Dada la prohibición de los partidos políticos en la Dictadura hubo que esperar a 1930 para que se constituyera su Comité Nacional, presidido por Azaña. El ideario de la formación se basaba en el laicismo, el autonomismo, la reforma del Ejército y la reforma agraria. Constituía, pues, un partido republicano progresista, de izquierda no marxista, aunque Azaña siempre abogó por la conjunción con los socialistas y el mundo obrero, siendo fiel a sus relaciones con el mismo desde décadas anteriores, especialmente en Alcalá de Henares.
En 1926 se creó la Alianza Republicana. Esta plataforma política nació en la efeméride de la Primera República, el 11 de febrero, y unía al Partido Radical de Lerroux, el Partido Republicano Democrático Federal, el Partit Republicà Català de Marcelino Domingo y Lluís Companys y, por último, la Acción Republicana de Azaña. El grupo publicó un manifiesto en el que se anunciaba su lucha política por la proclamación de la República. Este proyecto supuso una clara apuesta por modernizar el republicanismo español para acercarlo a una base social más amplia: clases medias y bajas urbanas. La Alianza tuvo sus vicisitudes en la Dictadura. El radicalismo sufrió una escisión por su izquierda, con la creación del Partido Radical Socialista. Pero este hecho no debilitó a la Alianza, ya que, al terminar la Dictadura, los radical-socialistas participaron con la Alianza en la formación de un Comité conjunto para traer la República, iniciando un proceso de conjunción con otras fuerzas republicanas de carácter regional que culminó con la creación del Pacto de San Sebastián en agosto de 1930.
Proclamada la República, Azaña pasó a jugar un papel destacado en el Gobierno provisional. Acción Republicana obtuvo treinta escaños en las elecciones generales de 1931. No era un fuerza electoral considerable si se compara, tanto con el tirón electoral de la formación republicana más conservadora de Lerroux o con los resultados del PSOE, pero en todo caso, gracias a la personalidad intensa de su principal líder, jugó un papel importante en la elaboración de la Constitución, siendo Claudio Sánchez Albornoz su portavoz, y en la labor del Bienio reformista.
Tras la derrota electoral de la izquierda en el año 1933, Azaña crea Izquierda Republicana, formación que nace el 3 de abril de 1934, integrando en ella al ORGA, es decir a la Organización Regional Autonomista Gallega de Santiago Casares Quiroga, y al Partido Radical-Socialista de Marcelino Domingo. Se trataría de una fuerza electoral básica en la izquierda no socialista española. En las elecciones de febrero de 1936 obtuvo un importante éxito. Durante la guerra siempre estuvo presente en los gobiernos de la República.
En el discurso final del Congreso fundacional, Azaña expuso lo siguiente:
“En la República encontramos nosotros la salvación o el camino de redención del pueblo español, la ruta que conduce a su mayoría de edad, la ruta que conduce a vivir libre como él quiera, dentro de normas de derecho, de justicia y de paz, de paz en todas partes, pero una paz fundada en la ley, en la justicia, en el orden, que no sale de las manos del verdugo, sino del respeto a la justicia y al cumplimiento del deber.”
Izquierda Republicana defendía la unidad de las izquierdas en el Frente Popular. En las elecciones de febrero de 1936 obtuvo un total de 88 escaños. Se puede decir que fue la formación de izquierda no marxista más importante de aquel momento histórico. Formó parte de todos los gobiernos posteriores y fue fundamental en el sostenimiento del gobierno y el ideal republicano español en el exilio.