Los autores del libro fueron miembros del Departamento de Análisis y Estudios del Gabinete de la Presidencia del Gobierno entre los años 2008 y 2011, luego tuvieron una información de primera mano que muy pocas personas pudieron obtener. Teniendo toda esa información y viendo los análisis que hacen en la presente obra, ¿por qué el anterior presidente del Gobierno español no les hizo caso? ¿Por qué tienen los políticos tantos asesores? Está claro que, o sobran los asesores o sobra una clase política que nos ha conducido a la peor crisis que recuerda nuestra democracia.
En menos de cuatro años España ha pasado de ser uno de los países con mayor crecimiento económico de la Unión Europea (UE) a sufrir una profunda depresión nacional, con unos cinco millones y medio de parados y unas perspectivas de llegar hasta los seis millones y una reducción de la riqueza que amenaza con llevar a una década perdida. Durante la última legislatura el país ha transitado de la euforia a una intensa crisis económica, social y geopolítica. Y el PSOE ha pasado, de revalidar su victoria en marzo de 2008, a cosechar en noviembre de 2011 el peor resultado de su historia, permitiendo al PP acumular más poder, central y territorial, que ninguna otra formación en la democracia y eso que las previsiones en Andalucía no se han cumplido.
El mundo también ha cambiado, acelerándose el desprestigio de la globalización y del modelo económico imperante, el desplazamiento del poder y riqueza de Occidente a Oriente, del norte al sur, el declive relativo de Estados Unidos y una crisis del euro y de la UE sin precedentes. Con el riesgo de que ese poder económico quede en manos de países o bien contrarios a la democracia o bien con un marcado sesgo populista, como en Argentina o Bolivia donde se saltan las leyes internacionales a su conveniencia.
¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Las explicaciones han oscilado entre la personalización en Rodríguez Zapatero de todos los males y una visión crítica que se excusaba en el origen internacional de la crisis, cuando lo que ha habido es un fallo de país en plena transformación europea y global. Echar sólo la culpa al gobierno puede ser pueril, pues los autores también echan la culpa a las empresas, a la banca y a la sociedad, que no han sabido ni estar a la altura de las circunstancias ni han sabido adaptarse con rapidez a las nuevas demandas de un mundo en continua transformación.
Su diagnóstico es que el modelo económico ha fracasado. Vivimos en España en un mercantilismo plutocrático, con poca competencia y con una clase empresarial elitista y poco dinámica, explican en el libro. Por ello creen que se necesita una transformación en la estructura económica que liberalice todos los sectores de nuestra economía. Pero no sólo de la economía: se deben iniciar, a su parecer, unas reformas en serie que democraticen el acceso de los jóvenes a la innovación. Se deberán reformar "el funcionariado y la judicatura, que parecen perviven en el siglo XIX, además de los sindicatos y toda estructura corporativista que en España permanece inalterable de forma muy conservadora y, por supuesto, plantear un gran acuerdo con Europa, huyendo de las soluciones extremistas y populistas.
Buena parte de lo que ha pasado en nuestro país se debe a que se impulsó la burbuja inmobiliaria sin límites y no se hicieron, durante las legislaturas del PP y la primera de Zapatero, las reformas que requería la economía española, y que hubieran resultado más aceptables en una coyuntura favorable. Además, la crisis económica afectó a España donde más vulnerable era: en su alta dependencia de la financiación internacional como consecuencia del alto endeudamiento estatal y privado.
Para los autores, Zapatero cometió tres errores garrafales, según admitió él mismo a regañadientes: No haber reconocido la crisis a tiempo, haber pensado que ésta iba a ser más corta y no explicar suficientemente los recortes y las reformas. Este último punto es el que también está cometiendo el presidente del Gobierno Mariano Rajoy. Está claro que no aprender ni en cabeza ajena.
Si el principal objetivo de Zapatero durante la última parte de la crisis fue que España no fuera intervenida, cosa que nunca reconoció, por los enormes costes sociales que hubiera conllevado, el principal objetivo de Rajoy es el pago de la deuda. El endeudamiento que soporta el país es el más alto que hemos sufrido desde el comienzo de la democracia y la solución que plantea es que la paguen los contribuyentes, los únicos que no son culpables de la situación en la que nos encontramos.
España tiene una economía poco competitiva, un modelo económico poco dinámico, caracterizado por una gran concentración sectorial, baja productividad, escasa cultura de la competencia y una excesiva connivencia entre lo público y lo privado. Se debería llegar a unos acuerdos en los que deberán participar todos los grandes partidos del espectro político nacional, PP, PSOE, CiU, PNV e IU; además se tendrán que sumar los sindicatos, las organizaciones empresariales y, desde luego, las comunidades autónomas. Un frente común de unidad presupuestaria pero con la flexibilidad suficiente para no ahogar la economía, que es lo que de momento parece que está haciendo el Partido Popular.
Andrés Ortega y Ángel Pascual-Ramsay han escrito un libro valiente y claro, pero a la vez rudo y desazonador. Salir de la crisis no va a ser nada fácil y las medidas que se están acometiendo pueden desmoralizar a una ciudadanía harta de sufrir una crisis que no ha generado. Pero lo realmente desalentador es saber que estas dos personas que han estado cerca de Zapatero no han podido poner su cordura al servicio de nuestro país. Realmente es una pena.
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