Tras ser derribado con su avión de combate, Jack entra en contacto con Kiti, un pequeño numi con quien realizará un viaje interior al planeta Num. Allí encontrará las respuestas a las preguntas que han inquietado a la humanidad desde la noche de los tiempos. No pretende el escritor cuestionar el mal funcionamiento de ninguna institución o sistema social y hace mal porque ha llegado la hora de cuestionarlo. Nuestras instituciones no funcionan, hacen aguas por todos los lados y hay que denunciarlo.
El libro explica, de manera alegórica, cómo se ha organizado nuestro sistema social y cómo se crean las necesidades para el enriquecimiento de unos pocos. El microcosmos de Num nos sirve para entender cómo organiza nuestro sistema político y social y cuáles son los resortes que se utilizan para tenernos controlados. El miedo y la vanidad son dos pilares fundamentales de un mundo caduco y retrógrado. El poder, lo estamos viendo todos los días, nos controla más de lo que somos capaces de percibir y la envidia es el resorte por el que parece que muchos se mueven.
Todos estos resortes nos dominan, nos es más fácil resaltar los defectos ajenos que sus virtudes y, por el contrario, nos es más fácil resaltar nuestras virtudes que nuestros defectos. Parece que vivimos ajenos a la autocrítica y no sabemos discernir ni siquiera nuestros verdaderos sentimientos. Los ocultamos tras una niebla roja que entorpece nuestra visión y nuestro mundo interior. Kiti, el numita, intenta que Jack aparque esa niebla roja y empiece a ver el mundo tal y como es, o mejor dicho, como debería ser.
Armando Molina utiliza tres niveles para narrar esta novela de crecimiento. El primero es el mundo físico, es el segundo es el mundo interior, un mundo onírico de unos pequeños seres que están en el mundo físico pero que ni vemos ni percibimos y el tercer nivel lo protagonizan los pensamientos y comentarios de Kiti en el mundo interior. El autor se vale de este juego para enseñar al lector los mundos distintos en los que vivimos. Por un lado, está el mundo real que percibimos con nuestros sentidos y por el otro está el mundo interior, el mundo de los sentimientos de las percepciones.
En la vida normal se produce una lucha entre esos dos mundos, a los que no queda más remedio que entenderse. La tesis del autor es que las personas tienen escasa libertad interior. Cuando escribió el libro, hace ya siete años, no sabía realmente hasta qué punto tenía razón. El tiempo le ha ido dando la razón y en nuestra mano queda disolver esa niebla roja.
La novela es un pequeño cuento, de lectura sencilla, amena y esclarecedora. El autor ha incluido diversos dibujos, salidos también de su pluma, sobre ese mundo imperceptible a nuestros sentidos. En la mano de cada lector queda el poder verlo o seguir manteniendo esa niebla roja para seguir sin ver lo que es realmente importante.
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