En mi marcha al Congreso, al cruzar por la puerta del Sol, donde en 1912 fue asesinado José Canalejas por el anarquista Manuel Pardiñas, había que encomendarse a san Isidro – o al madridista Cristiano Ronaldo que ya estaba a punto de calzarse las botas para el partido – para no ser arrastrado por las corrientes aguas, puras, cristalinas de la célebre égloga de Garcilaso. Estas aguas de este poeta y soldado toledano inundaban la puerta del Sol porque el drenaje de las alcantarillas hoy ya no es lo que era en tiempos de Carlos V ni de su hijo Felipe II, en cuyo imperio ni se ponía el sol ni las aguas, mantenidas a raya por el Tribunal de la Inquisición, se atrevían a salpicar el atuendo de los ciudadanos.
Gabriel Elorriaga nació en Ferrol. Comparte, pues, patria chica con Pablo Iglesias, el general Franco – de tan feliz memoria para los húngaros – , Torrente Ballester, Raúl Morodo, el sindicalista Fernández Toxo y uno de los personajes más insignes de nuestra historia, Concepción Arenal. Esta mujer genial, en el siglo XIX, prácticamente inventó el feminismo en España donde, por aquellas fechas, la igualdad de derechos y de deberes para hombres y mujeres casi no se conocía ni de nombre. Elorriaga, abogado, político y periodista, es académico de la Real Academia de la Historia. Ha sido parlamentario, durante cuatro legislaturas, en el Congreso de los Diputados y, durante tres, en el Senado.
En la edición de Canalejas o el liberalismo social Elorriaga ha contado con la colaboración de las archiveras del Congreso de los Diputados Sofía Gandarias Alonso de Celis y Sandra Rodríguez Bermejo. El libro cuenta también con la aportación gráfica de Carmen Huertas, duquesa viuda de Canalejas. José María Canalejas, duque de Canalejas, firma el texto “Reflexiones sobre la vida de mi padre”. En un prólogo de tres páginas magníficas, Jesús Posada Moreno, presidente del Congreso de los Diputados, sintetiza la fulgurante trayectoria política de José Canalejas, que fue asesinado cuando iba a ver las novedades de la librería San Martín, ya desaparecida, mientras su nutrida escolta, para evitar herniarse, se limitaba a soñar con el zureo de las palomas, que, en la puerta del Sol, se paseaban a saltitos a ras del suelo. Es de suponer que a esta escolta la habrían condecorado con el Toisón de los Huevos de Oro. Tras los magnicidios de Prim y Cánovas, el asesinato de Canalejas era el tercer magnicidio de nuestra historia. Destaca Jesús Posada que el verdadero énfasis de esta biografía, de prosa tan documentada como agilísima, de Gabriel Elorriaga, hay que ponerlo en el carácter social del liberalismo de Canalejas que ha sido el germen de una política que ha llegado hasta nuestros días.
Estas palabras de Posada – ‘hasta nuestros días’ – tienen el mayor interés. Precisamente, el periodista José Luis Gómez, en su artículo Desdemocratización, publicado en www.diariocritico.com. - diario del que es también brillante colaborador Gabriel Elorriaga -, ha puesto de relieve la involución jurídica que nos traen las reformas legislativas del ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón. El ministro no solo se plantea, como escribe Gómez, acabar con el derecho de las mujeres al aborto, sino que ahora pone rumbo a la censura de los días de la dictadura y trata de silenciar a los jueces y a los medios de comunicación. El Consejo General del Poder Judicial podrá ordenar – sí, es literal, ordenar – “a un medio de comunicación, un político u otro juez que deje de informar, escribir o hablar sobre el trabajo de otro magistrado o tribunal”. He aquí un buen ejemplo de ministro de Justicia neoliberal, a quien sus bochornosos anteproyectos de ley, en los antípodas del liberalismo social de Canalejas, convierten en un sujeto antisocial.
La presentación de Canalejas o el liberalismo social se celebró en el Salón de los Pasos Perdidos, donde, recientemente, se expuso al público el féretro del expresidente Adolfo Suárez. En este mismo Salón fue velado, en 1902, tras su asesinato, José Canalejas. Intervinieron brillantemente en el acto el presidente del Congreso, Jesús Posada; José Ramón Ónega, delegado de la Xunta en Madrid; José Manuel Rey Varela, alcalde de Ferrol ; y José Manuel Canalejas Huertas, duque de Canalejas y bisnieto de José Canalejas.
Al acabar el acto, salí casi huyendo para ver el triunfo del Madrid ante el Borusia por 3-0, sin casi despedirme de Javier Velasco, director de la fantástica web www.todoliteratura.es, y literalmente sin despedirme de Rita Félix de Orbaneja, la mejor amiga de sus amigos y me imagino que, como Aquiles en la Ilíada, la mejor enemiga de sus enemigos. Pero la adicción al fútbol es como la adicción a la heroína, a los libros, a las mujeres, a los hombres o como la adicción de Rajoy al PSOE o la adicción de Rubalcaba al PP. ¿O Rubalcaba es del PSOE y Rajoy del PP?
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Pensamiento
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