanos, en este sentido, gracias a nuestra gran capacidad de haber inventado ciertas formas de expresión artística. Cuando esa “energía” (como usted la define) desaparezca (si así será no se decirlo, ni sabría como predecirlo…), simplemente no seremos mas humanos; por lo menos no lo seremos en el sentido que para mi tiene esa palabra. Ni me atrevo a imaginar que podamos ser mejores o peores, no creo sea ese el problema. Mi posición es que, hasta ahora, la literatura, la novela como forma particular de narración, es lo mejor que el Ser Humano ha sabido producir a lo largo de su complejo proceso evolutivo.
Usted es autor de una importante obra de ficción seguida por los lectores italianos, ¿cuándo los lectores españoles podremos descubrir sus novelas?
En noviembre 2014 está programada la presentación en España de mi primera novela en castellano, Ser Ricardo Montero, con las Ediciones Carena de Barcelona, a quien estoy muy agradecido mucho por la confianza en mi literatura. Es una novela que se coloca dentro de una tradición en la cual el clásico tema del doble es declinado en algunas de sus múltiples facetas, como, por ejemplo, la de la interacción del escritor con sus personajes o bien la confusión sugerida por las coincidencias entre la vida real y la ficción. La novedad, si queremos, es la de un “doble” en cierto sentido postmoderno, ya que la identidad del personaje principal –Ricardo Montero– es una identidad digital, proyectada en uno de los actuales y mas difundidos Social Network (Facebook), que se enfrentará, a la manera de Pirandello o del mismo Miguel de Unamuno, al Yo del escritor, naufragando a lo largo de la narración en aquél espacio imaginario que separa el autor de su personaje digital, el creador de su criatura virtual.
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