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Espido Freire publica la novela histórica "La flor del Norte"

jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h
Espido Freire publica la novela histórica 'La flor del Norte'

La última novela de Espido Freire, La flor del Norte, es una fascinante biografía de Cristina de Noruega, una princesa vikinga que vivió en la corte de Alfonso X y que estuvo casada con uno de sus hermanos. Un viaje único desde Noruega hasta la corte de Sevilla del siglo XIII. Ha sido publicada por Planeta.

Kristina Haakonardóttir, hija del rey de Noruega, esposa del infante de Castilla don Felipe, hermano de Alfonso X, agoniza en su casa de Sevilla donde se trasladó tras su matrimonio apenas cinco años atrás. En esa Sevilla llena de luz, tan distinta a su hogar, la princesa languidece sin que ningún remedio sea efectivo contra su misteriosa enfermedad. Y mientras presiente que la hora de morir se acerca de manera inexorable, la joven rememora su historia y la de su familia en una especie de confesión general que la prepare para la muerte.

El relato de Cristina va tejiendo paso a paso la crónica de todo su linaje, comenzando por su bisabuelo Sverre, el primer gran líder del clan birkebeiner, que descubrió su sangre real a través de un sueño y que arrebató el trono al rey comenzando así una estirpe legendaria. Un hombre educado por la iglesia que terminó excomulgado por no dejarse manipular por ella, y que se casó con una princesa sueca que se dedicó a intrigar y arruinar a la familia.

Cristina nos habla de la fuerza guerrera de los birkebeiner, su pueblo, de sus comienzos y su afan por sobrevivir, por reproducirse, por escapar de la muerte y de la extinción. Es la época del abuelo, Hakon III, hijo bastardo de Sverre, metódico y riguroso, hábil para pactar y envenenado dos años después de su subida al trono, mientras su abuela Inga daba a luz a un niño bastardo que se convertiría en el rey de los noruegos: el padre de Cristina. Una historia que hoy forma parte de la leyenda de Noruega.

La princesa relata su infancia en Bergen, una hermosa ciudad abrazada por el mar y atisbada a lo lejos por la nieve que, vista a través del tamiz de la añoranza, se convierte en símbolo de la felicidad más absoluta. Recuerda a su hermana Cecilia viuda y vuelta a casar, perdida en el mar tras su segundo matrimonio. La muerte de su hermano Sigurd, ahorcado por amor tras la muerte de Cecilia. Y, sobre todo a su hermano Haakon, inteligente y valiente, el magnífico heredero de su padre, y el hombre al que más ha querido.

Llega una época en la que Noruega se debate entre las antiguas creencias paganas y los nuevos tiempos en los que los reyes deben postrarse ante los representantes del papa de Roma. El padre de Cristina, aconsejado por su hijo Haakon el Joven, se dedicará en sus últimos anos a fundar monasterios y abadías para conseguir el favor de la Iglesia. Pero el joven Haakon, ferviente admirador del rey de la lejana Castilla, cree que no es bastante: es necesario intensificar las relaciones con los reinos cristianos del sur. Cristina ha cumplido ya veintidós años y ni su padre ni su hermano han encontrado rey que la merezca.

Haakon el Joven urde la idea de casar a Cristina con Alfonso si este por fin repudia a su esposa Violante, que parece incapaz de engendrar un hijo. Así, el hermano comienza una campaña para que el nombre de Cristina llegue a oídos de Alfonso, engalanada con todas las virtudes que debe tener una reina. La reputación de Cristina exagerada hasta el delirio se canta en baladas y romances. Pero entonces el milagro se produce y Violante comienza a tener hijos. Y entonces la desgracia se cierne sobre Noruega. El joven Haakon muere de unas fiebres y el rey decide que Cristina se despose por fin con un infante de Castilla, uno de los muchos hermanos de Alfonso X.

Tras un largo viaje por Inglaterra y Francia, la princesa llega a la corte de Valladolid, donde elegirá desposarse con Felipe, antiguo obispo de Sevilla, un hombre alto y apuesto por el que se siente inmediatamente atraída. Pero no así él, que cada noche se da media vuelta en el lecho conyugal sin tocar a la princesa. En la corte de Castilla Cristina se sentirá perdida y sometida al desprecio de Violante, la esposa del rey Alfonso, una mujer intrigante, malévola y cruel que hace todo lo posible por humillarla, que hubiera deseado nacer con “vello y verga” y que desprecia a los sabios que su esposo atrae a la corte.

