Jan Tes, el protagonista, es un ejemplo del falaz sueño del capitalismo moderno. Tiene 37 años y el malestar creciente típico de quien ve que el tiempo pasa y los sueños se adentran en un túnel cada vez más estrecho. Casado y con dos hijos, un día decide dejar el cómodo trabajo en un banco para dar un nuevo aire a su vida. Y tras un tiempo de reflexión y de búsqueda de un nuevo empleo, acepta el puesto que le ofrece una compañía internacional de telefonía móvil con sede en Múnich. Pero, si hubiera sabido lo que le esperaba, habría aceptado el puesto de representante de productos de belleza que se anunciaba a media página en la edición del jueves del Corriere.
En poco más de diez años, los móviles se han convertido en un objeto indispensable en nuestras vidas, para el trabajo y para el ocio. Ahora bien, Jan siempre se había cuestionado hasta qué punto pueden ser dañinos los teléfonos móviles. Con un desarrollo tan rápido, ¿qué se sabe realmente de las ondas que emiten? ¿El uso excesivo del teléfono móvil puede poner en peligro nuestra salud? En su primera misión en la empresa, Jan debe acompañar a uno de los máximos directivos de la corporación, Karl Kruge a Bangalore, en la India, para cerrar la fábrica por motivos económicos y de productividad. Pero Karl Kruge no es un directivo cualquiera. Hacía varios meses que no podía dormir bien. Tenía pesadillas tremendas. En el mundo todo iba de mal en peor, la economía, el clima y la contaminación, Israel y Palestina, Bagdad, Afganistán, políticos ineptos. Y la gente no sabía lo que sabía él, idiotas.
En India, Jan Tes ha de negociar con el señor Moohindro, director de innovación tecnológica del centro de Bangalore. Antes de emprender este viaje, Tes escuchó en una reunión una frase que le intrigó sobremanera: Ahora que han comprendido que van a morir y que recuerda cuando Moohindro no acepta las explicaciones oficiales sobre el cierre de la fábrica. Moohindro sabe cuál es el motivo real del abandono de la empresa y emplaza a Tes a verse en la casa de su hija. Antes de ese encuentro, Moohindro muere en un accidente doméstico. Aún sabiendo que la cita no se va a producir, Tes acude a esa dirección y, haciéndose pasar por Krueger, el encargado de seguridad de la empresa, se lleva el ordenador de la hija de Moohindro, donde están todas las claves del cierre de esa fábrica en forma de archivos codificados. Tes intuye que detrás de los deficientes resultados económicos, hay una verdad mucho más terrorífica que tiene que ver con la salud de los usuarios de los teléfonos móviles.
De vuelta a Alemania, y enterados los máximos dirigentes de la empresa ?Karl Kluge y el doctor Lee del robo del ordenador de Moohindro, piden explicaciones a Krueger, que no sabe nada del caso, y al que advierten que, si no confiesa la verdad, no podrán protegerle. Pero, ¿de qué y de quién? Al salir de esa reunión, Krueger es atacado en plena calle. En su segunda misión laboral, Tes viaja a Shanghai. Allí es agredido en lo que parece un atraco callejero, y muere. Cuando encuentran su cadáver, los investigadores certifican que ha sido enterrado vivo. Pero, ¿a quién le interesa que Jan Tes muera? ¿Por qué ha muerto Jan? ¿Qué esconde la empresa para la que trabajaba Jan Tes? Andreas Weber, investigador y amigo íntimo de Jan hará todo lo posible por dar respuesta a esas preguntas. Dos muertes y una desaparición en el corto periodo de unos meses es demasiado para cualquier empresa. Y más para una que ha llevado a cabo un
estudio sobre los efectos de uso de los teléfonos móviles, cuyos resultados interesan a las más altas esferas políticas y económicas del gobierno alemán, ya que, si se demostrara que el uso del móvil es irreversiblemente nocivo a largo plazo, significaría que nos enfrentamos al riesgo de sufrir una pandemia. Esa investigación es la revelación de una catástrofe anunciada.
El peso que los resultados de dicho estudio ejercen sobre la conciencia de Kluge y las amenazas a la seguridad de su familia son tan fuertes que decide acabar con su vida. También Andreas Weber siente de cerca las consecuencias fatales de conocer las conclusiones de un experimento aterrador: Si una persona actualmente usa el teléfono una media de dos horas al día, y lo hace muchísima gente, puede formar parte del 97% de las personas que contraerán una neoplasia en un período de treinta y tres años suponiendo que mantenga constante el uso. Sin embargo, lejos de intimidarse ante las amenazas y los ataques, piensa de qué forma podrá vengar a su amigo. Una venganza que tomará forma en una novela, tal vez tan poderosa y fascinante como ésta.
Con un lenguaje sencillo, el autor demuestra sus amplios conocimientos sobre un sector que se ha desarrollado a una velocidad de vértigo. Una velocidad que ha contagiado al ritmo narrativo donde, como si de unas muñecas rusas se tratara, el lector viaja desde los despachos del poder en Europa a los centros de producción orientales, donde las condiciones laborales de los empleados no son tan importantes como la cuenta de resultados. Un viaje que servirá para descubrir que no siempre nos cuentan toda la verdad.
Un thriller moderno, con muchas pinceladas cinematográficas, intrigante, valiente, que se lee de un tirón y que se fija en la cara oscura del aparato más popular y utilizado en el planeta: el móvil. Todo comienza con un hombre agonizante al que han enterrado vivo. ¿Cómo ha llegado a esa situación? Un inicio trepidante para una novela en la que página a página va aumentando la tensión y el suspense, atrapando al lector hasta el final.
Puede comprar el libro en:
URL Dinámica para Libros
Nino Treusch
¿Hasta qué punto pueden ser dañinos los teléfonos móviles?