"Una luz sobre la estantería de los libros despreciados" por Ferrán Cubells y Paco Elipe

Luces brillantes, centelleantes neones de todos los colores que parpadeaban al son de una música suave y envolvente con flechas luminosas que enfocaban pirámides de libros con sus portadas expuestas estratégicamente, que casi agredían a los curiosos visitantes, como hetairas vendiendo sus virtudes, o escondiendo sus miserias, juntamente con estanterías repletas de las últimas novedades de los primeros espadas y atractivas portadas de los denominados escritores mediáticos, demostrando un verdadero alarde de profesionalidad de los escaparatistas y diseñadores de interiores. Las editoriales punteras competían entre ellas por disponer de los mejores sitios en los anaqueles de esa inmensa librería.

No nos dejamos seducir por esa luz turbadora y nos fuimos alejando de allí. Los títulos que andábamos buscando no aparecieron nunca en la televisión, ni tampoco las radios dieron cuenta de ellos y ningún periódico los reseñó. Nos enteramos de su existencia a través de un grupo en Facebook llamado “Club de lectura: Con un libro entre las manos “.

Penetramos en una gran sala iluminada tenuemente, era una luz dulce, agradable y cálida que daba color a cientos y cientos de metros de altísimas estanterías de libros menospreciados. Volúmenes de editoriales medianas que editan y editan buscando ese Santo Grial que las convierta en grandes, que no se dan cuenta de que en su afán de cambiar de status, sus obras no pasan de la infancia y no llegan a alcanzar la pubertad. Novelas de editoriales pequeñas que con el agua al cuello, invocan a Neptuno que no haga olas, y se contentan con las migajas que las distribuidoras les dejan. Y más al fondo estaban los ejemplares de la autoedición, sueños rotos de cientos de autores que se consumen en el averno del ostracismo.

Fuimos buscando los títulos y ¡Eureka!, allí se encontraban. Por encontrar, hasta tropezamos con nuestra novela. Entonces nos dimos cuenta. Esas bombillas iluminaban esos estantes repletos de libros cubiertos del polvo de la desidia, abulia y desinterés, estaban alimentados por la ilusión, cual anciano espera la visita de sus allegados el fin de semana, el amor a la lectura y la literatura de esos grupos de aficionados y blogueros que leen y comentan esas obras de autores noveles y desconocidos, teniendo detrás de cada uno de ellos años y años de dedicación y trabajo.

Con tres títulos bajo el brazo abandonamos la gran sala, no sin antes girar la cabeza y volver a admirar ese inmenso océano de papel, en espera de que unas manos agiten su perpetua calma. Contemplamos de nuevo a esas bombillas de cálidas luces y nuestros pensamientos se trasladaron a ese club literario donde fuimos tan bien recibidos. Los únicos requisitos para pertenecer son muy sencillos; amor a la lectura, respeto a todos los demás miembros y rechazo total a los parásitos que buscan enlaces gratuitos por la red. El capitán de este barco de papel, es Porlomenix, nick de un cántabro, ávido lector y excelente reseñador, Rosa, alma, cuerpo, sangre y sonrisa del grupo que mantiene al club vivo a todas horas y Sandra, que se encarga del blog de reseñas, pero ahora todo su tiempo está dedicado a la atención de un pequeño ser recién llegado. Y por último un ejército de cientos y cientos de lectores y autores que aportamos nuestro grano de arena para formar uno de los mejores clubs literarios de habla hispana.

Para alcanzar la salida tuvimos que pasar de nuevo por el reino del Demiurgo, donde la literatura se rinde al vil metal. Editoriales titánicas de eminentes consejos de administración que sólo hablan de dividendos para los accionistas, ratios y merchandising, donde sus autores en plantilla son exprimidos hasta la corteza y toda su inversión consiste en convencer a frikis, políticos, mesalinas y delincuentes para que cuenten sus vergüenzas.

Con una sonrisa nos alejamos de allí y acelerando el paso, con el ansia de llegar a nuestro sillón favorito y sumergirnos en esos maravillosos universos que nos ofrece un buen libro entre las manos.

Por último, queremos destacar que si vosotros leéis esta humilde alegoría de este par de locos, no tengáis duda de que TodoLiteratura es también otra bombilla que alumbra con fuerza la estantería de los libros despreciados.

Artículos de opinión

*Ferrán Cubells y Francisco Elipe son autores de "Demiurgo"

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