Y es verdad, tenemos olvidadas muchas emociones y nosotros mismos nos boicoteamos para no pensar, buscamos mil y una excusas para anteponer lo rutinario a lo verdaderamente importante. Punset dedica el libro a aquellos que han descubierto “que hay vida antes de la muerte”. ¿Cuántos se preguntan precisamente lo contrario, si hay vida después de la muerte? ¿Qué nos puede importar ese futurible cuando lo realmente importante para el divulgador catalán es la vida anterior a la muerte?
Eduardo Punset está teniendo un éxito arrollador. Desde que apareció en la pequeña pantalla con su programa Redes su prestigio no ha dejado de crecer y es un investigador querido por la audiencia y por sus lectores; más de 1.200.000 ejemplares lleva vendidos de sus libros, casi todos ellos en Ediciones Destino, que se frotan las manos por el acierto de publicar sus obras. Además, Punset es admirado por muchísimas personas, sólo basta ver su cuenta de Facebook, que es tremendamente visitada, siendo el autor español que más amigos tiene en ella. En su editorial comentan que las obras de Punset son el primer caso de que los ensayos científicos se venden más que las novelas de ficción.
Este libro lo ha escrito para intentar explicar la capacidad infinita de la gente para ser infeliz, de la preocupación que existe de si hay vida antes o después de la muerte, cuando cada vez tenemos vidas más largas y con mayor calidad, no hay que olvidar que en el último siglo se ha triplicado la esperanza de vida en casi todos los países del mundo. Ha dedicado los últimos tres años de su vida a buscar las posibles razones por la que la gente es infeliz. El libro pretende dirigir a los lectores hacia un aprovechamiento del camino hacia la felicidad, “la felicidad está en la sala de espera de la felicidad”, remarca con ironía recordando cómo su perra era más feliz cuando la estaba preparando la comida que cuando comía. Sabio pensamiento para los que opinan precisamente lo contrario.
En la actualidad, en los laboratorios se está demostrando empíricamente que lo que la gente intuía es más acertado que lo que piensa o razona, hasta ahora el inconsciente estaba mal valorado, sin embargo para Punset el inconsciente ocupa un insospechado espacio, todo lo contrario que el consciente, por eso, recomienda que lo utilicemos y demos paso a nuestra intuición, que es una gran fuente de conocimiento, con ello antiguos paradigmas están cayendo y lo que antes valía, ahora no vale, tal es el caso de la educación.
Y a la educación dedica gran parte del libro, más que a la educación es a la reforma de la educación. “Lo que hace 100 valía, porque daba trabajo, ahora no vale y el 45% de nuestros jóvenes están en el paro”, afirma acertadamente. La educación se ha quedado obsoleta y por eso propone cuatro principios básicos para su cambio. “Primero se necesita una técnica para aprender a concentrarse, que deberá pasar por el entretenimiento, si no entretiene los jóvenes no aprenden. Segundo, hay que fomentar el trabajo en equipo, de manera que sea cooperativo y sin competencias inútiles. Tercero, lo que realmente interesa es que se enseñe a resolver problemas, encontrar soluciones y no lo que se piensa sobre los problemas y, cuarto, gestionar las emociones, aprender a razonar cuando se está enfadado, buscar la empatía y fomentar el altruismo”, señalo.
Esa es su fórmula para la educación del futuro, para la que de momento no estamos preparados y, ¿por qué? pues porque según él, los hombres, por la educación recibida hasta el momento, tienen una incapacidad innata para no cambiar de opinión en los tiempos de crisis. Eso explicaría por qué a las personas les cuesta tanto cambiar el sentido de su voto en unas elecciones por la dificultad que tienen de admitir que se han equivocado y que su pensamiento, que podía valer en una situación, no vale para otra.
Para un educación del futuro hay que romper viejos paradigmas, si antes las matemáticas, las ciencias, las lenguas y en último caso las artes eran por este orden las materias más importantes, ahora, el arte y, sorprendentemente, el baile, cobran especial importancia porque estas últimas disciplinas cobran una importancia inusitada al fomentar nuestra inteligencia emocional y es precisamente la gestión de las emociones lo que en un futuro cada vez más cercano se impondrá. Las relaciones interdisciplinares, las conexiones sociales y la mezcla de conocimientos de diversos universos son el futuro.
Para ello las nuevas tecnologías están ayudando de manera inconsciente, los jóvenes que han tenido un proceso de aprendizaje con video juegos, aunque parezca lo contrario, están mejor preparados, los cirujanos que han tenido acceso a estos nuevos juegos, comenten un 20% menos de errores que los que no lo han conocido. Por lo tanto, lo que él llama “digitales nativos”, sus nietas por ejemplo, están mejor preparadas para los retos del futuro que los que él denomina “inmigrantes digitales”, él mismo y el que esto escribe. Por lo tanto, cambiemos nuestros paradigmas obsoletos y anticuados. Dejemos un poco de lado la lectura para hablar más sobre lo que leemos o, mejor aún, dejemos la lectura, vayámonos a bailar. Nuestra felicidad nos lo agradecerá.
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