Para su investigación, aplicaron los más recientes avances tecnológicos del examen forense al cadáver momificado de Prim, custodiado en excelente estado de conservación en Reus, su localidad natal. Las asombrosas conclusiones obtenidas se presentaron el pasado lunes en una conferencia en Villanueva de la Cañada, sede de la Universidad Camilo José Cela.
El veredicto tras la investigación forense sobre el cadáver es que la muerte del general Prim no se produjo debido a los disparos de días anteriores, sino por asfixia, al ser estrangulado. Prueba de ello son las marcas de correas en torno al cuello de Prim, que se asemejan a las mismas huellas dejadas por igual procedimiento de asfixia criminal en numerosos otros cadáveres. Pero de estas evidencias no hay constancia alguna en el sumario abierto tras el magnicidio y que incluía tres investigaciones concernientes a los tres intentos consecutivos de quitar la vida a Prim entre octubre y diciembre de 1870.
La investigación actual apunta hacia la hipótesis de que los mismos que trataron de asesinarle por motivos políticos durante el tiroteo en la calle del Turco, pudieron haber sido los que días después, para asegurarse de que no se recuperara, procedieron a estrangularle. José Calvo Poyato ha tratado este controvertido episodio en su novela Sangre en la calle del Turco.
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