Si el basajaun centraba la investigación en su anterior caso, ahora la inspectora Salazar, directamente apelada, seguirá los sangrientos pasos del tarttalo, un inteligente instigador criminal que según reza la tradición local, se asemeja a un ser grande y agresivo que dirige su único ojo a la caza de pastores y doncellas. La eventual realidad de los seres humanos, de la exploración policial o de las víctimas, se presenta entonces sostenida sobre esa fascinación hipnótica que envuelve a los sueños, la mitología y el crimen. De tal manera, que cada pesquisa puede resultar decisiva, y cada evidencia, dentro de lo inexplicable que finalmente resulta un crimen, termina por parecer lógica.
Legado en los huesos también es una novela que bucea en los orígenes del miedo y de la maldad como impulsos íntimamente ligados al ser humano. Dos conceptos que, aunque parezcan aislados, siempre van parejos: el temor al dolor, al confinamiento, a la muerte, a perder la cordura... a que alguien busque exhalar su aliento criminal sobre potenciales víctimas para sembrar de tinieblas su existencia. La autora se vale de una prosa potente, directa, ágil, cargada de diálogos rotundos, cuidada en su ambientación y detalle, para acercarse al lector desde todos los ángulos y provocar su atención, atraparlo en las simas anímicas de los personajes o en los conflictos criminales del desconocido tarttalo.
Casos cerrados que se reabren, suicidios que no parecen tener justificación, intrigas familiares con un trasfondo terriblemente inquietante, la naturaleza fabulosa de Elizondo y el valle del Baztán que esconden secretos y seres mitológicos, miedos, sueños, la más profunda tradición vasco-navarra, profanaciones, trastornos psicológicos, emociones desbordadas, investigación policial, provocación... Legado en los huesos termina conformando un thriller muy estudiado y perfectamente estructurado, donde los cabos no solo se terminan atando sino dibujando la trama emocional de los personajes. Dolores Redondo ha desarrollado un estilo propio, muy característico, arraigado a la tierra y a sus ancestros; y ha logrado concebir una atmósfera absorbente, fría y espectral que termina envolviendo al lector en su investigación paralela. Sin escapatoria.
Aunque resuelto el macabro asesinato de aquellas niñas, la presencia del mal todavía late perenne en lo más profundo de la inspectora Amaia Salazar. Invisible a ojos extraños, esa sensación aterradora y atávica que se muestra más viva que nunca en sus sueños, la sigue atemorizando como algo infiltrado en los huesos de lo que no se puede desprender. Ni aún siquiera el nacimiento de ese niño que tanto deseaba, y que ahora colma sus ilusiones maternales, le permitirá alejarse de los fantasmas que creía exiliados a otro mundo... Un nuevo caso la devolverá al Baztán más sombrío y mitológico que, aquel que poblado de seres mágicos contrasta con su carácter metódico y racional. Una tierra que la sigue atrapando pero al mismo tiempo escociendo como una herida difícil de cicatrizar. Un mundo místico que oculta a otro voraz criminal, agudo y muy cruel.
En el pequeño pueblo de Arizkun, a apenas cinco kilómetros de Elizondo, se han producido violentos actos de profanación en la iglesia. Si bien hasta ahora los hechos podrían haber pasado por episodios vandálicos, el último venía acompañado de una funesta ofrenda. Entre los restos del fuego ocasionado sobre el altar aparece lo que suponen es un mairu beso, el brazo del esqueleto de un niño, concretamente de un infante que ha muerto sin haber sido bautizado. La investigación apunta a los agotes, un grupo de ciudadanos considerado desde la antigüedad como inferior, y que en aquella comarca sufrió durante años la más severa segregación social y religiosa. El componente de odio y venganza implícito en esos actos podría pasar por ser una provocación hacia la Iglesia. Pero también hacia la inspectora Salazar, que sin buscarlo se verá directamente implicada en el caso.
La tensión va creciendo conforme las averiguaciones de la policía van aportando nuevas evidencias sobre la relación de los crímenes y su oscuro fin. Por otro lado, las intrigas familiares esconden un trasfondo ciertamente inquietante con la presencia oscura y aterradora de un madre desquiciada que se hace cada día más fuerte, rescatando un pasado que oculta muchas más sombras que luces. Pero ¿qué relación guardan los crímenes con la figura mitológica del tarttalo? ¿Quién está provocando aquellas profanaciones tan significativas? ¿Por qué está la inspectora Amaia Salazar en el punto de mira del misterioso criminal?
Dolores Redondo (San Sebastián, 1969) estudió Derecho y Restauración gastronómica, y aunque durante algunos años se dedicó a distintos negocios siempre supo, desde niña, que quería ser escritora. Durante un tiempo compaginó trabajo con labor creativa, escribiendo relatos cortos, cuentos infantiles y la novela Los privilegios del ángel. Fue con la escritura de El guardián invisible, primer volumen de la Trilogía del Baztán, cuando decidió volcarse a tiempo completo en el oficio de narrador. En estos momentos, desde el pequeño pueblo de la Ribera Navarra donde habitualmente trabaja, Dolores Redondo vive con entusiasmo el gran éxito literario que tanto a nivel nacional como internacional está alcanzando su novela.
Tras ser publicado simultáneamente en las cuatro lenguas oficiales del Estado español, y ser vendidos los derechos de traducción a 21 editores, en países tan dispares como Francia, Alemania, Polonia o Turquía, El guardián invisible se convirtió en todo un fenómeno editorial. Algo que se vio respaldado con la venta de los derechos cinematográficos a NadCon, jointventure de Peter Nadermann (productor cinematográfico responsable de adaptaciones como la trilogía Millennium de StiegLarsson o las novelas de Henning Mankell, entre otras) y Constantin Film (productora de la película que obtuvo el Oscar a Mejor Película Extranjera en 2003 por Nowhere in Africa).
En esta segunda entrega de la trilogía, la autora ha sabido aplicar a conciencia máximas literarias como la de Agatha Christie: "La mejor receta para una novela policíaca es que el detective no debe saber nunca más que el lector"; o la del maestro Stephen King: "Ninguna historia puede ser buena sin un buen cierre". Ahora, solo es cuestión de que el lector se deje transportar hasta el Baztán, para participar de una historia única, realmente hipnótica e impactante, que atrapa de forma inevitable hasta sus últimas consecuencias.
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