Las instrucciones escritas a mano por la misma Yoko Ono explican cómo se debe proceder: Formula un deseo. Escríbelo en un trozo de papel. Dóblalo y cuélgalo en una rama del árbol de los deseos. Dí a tus amigos que hagan lo mismo. Y continúa deseando hasta que las ramas estén llenas de deseos.
Una vez que los naranjos hayan “florecido”, el proyecto culminará con la recogida de los deseos que, tras agruparlos de cien en cien, serán enviados a Yoko Ono. Es la primera vez que este proyecto se hace en Madrid, aunque los precedentes sean numerosos y sean más de un millón de deseos los que se han recogido hasta ahora, procedentes de todas partes del mundo. El destino final de todos los deseos formulados es la isla de Videy en Islandia, donde serán enterrados en la instalación lumínica concebida a modo de escultura ideada por la artista para este fin y concebida como un homenaje a John Lennon (1940-1981), con el que compartió el sueño de contribuir al establecimiento de la paz en el mundo.
Este sitio donde se encuentra el pozo de los deseos, cuya profundidad aumenta a medida que se siguen enterrando más y más deseos, es la Imagine Peace Tower, título de Yoko Ono para la instalación mencionada, evocando una de las canciones más conocidas mundialmente de Lennon. Yoko Ono coge el testigo uniéndose a Lennon para seguir soñando ese sueño que los unió en vida y que ella sigue conservando, recordándole siempre.
El Wish Tree se ha plantado en numerosos museos y centros culturales de EEUU, Europa y Asia. El inventario es ahora mismo extenso, pero basta con nombrar algunos de los lugares donde se ha llevado a cabo para abordar la dimensión que ha alcanzado en el transcurso del tiempo. Yoko Ono regaló un Wish Tree a la Peggy Guggenheim Collection en 2003, con la dedicatoria To Peggy with Love X Yoko. La artista y ella se conocieron a raíz del viaje a Japón que ésta hizo con John Cage y donde Yoko les hizo de guía; en Tokio, en 2009; en el MOMA de Nueva York, en 2010; en las Serpentine Galleries de Londres en 2012; en la Fundación Yannick y Ben Jacober (Alcudia, Mallorca) en 2012, a la que la artista regaló tres obras interactivas, entre las que se encuentra el Wish Tree for Hope; en Sydney (Museum of Contemporary Art), en 2013; en Manhattan Beach de California y en el Malba de Buenos Aires, en 2016; en el Centro de Creación Contemporánea de Córdoba (C3A), un proyecto comisariado por Álvaro Rodríguez Fominaya, todavía vigente; en el Museo Guggenheim de Bilbao, en 2019; y ahora en el Museo Lázaro Galdiano de Madrid.
En la vida de Yoko Ono, el Wish Tree parece vincularse a una trayectoria en la que lo personal y lo profesional, como artista, es inseparable. Tratándose de una obra abierta, que no tiene fin por el momento, su prolongación garantiza una continuidad que da unidad a toda una obra, que desde sus inicios mantiene el discurso estético que compartió con los miembros de Fluxus, donde se dio a conocer con sus performances y los diferentes formatos que adoptó su práctica artística más conceptual. Cuando cumplió los dieciocho años, su familia se mudó a Nueva York, ciudad en la que reside desde entonces, pese a los numerosos viajes realizados posteriormente a Japón. En Nueva York estudió música y poesía en el Sarah Lawrence College, y fue a partir de 1960 cuando conoció a John Cage (1912-1992), George Maciunas (1931-1978), el fundador de Fluxus y el que hizo su primera exposición en Nueva York en 1969, después de la cual en 1969 hizo su primera exposición y concierto en Japón, Jonas Mekas (1922), Nam June Paik (1932-2006) y Shigeko Kubota (1937-2015). La palabra Imagine dio título también al largometraje que rodaron Ono y Lennon en 1971 en su mayor parte en el hogar que ambos poseían en Tittenhurst Park, en Ascott (Inglaterra) recoge varios videos musicales y entre unos y otros se narran breves episodios en escenas en las que John busca a Yoko en el bosque de Tittenhurst, o Fred Astaire y otros famosos escoltan a Yoko. Aunque sin gran repercusión, su mención aquí tiene que ver con el valor que se concede a la palabra imaginar y a la relación que ésta conserva con desear y soñar, como forma de vida.