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La biografía novelada de uno de los personajes más excepcionales y sugerentes de la historia de América: Simón Rodríguez

domingo 01 de abril de 2018, 01:00h

Esta biografía novelada de Simón Rodríguez —también llamado Samuel Róbinson—, el tutor de Simón Bolívar, no es solo el retrato de un personaje excepcional, que desde su Caracas natal recorrió toda Europa hasta San Petersburgo, para luego, proseguir sus andanzas y, sobre todo, sus desventuras por lo que hoy es Colombia, Ecuador, Perú y Chile, sino también el relato de un amargo fracaso: el naufragio del proyecto ilustrado, que tanto el protagonista, como su antiguo tutelado, el Libertador Bolívar, pretendían implantar en la recién independizada América hispana.

Por tanto, Úslar Pietri pretende con esta novela no solo revivir la figura insólita de Simón Rodríguez, sino además contarnos como muchos de los males que sufre Hispanoamérica brotaron durante la tumultuosa emancipación de aquellas repúblicas.

Arturo Úslar Pietri nació en Caracas, en 1906, donde morirá en 2001. Como descendiente de un edecán de Simón Bolívar y de dos presidentes de Venezuela —baste añadir que su abuelo materno, el general Juan Pietri, fue presidente del consejo de Gobierno— se crio en un ambiente de honda impronta política, que se verá plasmada en la multitud de cargos que ocupó: tres veces ministro —de Educación, de Hacienda y de Interior—, secretario de la Presidencia de la República, diputado y senador, y hasta candidato a la Presidencia de la República, en 1963. 

Sin embargo, no es menor su importancia literaria, su otra vocación que se remonta a 1928, cuando en enero apareció el único número de la revista Válvula, donde publicó el editorial «Somos» y el artículo «Forma y Vanguardia», considerados como las directrices del movimiento vanguardista venezolano. Esta vocación se verá fortalecida al año siguiente con su marcha a París, para ocupar el puesto de agregado civil en la Embajada. Durante su lustro parisino (1929-1934) no solo trabará su duradera amistad con Miguel Ángel Asturias y Alejo Carpentier, sino que frecuentará a Paul Valéry, a Robert Desnos, a André Breton, a Ramón Gómez de la Serna… Lo que determinará su creación literaria y la convertirá en una de las más relevantes del continente americano. Cabe solo añadir que fue el formulador del término «realismo mágico», en su ensayo Letras y hombres en Venezuela (1948).

Su obra literaria aborda todos los géneros, en especial el ensayo periodístico, donde es copiosa, pero a la que hay que adjuntar siete novelas; la primera y más conocida es Las lanzas coloradas (1931), pero no conviene olvidar las siguientes: El camino de el Dorado(1947), Un retrato en la geografía (1962), Estación de máscaras (1964), o las recién reeditadas por Drácena Oficio de difuntos o La visita en el tiempo, más sus nueve recopilaciones de cuentos. Entre los múltiples reconocimientos que recibió, destaca el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, que se le concedió en 1990.

 

 

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