El escritor malagueño Carlos Pérez Torres, autor de libros de relatos, poemas y artículos periodísticos, incursiona por tercera vez en el mundo de la literatura infantil y juvenil con la intención de contribuir a prestigiar el género y ofrecerle un material más que interesante a un público exigente, pero agradecido. Su novela “Siempre alerta” continúa la serie de aventuras de Héctor, un niño inquieto e inocente que va creciendo en sus ambientes básicos de socialización: la casa familiar, con sus padres y sus hermanas Daniela y Mónica; su clase de 4º de Primaria, con sus maestros y compañeros, en especial sus amigos Nacho y Selena; y la calle, con sus paseos y juegos, sus actividades en el campamento de verano, su pericia como ciclista o como jugador de fútbol, y sus primeros escarceos sentimentales.
Con el apoyo fundamental de las quince maravillosas ilustraciones de Cristina Peláez, Carlos Pérez Torres construye una historia entrañable, tierna y divertida, y si a eso le sumamos el cuidado en la edición que ha puesto Anáfora, el resultado es un libro que gusta sostener entre las manos para apreciar su calidez y su calidad, y que, desde luego, apetece muchísimo leer. Los personajes centrales, envueltos en un halo confuso entre la cotidianidad y la fantasía, fueron creados hace unos años en “Un curso para recordar”, y ya permitieron al autor conocer el enorme mercado literario que en el Parque del Retiro despliega la Feria del Libro de Madrid, además de representar al pabellón español en Dublín como uno de los libros seleccionados para el Junior Spanish Book Club que organizó en 2018 el colectivo ASPI (Association of Spanish-speaking Parents in Ireland). Ahora, en 2024, los protagonistas de “Siempre alerta” ocuparon con sus nuevas andanzas el centro de la celebración en Málaga del Día Internacional de la Literatura Infantil y Juvenil, el pasado 2 de abril, y recorrieron varias bibliotecas y casetas en Ferias del Libro por Málaga y provincia, dejando siempre sonrisas y una impronta de buena química con el público asistente. No es de extrañar, porque muchos de los episodios del libro dosifican con maestría sus cargas de humor, misterio y ternura, y al final los descubrimientos y aventuras que vamos conociendo de la mano de Héctor y Nacho harán que el primero de ellos pase directamente de ser un chico listo y afortunado, a ser considerado un héroe.
Carlos Pérez Torres, por su vinculación profesional con el mundo de la educación, sabe cómo abordar a través de la escritura los años decisivos para la consolidación entre los jóvenes receptores del hábito lector, al tiempo que intenta sembrar en ellos la semilla que les permitirá después, a poco que perseveren en el acercamiento a los libros, descubrir las posibilidades que abre la literatura, e incluso llegar a sentir la fascinación, cercana y sencilla, que facilita esa inveterada costumbre de contar historias y saber recibirlas con la predisposición adecuada y en el mejor momento.
Ese es el reto principal de la literatura infantil: acertar en el momento oportuno y con el tono justo, sin dramatizar excesivamente ni infantilizar irrespetuosamente. La lectura de “Siempre alerta” permite la comprensión y el seguimiento feliz de niños y niñas desde la edad de diez u once años, y el autor guarda en la temática y el estilo narrativo claves más que suficientes para que sus páginas puedan también ser disfrutadas plenamente por el público adulto. Por la importancia de las ilustraciones en este tipo de libros, también se agradece la dedicación, concienzuda y profesional, de Cristina Peláez, profesora titular en la Facultad de Bellas Artes de Málaga, que hace aquí un trabajo sencillamente delicioso. En resumen, estamos ante un libro muy recomendable que hará las delicias de grandes y pequeños.
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