Son las cuatro de la mañana en Longbourn, la casa de los Bennett en Herdfordshire. Mientras las cinco hermanas y sus padres, los famosos protagonistas de Orgullo y prejuicio, duermen plácidamente, Sarah y Polly, las dos jóvenes doncellas, empiezan a trabajar a las órdenes de la anciana señora Hill, la cocinera. Todos llevan años repitiendo la misma rutina, pero saben que la vida es algo más que un simple ir y venir de trapos, cacerolas y escobas.
Sarah es quien más desea arriesgar, y su pequeño y rutinario mundo finalmente cambia el día en que James Smith, un nuevo sirviente, llega a Longbourn arrastrando con él un pasado lleno de secretos y un futuro donde cabe la libertad. De repente, los sótanos y los áticos de la mansión cobran vida, y detrás de los delantales y los uniformes descubrimos criaturas que tienen mucho que contar.
Lo primero que hay que destacar de esta novela es que, aunque esté basada en una obra literaria preexistente, tiene su estilo propio, es decir, Jo Baker no deja de ser fiel a su estilo literario, por lo que no tienen que preocuparse porque la novela vaya a ser una mera imitación de la literatura de Jane Austen. Así, lo que vemos es un universo completamente diferente al mundo refinado y de clase alta que nos presentó Orgullo y prejuicio, pero sin el cual este último no podría sobrevivir.
De este modo, Las sombras de Longbourn da voz a los personajes de las novelas de Austen que no tenían presencia en ellas. Los personajes periféricos de Austen son aquí los principales y cada uno de ellos tiene su propia historia, con sus obstáculos y dificultades, éxitos y desgracias... de modo que todos ellos pueden presentarse ante nosotros con una perspectiva mucho más humana.
Así, Jo Baker nos muestra cómo, al igual que los personajes creados por Austen, los sirvientes pueden vivir sus propias historias de amor y desamor, de pasión y de desesperanza. Pero no se queda sólo aquí, sino que también nos habla de las relaciones entre señores y criados y de la proximidad entre ambos mundos, pero siempre teniendo en cuenta la distancia insalvable de la clase social. Como pueden ver, hay que destacar que Austen sólo mencionó en toda la novela de Orgullo y prejuicio la labor de un criado de forma directa al decir que abría una puerta, pero Jo Baker, pese a centrarlo en la perspectiva de los criados, no trata a los señores como comparsas.
En definitiva, en Las sombras de Longbourn, mientras los Bennett duermen... sus criados por fin hablan, y vale la pena escuchar. El estilo de Jo Baker, que respeta la escritura de Jane Austen pero tiene un carácter propio, aporta nueva luz a un clásico y lo hace con gran talento e imaginación.
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