La reina paria o Un burdel al lado del cementerio es un libro formado por múltiples relatos, cada uno de los cuales crea una historia de gran solidez pese a su gran brevedad. Los relatos son, en principio, independientes los unos de los otros; pero sí que se da algún caso en el que haya dos o tres historias relacionadas por un mismo trasfondo. También podrían relacionarse por el tema que tratan, pero sus tramas no tienen nada que ver.
En cuanto a las principales temáticas que se tratan en la novela, lo primero que hay que decir y que no puede faltar es que todas ellas están relacionadas con los aspectos más sórdidos de la sociedad, como si nos encontráramos en una novela del feísmo barroco que relata de forma pormenorizada y con todo lujo de detalles la mierda que nos rodea en nuestro día a día.
De este modo, algunos de los temas principales y recurrentes de los diversos relatos son las dificultades por las que atraviesan (y más en época de crisis como la que vivimos ahora) las familias que tienen algún hijo con alguna enfermedad mental o cualquier otra enfermedad grave que requiere de constantes atenciones, esos programas de la tele que dan a las tantas de la madrugada de tarot en los que no dan ni una como Sandro Rey, la infelicidad y el desamor o los diversos vicios inconfesables que se guardan lo más al fondo posible para que nadie los conozca pero que, en el fondo, ejercen una gran fuerza.
A su vez, en este libro hay que destacar dos historias más extensas. La primera de ellas es La concubina del demonio, que trata acerca de las aventuras sexuales de una novicia (bueno, y también de toda su congregación desde la madre superiora hasta el confesor y pasando por los obispos y sacerdotes que visitan el convento) relatadas en forma de doce cartas, en las que explica desde su primera caída en la tentación hasta las orgías multitudinarias que tenían lugar en la iglesia del convento y la lucha interna entre la oposición al pecado y la caída en el vicio (y cómo este último solía ganar).
La segunda lleva el título de El desenterrador, una historia tan larga que podría haber dado para una novela completamente independiente. Está basada en la historia del doctor Velasco (nada que ver conmigo, espero), un célebre necrófilo del Romanticismo. En ella nos narra su gran relación con la muerte y la disección de cadáveres, además de los avances científicos que sus estudios supusieron, todo ello narrado en un tono lo más negro y oscuro posible.
Finalmente, no podemos dejar de mencionar los numerosos versos que, entre relato y relato, introduce Eugenio López García. Sobre todo se centran en el amor, la filosofía, la decadencia o en la mitología y que son de una gran calidad y que contribuyen a hacer más grande (y no sólo en número de páginas) esta obra.
En definitiva, es un libro compuesto por múltiples relatos de gran calidad que retratan lo más negro de nuestra sociedad y en los que Eugenio se ríe de todo lo que pilla por banda, incluso de sí mismo.
Críticas literarias
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