El cronicón inverosímil es una novela que retrata los últimos años del franquismo y la gran mayoría de la Transición democrática mediante un estilo un poco particular. El autor se ha abstraído totalmente de la realidad y ha situado ésta en un ficticio país, que no es otra cosa que un álter ego de España.
En primer lugar, hay un capítulo dedicado enteramente al régimen de Franco, en el que se centra fundamentalmente en la gran influencia de la política dictatorial sobre la educación, centrándola sobre la historia de la infancia de Inocencio (Ciuco para los amigos), y sobre la inquietud en lo que al futuro se refiere, ya que nos encontramos en una época en la que todo el mundo se preguntaba qué ocurriría tras la muerte del caudillo.
Tras este primer aperitivo, pasamos a sumergirnos completamente en la historia de la transición, el principal componente de la novela. Así, vemos cómo poco a poco va evolucionando nuestro país en un proceso que se ha granjeado la admiración de medio mundo, pero que según nos cuenta el autor (y lo que nosotros sabemos de nuestros políticos), este proceso tuvo multitud de brechas y de puntos oscuros como el auge del terrorismo tanto de extrema derecha como de extrema izquierda, el enchufismo indiscriminado, las elevadas tasas de desempleo, cómo chupaba del bote del Estado todo el que podía o tenía ocasión, el auge del tráfico de drogas...
Todo lo que el autor ha creado en esta novela está estrictamente basado en la realidad. Así, en El cronicón inverosímil intervienen partidos políticos como el PSOE (Partido de Soplagaitas y Obreros Engatusados), la UCD (Unión de Caras Duras) y AP (Amigos del Progreso) y sindicatos como la CNT (Casi Nunca Trabajamos). De este modo, podemos ver cómo el autor reduce toda la transición a lo más esencial, fundamentalmente alguna de las razones que explican por qué ahora estamos como estamos.
Podríamos definir el estilo de Villarías en esta novela como un inmenso "me río por no llorar" completamente justificado mediante argumentos históricos veraces que se exponen mediante un tono que, pese a estar repleto de humor, es muy profundo y va totalmente en serio.
Además, alejándose un poco de las líneas de la alta política española del último tercio del siglo XX, el autor también expone ciertas peculiaridades de la cultura y la tradición española, como el hecho de que somos prácticamente el único país en el que los nombres de los habitantes pueden ocupar varias líneas en un formulario o en un documento oficial (algo que tiene guasa, ya que quien ha escrito esta novela se llama Juan Ignacio Villarías y Gómez-Acebo, nombre corto donde los haya, ¿no?).
En definitiva, El cronicón inverosímil es una novela al mismo tiempo jocosa y seria que incita a la reflexión sobre las actitudes de un pueblo como el nuestro ante los cambios tan profundos que ha tenido que vivir (y tiene) y su asimilación, no siempre homogénea.
Críticas literarias
Puede comprar el libro en: