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Pensamiento: Se presenta el libro “Ganarse la vida en el arte, la literatura y la música”

jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h

Por Javier Velasco Oliaga

Ganarse la vida en el arte, la literatura y la música
es un libro que surgió de unas conferencias que la Fundación Juan March realizó hace exactamente un año. Todo partió de un artículo publicado por Javier Gomá Lanzón, director de la Fundación, en el suplemento literario de El País. Allí no solo había un ciclo de conferencias, sino un libro que gracias a la colaboración de la fundación y de la editorial Galaxia Gutenberg ve ahora la luz.


¿Cómo se ganan la vida los artistas? Probablemente cada vez peor y más si vemos que el término arte se lo apropian en exclusividad los pintores, aunque ellos no tenga la culpa, dando de lado a los escultores, músicos, literatos y otos tipos de artistas conceptuales. Estamos, según Gomá, ante un problema filosófico y antropológico del ser humano, pero civilizado, ¿por qué quiere el ser humano ser civilizado con lo bien que podía estar siendo un bárbaro? Esa es la cuestión.

El ser humano tiene fundamentalmente dos especializaciones, la que surge del corazón y la que surge del oficio. El modo en que se socializa determina la identidad del individuo y ahí entra lo que podemos denominar como la concepción romántica de la vida, de la que somos plenamente herederos, lo que nos hace ser diferentes a cualquier otro mamíferos que habita en el planeta.

Es en la socialización en la que el ser humano se concibe como persona, pero, también como artista, determinando nuestro mundo interior. Es en el modo en que se gana la vida el artista lo que va a determinar su producción y el libro va precisamente de eso, yendo de lo general a lo particular. De ahí cómo está concebido el libro. Primero una aproximación a una de las artes determinadas y después el caso particular de un artista de cada arte.

En pintura o artes visuales el caso no puede ser otro que el de Rubens, en música Beethoven y en literatura, Vicente Blasco Ibáñez que conjuga el ser español y uno de los primeros casos de best seller de la historia con sus ramificaciones a séptimo arte, el cinematógrafo, por cierto, no tratado en el libro ante el desconcierto de los críticos de cine asistentes en la presentación.

Los autores del libro han sido, en su mayoría críticos consagrados en sus disciplinas, y han mantenido una visión holística del arte, lo que les ha hecho ser reconocidos. “Un buen crítico puede responder a muchas cuestiones y se da cuenta, globalmente, de todo, un mal crítico sólo se da cuenta de una”, señalo Francisco Calvo Serraller en la presentación. ¿Quién tiene la culpa de esto? Evidentemente los planes de enseñanza. Para el crítico artístico, “el bachillerato ha sido destruido por los continuos cambios de los planes de educación”.

La concepción romántica del arte condiciona su modus vivendi y condiciona el modo de sentir la vida, su mundo interior condicionará su obra. El artista puede vivir enfrentado o no a su modo de ganarse la vida. En eso hay tres grandes etapas. La primera sería el encargo de la obra que se da hasta el siglo XVIII. Rubens sería un buen ejemplo, pero también habría otros como los músicos de cámara que componían para la Iglesia o las distintas monarquías, incluso Cervantes se podrían encuadrar en este tipo si atendemos al mecenazgo del que vivió.



La segunda etapa sería el siglo siguiente y Beethoven sería un buen ejemplo donde se conjugarían los encargos con las ventas de partituras. En el siglo pasado y el actual prevalecieron las ventas, pero sin olvidar los encargos y los mecenazgo, o mejor aún, sin olvidar las subvenciones que los estados dan a determinados artistas para la realización de su obra. Subvenciones que se hacen necesarias porque, como señala Antonio Gallego, “hay muchos pintores de fama que por la crisis llevan sin vender un cuadro más de tres años”, la única solución para sobrevivir es la enseñanza.

En la música, la enseñanza, pese a las quejas, sí ha mejorado. Hasta hace pocos años no se enseñaba música en la Universidad ni en los institutos. La música ha tenido una época de bonanza con la creación de múltiples orquestas. Ahora, “el problema es cuántas sobrevivirán a la crisis, en Alemania el 10% de las orquestas han cerrado”, dice Gallego en su exposición. Cree el experto en música que el abordar cómo se ganan la vida los artistas es fundamental, ya que se ha tratado muy pocas veces y de manera superficial, a su parecer. Él siempre ha creído que hablar de cuestiones crematísticas es necesario. Saber a dónde van los dineros de las corporaciones y cómo se gastan. No es lo mismo pagar a una diva que utilizar el dinero en conservatorios.

Juan José Carreras habló sobre el papel de Beethoven y su relación con el dinero, la importancia que tiene la subvención para el arte más inmaterial de todos que es la música. El problema se traspasaría al gestor que decide qué y quién es lo importante, dónde invertir ese dinero público. Personas que tendrán que conocer perfectamente la música y que tengan criterio. Todos conocemos casos de subvenciones a compositores que no están adecuadamente preparados y nos viene a la cabeza el recuerdo de aquella ópera fallida de uno de los ex componentes del grupo Mecano.

Para Francisco Calvo Serraller el libro es un desafío que se lanzó a una serie de especialistas y para los artistas hablar de dinero parece ser un problema y habría que incorporarlo, puesto que su ausencia es la eliminación del arte, aunque ha habido algunos pensadores que han creído que “el arte se ha resistido a una cierta domesticación”, explicó. Ya lo dijo Platón en La República, los artistas no tienen que vivir en la ciudad sino en sus arrabales.

Alejandro Vergara trata en el libro el caso particular de Rubens, el pintor que paladeó las mieles del éxito y de la riqueza. “Hubiese sido el pintor más millonario de todos”, dijo. Buscó reconocimiento y lo consiguió. Como Velázquez lo buscó y no lo consiguiera, la pintura estuvo mal vista durante mucho tiempo y en Las Meninas se llegó a retratar para conseguir ese reconocimiento.

Si lo bello es incompatible con lo útil, si la forma de ganarse la vida de los artistas influye en su arte, la idea del romanticismo estaría plenamente vigente. Sin embargo, hay artistas que disfrutan con sus trabajos y emplean su tiempo de ocio para el arte. Sófocles sería el paradigma, militar durante el día, por la noche escribía dramas o componía poemas memorables. Ganarse la vida con el arte es en sí un arte.





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