El cómic nos sitúa en la Belle Époque, a principios de 1914, cuando las tensiones de guerra afloran por todo el continente europeo y las naciones empiezan a desempolvar las armas y a aumentar los años de servicio militar obligatorio. El escenario es bastante peculiar: la acción se desarrolla principalmente en el intrigante familisterio construido a mitad del siglo XIX en Francia por el empresario Jean-Baptiste André Godin, para el cual se inspiró en los falansterios cooperativistas del socialista Charles Fourier.
Viñeta a viñeta, Hautière y François nos irán desgranando los personajes implicados, los motivos y las circunstancias de unos crímenes que tendrán consecuencias y revelaciones inesperadas para los familisterianos, simples casualidades se transformarán en datos inestimables para la investigación, casos archivados por motivos políticos serán de nuevo investigados…
A su vez, las ilustraciones acompañan muy bien a la trama, consiguen crear un ambiente de misterio, miedo e intriga dentro de una comunidad en la que, a la larga, todo se sabe. Las viñetas consiguen recrear el espíritu de la vida comunitaria y la atmósfera que se siente en todo el lugar.
En definitiva, un cómic en el que la investigación policial y periodística y los crímenes del familisterio de Godin juegan un papel determinante.
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