“TRÁNSITO”
Viendo las luces de las calles a través de las cortinas transparentes en una noche de invierno, saco el último cigarro de la cajetilla. Pienso en mí, en mis múltiples complejos, en una doble imagen que me creo en mi mente. Fantasmas que se pasean por mi vida, y siento que debo escribir mis ansias, mis atropellos, mis despistes, mis deseos…
Las farolas encendidas iluminan el espacio vacío y al mismo tiempo cálido. Me pregunto si todas las noches serán iguales, si no habrá más sueños que estresan, si los planes se realizarán en su momento, porque la ansiedad me impide dormir.
Enciendo la pequeña pantalla, la “caja tonta” suelen decir, y nada me interesa, tan sólo elijo escuchar una bonita y tranquila melodía que hace que el ambiente se espese.
Dónde están las sonrisas sinceras, las palabras alentadoras,…, y la oscuridad se instala en mis ojos, todo está oscuro de nuevo cuando cierro los párpados y esperando que hoy no me dejen sudando las pesadillas.
Una mano me acaricia el rostro, y me demuestra que me quiere tal y como soy, pero, ¿me quiero yo a mí misma?
El duelo continúa y no sé cuándo se marchará de mi cabeza. Dolor que se acrecienta cuando no veo la salida y me meto a rebuscar en el pasado, un tiempo infructuoso, de donde ya no saco nada.
Ahora, el presente está lleno de sorpresas, ternura, amor, y entonces,
¿por qué me siento así?
Debo cambiar, y ser moderadamente feliz. El tiempo parece prometedor en cuanto a los sentimientos, abrazos y abrazos pendientes de dar cobijo, y, por eso, quiero mantenerme estable sin estas fluctuaciones que minan mi ánimo.
Viendo las luces de la calle a través de las cortinas transparentes caigo rendida, y espero con esperanza la mañana.