Pedro Ruiz es un personaje iconoclasta, un verdadero hombre del Renacimiento que ha tocado diversos géneros en su vida y en todos ellos ha mostrado su personalidad inconformista e independiente. Si la televisión es así, como la vemos hoy en día, no es por su culpa, sino porque no se han seguido sus cánones televisivos y se han sumergido en la bazofia y la vulgaridad más sumisa. Programas como Estudio Estadio, Como Pedro por su casa o La noche abierta han salido de su magín y todavía están en antena como el primero.
A Pedro Ruiz le ha salido un libro filosófico, quizá de andar por casa, pero eso es porque trata temas cercanos; canta, además de sus canciones, las verdades del barquero y es honesto, original y políticamente incorrecto. Como él apunta, “es una alternativa a la charca que padecemos en la televisión de hoy. A la gente que tiene algo que decir se le excluye del plató”. Y así andamos enredados en “realities” del corazón que son puro amarillismo dando de lado a todo tipo de ecuación y cultura
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“Estamos en una época de rebaños”, afirmó. Y se nota en la televisión y en todos los medios de comunicación. El espíritu crítico de Pedro se ha perdido, pero, por supuesto no en él. Descubrió muchos secretos sobre el libro, “está escrito a mano” y enseñó los dos cuadernos tipo folio para demostrarlo y está “hecho desde las entrañas” y descubrió su corazón para demostrarlo. “Un libro es un acto de amor” señaló, y éste más.
El libro es una larga conversación entre padre e hijo. Un hijo que no tiene aunque todavía tiene tiempo como apuntó Isabel Gemio. Y claro, no tiene hijos porque en su día anunció preservativos y, a lo mejor, la costumbre le ha hecho no quitárselo, “a punto estuvieron de ex comulgarme”, añadió. Desde luego, eran otros tiempos, aunque no muy lejanos. “A mi madre Juana le hubiese gustado el libro, pero más le hubiera gustado un nieto”, sentenció para acabar su intervención.
Isabel Gemio es amiga suya desde hace mucho tiempo, “una madre coraje”, según Pedro. Y antes de la Semana Santa le pidió que presentase el libro, así que se fue de vacaciones con los deberes por hacer y los hizo. No necesitaba leer el libro para presentarle, pero reconoció que se lo pasó bien con la lectura. Definió al autor como una persona “poliédrica, contradictoria y consciente de sus carencias, que se ríe poco” y añadió que “se aísla demasiado y no tiene mano izquierda. Además, no sabe pedir ayuda”.
Del libro destacó varios pasajes que él escribe como “no he perdido la cabeza ni por amor ni por sexo” y “un clavo no saca a otro clavo, un clavo sólo hace un nuevo agujero”. Estas afirmaciones dan una idea sobre la personalidad de este comunicador, actor y showman. Siguió con más frases imaginativas del autor y amigo pero en una de ellas se detuvo ciertamente perpleja, “prefiero un buen abrazo a un buen polvo”, escribe en el libro, a lo que Isabel riendo a carcajadas le dijo: “no todos los hombres piensan como tú, más bien al contrario”.
“En definitiva -expresó- es un libro que te hace pensar, reflexionar y sentir y este libro es una manera de alumbrar, aunque de una manera más intimista y personal y, sobre todo, muy sincero”. Para concluir diciendo que “fuiste un buen hijo y creo que podrías ser un buen padre, aún estás a tiempo, así que ponte a la tarea”.
El editor Íñigo García Ureta expresó su agradecimiento a Pedro por su forma apasionada de trabajar. “Es un libro escrito de forma rapidísima y para todos los públicos”, dijo. En poco más de mes y medio tenía el libro escrito, al que añadió una respuesta en cada capítulo a preguntas del editor. “Pedro coge algo abstracto y lo convierte en algo muy gráfico”, añadió, subrayando esta característica como la mayor virtud de un escritor que lleva 13 libros con éste y creemos y esperamos que no será el último. Aún le queda mucho por decir y mucho por enseñar, sólo le falta tener un hijo para ponerlo en práctica y como señaló Isabel Gemio “fuiste un buen hijo y creo que podrías ser un buen padre”.