La novela trata sobre la belleza de las ensoñaciones humanas
El sueño de Arzee el enano se ha hecho realidad. Ha sido coronado como proyeccionista jefe del decrépito cine de Bombay en el que ha estado trabajando desde su adolescencia. Arzee cree que sus peores problemas ya han quedado atrás (su doble marginalidad como enano y como medio hindú y medio musulmán, sus deudas con el gánster Deepak, la novia que lo abandonó) y que por fin podrá casarse y establecerse. Pero, como le sucede habitualmente, se equivoca de medio a medio.
La idea para escribir este libro le llegó al escritor hace unos años, cuando vio por la calle a un hombre muy bajito pero muy atractivo. Inmediatamente comenzó a imaginarse su historia. En opinión del joven autor, este breve momento de inspiración ha sido relevante para la novela, pero no ha llegado a ser algo de tanta importancia para él como la habilidad para mantener una historia y unos personajes durante meses y años sin perder la pasión ni el interés por ellos. Él no lo hizo y, tras cuatro años de planificación y tres de escritura, ha terminado culminando en una gran novela.
A su vez, El pequeño rey de Bombay refleja una dicotomía entre el drama personal del enano Arzee por vivir y por crecer y los sueños e ilusiones de un hombre que vive convencido que el mundo es el culpable de todos sus problemas (ya que ahora vivimos en la era de la imagen y ésta lo condiciona todo).
En definitiva, estamos ante una novela sobre la extraña belleza de las ensoñaciones humanas protagonizada por un pícaro entrañable que hará las delicias del lector.
Críticas literarias
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