En este acto, numeroso público no pudo entrar a la sala y tuvo que quedarse en la calle a la intemperie y soportando el frío viento del Guadarrama que ese día soplaba. Se quedaron sin admirar los ricos frescos que adornan el techo de la sala y su famosa cristalera. En otra ocasión será cuando se prevea que actos de esta naturaleza cuentan con el favor de público. Dicho evento fue presidido por Carlos Berzosa, que estuvo acompañado por el profesor Jorge Lozano y la editora Silvia Querini.
Hace ya treinta años que Umberto publicó su primera obra de ficción El nombre de la rosa, un auténtico éxito de ventas que sería llevado posteriormente al cine con similar acogida. En El Cementerio de Praga, que ha sido publicada por Lumen, el semiólogo italiano afirma que ha construido el personaje “más antipático de la historia” y de la mano de los documentos de los Sabios Ancianos de Sión, que son “los mismos que luego inspiraron la idea del Holocausto a Hitler”. Con estos mimbres construye la historia social de antisemitismo en el siglo XIX.
Eco sostuvo que los documentos de los Ancianos de Sión han sido para él una “fascinación” y, añade, que “los tuve que rastrear en la historia hasta encontrar pistas de cómo se habían construido dichos documentos”. Son por tanto, estos documentos, la argamasa que va uniendo los distintos pasajes de la novela y la dan cuerpo y forma, dotándola de un sentido realmente histórico y verídico.
“Por eso –añadió- todos los personajes de mi novela, El cementerio de Praga, existieron realmente, incluso el abuelo del capitán Simonini, autor de una misteriosa carta al abad Barruel que, finalmente, desencadenó el antisemitismo moderno, tal y como lo hemos conocido en el pasado siglo XX y en el actual”.
El protagonista de la novela, el capitán Simonini, es un caballero sin escrúpulos que trabaja al servicio del mejor postor, que comenzó a trabajar para el gobierno italiano y, posteriormente, fue aceptando encargos de Francia o Prusia, llegando incluso a que Hitler se aprovechase de sus malvados oficios.
Para que de cara al lector, el libro no parezca demasiado vago y de ficción, en la novela se incluyen “ilustraciones como en los folletines de aquel tiempo”, unas auténticas y otras falsas, para así cumplir, como dice el autor, una “función terapéutica” que haga más verosímil el relato de lo que ya es.
El libro ha vendido en muy poco tiempo, en Italia, 600.000 ejemplares y ha desatado algunas críticas, algunas de ellas muy virulentas, como la del periódico del Vaticano, L´Osservatore Romano, que se ha mostrado molesto por el antisemitismo de los jesuitas, “masones vestidos de mujer”, según el autor, que se refleja en la novela. “Y esta polémica ha aumentado el número de ejemplares vendidos en Italia en más de 100.000”, afirmó el novelista.
Para Umberto Eco, Italia ha sufrido a lo largo de su historia “recortes” en el sector creativo debido a la fuerte influencia de la Iglesia Católica, y añade que “es un tema muy complejo, que en ocasiones ha reprimido la creatividad y en otros la ha estimulado”. En general ha habido un estímulo pero, no obstante, hay que tener en cuenta que el “fanatismo” de algunos representantes de la Iglesia tiende a “reprimir la creatividad”.
En el acto de la complutense el autor mostró su cara más amable y simpática, respondiendo a preguntas de los presentes. Alguna de ellas fue referente a lo que opina del primer ministro italiano y señaló que para él Berlusconi es un “cadáver político”, pero que hay que tener en cuenta que "entre el cadáver y el que está vivo, está el vampiro o el muerto viviente, que es muy peligroso", lo que hizo que estallasen carcajadas en todo el recinto.
Con este sentido humorístico continuó el acto, que más parecía una conversación entre amigos. El rector Carlos Berzosa reconoció que no había leído todavía la obra, pero que la acometería enseguida que pudiese y destacó que la novela está llena de recetas de gourmet escritas por alguien que no es buen cocinero; asimismo recordó que otros escritores lo han hecho, como el recordado Manuel Vázquez Montalbán. También dijo que “la última novela que me he leído, la interesante La última noche en Twisted River de John Irving, también incluye recetas de comida y Seda roja, novela con recetas algo más escatológicas”.
La editora Silvia Querini resaltó el buen trabajo de la traductora Helena Lozano y el catedrático Jorge Lozano resaltó la afabilidad del semiólogo y lo mucho que le agradaba su presencia y su comportamiento. Recordó que cuando en una ocasión conoció a Italo Calvino, escritor al que admiraba y escribía libros con un gran sentido del humor, “el conocerlo fue una desilusión, no era nada de lo que yo había imaginado, sin embargo, Umberto Eco, sí se correspondió con todas mis expectativas”.
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