Además llega en mal momento esta mesa abierta por la crisis de los pepinos. Vaya, los pepinos nos separan más que ese enrevesado acento que tienen los teutones. La amistad que pervive con ese pueblo desde los tiempos del emperador Carlos V y que se consolidó en el Festival de Eurovisión que ganó la cantante Massiel, se puede venir al traste por unos pepinos, sin tener en cuenta cuando acogieron en los años sesenta a miles de emigrantes o cuando acogemos en la época actual a miles de borrachos en nuestras costas.
Y de esto precisamente es de lo que hablaron el escritor David Safier, el dibujante Ulf K, ambos alemanes y el escritor español Fernando Aramburu, residente en Baja Sajonia -donde comenzó la crisis de los pepinos, moderados todos ellos por la filóloga Cecilia Dreymüller. El acto lo organizó un conocido periódico. El humor y la ironía están muy presentes en la obra de David Safier, que con Maldito karma saltó a la arena literaria con un grandísimo éxito que continuó con Jesús me quiere publicada recientemente.
Ulf K es un dibujante de tiras cómicas alemán. Su Hieronymus B., es una pequeña recopilación de historias de este personaje cuyo nombre homenajea al Bosco. Historias breves donde el humor tiene tintes de surrealismo y de absurdo, pero sin dramatismo. Fernando Aramburu es un escritor vasco que emigró en los años noventa a Alemania y es un escritor de una sólida carrera en la que va alternando novelas con libros de cuentos y libros de viajes. Los peces de la amargura es una obra fundamental para conocer la realidad del terrorismo del País Vasco y cómo muchas personas viven temerosas en esas ciudades vascas.
Fernando Aramburu, buen conocedor de la realidad española y alemana, sabe muy bien de qué nos reímos en ambos países. “El humor español es bastante truculento, a diferencia del alemán, que es más verbal, más complejo”, dice y añade “el humor en España está menospreciado, y en él se tiende demasiado a la sangre, al cuchillo. En fin, que creo que España es un país cabreadillo”, y tiene razón, el humor español está menospreciado, ya no hay humoristas, hay chistosos con manidos chistes de homosexuales, gangosos, etc. El fino humor de Jardiel Poncela se ha perdido o el de Tono, por ejemplo: “yo cuando me acuesto pongo dos vasos en la mesilla, uno con agua, y otro sin agua, uno por si tengo sed y otro por si no la tengo”.
Cecilia Dreymüller acierta cuando afirma que el “humor español es más sexual y el alemán más escatológico”. Ulf K cree que sus chistes son difíciles de traducir que “se pierde mucho en las traducciones. “Es difícil para nosotros identificarnos con el humor español o con el americano, y a la inversa ocurre lo mismo. Por ejemplo, Mortadelo y Filemón se tradujo en alemán y se entendía, pero yo creo que no demasiado bien”.
La conversación volvió a los consabidos tópicos para Safier, “los alemanes ya no son como eran antes, son ahora más abiertos y multiculturales”, la caída del muro de Berlín ha tenido mucha culpa, para él se están acabando las ideas preconcebidas y sólo en poblaciones de la antigua República Democrática Alemana continúan más cerrados. “Hay que huir de las ideas extrañas que tenemos de otros países, al igual que otros países tiene de nosotros”, concluyó.
Fernando Aramburu conoce bien Alemania y conoce sus costumbres. Con algunas está de acuerdo, con otras no. No le gusta que dejen los zapatos fuera de casa: ahora es costumbre descalzarse al entrar a un domicilio, lo que le parece anti-higiénico. Sí le gusta cómo tratan a los perros, “casi todos los alemanes tienen perros en casa y eso da la posibilidad de hacerse amigo de ellos cuando se pasean por la calle”, recuerda irónico y añade “que ya le gustaría que le tratasen a él como a sus perros”.
Vivimos en un entorno económico común, pero las culturas son muy diferentes. Estos encuentros hacen que nos conozcamos mejor y que, sobre todo, conozcamos la literatura alemana que está viviendo unos momentos de esplendor, por eso, la Feria del Libro de Madrid ha decidido dedicar esta edición a la literatura alemana. Ha sido buena idea. Necesitamos conocernos mejor para poder trabajar juntos, que es lo que demanda la sociedad actual.
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