Así pasarán cinco años, años en los que Cristina irá consumiéndose por un mal desconocido, hasta que la llegada de un médico judío que conoció en la corte de Noruega le abra los ojos sobre la realidad que siempre tuvo delante y que no supo ver.
Un descubrimiento que obligará a Cristina a recomponer su vida, sus creencias y sus recuerdos para asumir una verdad más terrible incluso que la muerte.

Una historia intimista y sorprendente que rescata una voz olvidada en el pasado: Sevilla, Dios la guarde, es blanca y verde, blanca y azul, blanca y grana. Las vetas de mármol de mi patio deslumbran bajo el sol, y sólo encuentran como oposición perpetua un verde de mirto y el borbotón de color de las buganvillas. Qué caprichosa, qué vana soy. Mis padres darían lo que fuera por este momento de esplendor, por esta flor rosa, por este sol prematuro. Sus huesos ya cansados se alimentarían de la luz que brota de cada esquina de mi casa. Y yo, absurdo ser, gozo de todo lo que desearían de mi tierra y me devora la nostalgia, anhelo la nieve, la lluvia, la aspereza, cualquier cosa que me aleje de lo que tengo.

Muy poco se sabe en España de los reinos del norte durante la Edad Media. Vikingos,
hombres salvajes, saqueadores, poco más que animales sobreviviendo en un clima hostil. Sin embargo, la realidad es muy distinta. A través de la voz de Cristina Haakonardóttir, una infanta ninguneada y condenada al olvido, el lector se interna en una historia tan desconocida como fascinante.

Espido Freire ha realizado un bellísimo trabajo estilístico para traer desde el pasado la voz de esta mujer que nunca encontró su lugar, una extranjera en tierra hostil, una vida desperdiciada, como tantas otras, por estar bajo las sayas de una mujer.

Contada en primera persona, la historia de Cristina de Noruega es el relato de una mujer que tiene que aprender desde niña a ser dura para sobrevivir, para sentirse parte de una estirpe estoica e implacable, como todas las estirpes reales que logran sobrevivir. La autora ha sabido retratar con clarividencia un periodo de gran importancia para el desarrollo posterior de Europa. Las alianzas, luchas y componendas entre los reyes cristianos que, desde que Carlomagno fuera nombrado defensor de la religión por el papa cuatrocientos años atrás, se pelean entre sí como niños para conseguir el mismo título. Cristina, la protagonista, lo analiza desde su privilegiada posición cerca del poder. Primero, junto al poder de su padre y, más tarde, junto al de Alfonso X, quien descuidará su reino y a sus súbditos por ir tras vanos laureles de gloria.
Como extranjera, Cristina verá la política de Alfonso X con nuevos ojos. No los de los súbditos ni los de los enemigos, sino los de una mujer que ve cómo la ambición y el deseo de gloria empañan un reinado que podría haber significado todo para el desarrollo de Castilla.

Pero La flor del Nortees también, y sobre todo, la historia de una mujer, con todo lo que esto implica. La autora otorga voz a quien tuvo que acallarla durante toda su vida como tantas otras mujeres en la historia. Mujeres de la nobleza que eran utilizadas como moneda de cambio en las transacciones políticas y económicas de sus reinos.

Pero ése es, en fin, el destino de las princesas: criar hijas para otros y verlas marchar sin una lágrima, porque fueron criadas como enlace con costumbres y mundos ajenos.
Este es un relato cargado de poesía y también de dolor, donde la muerte siempre está presente y acechante, donde la vida y las pasiones se consumen de forma vertiginosa. Una historia de nostalgia, soledad y ansias de vivir. La historia de una mujer extranjera en un mundo que no entiende, rodeada de intrigas, de violencia, de una sexualidad brutal, que guarda en lo más hondo de su corazón secretos inimaginables.

Espido Freire (Bilbao, 1974) debutó como escritora con Irlanda (1998), novela galardonada con el premio Millepage, otorgado por los libreros franceses a la novela revelación extranjera. En 1999 apareció Donde siempre es octubre y seis meses más tarde se convertía en la ganadora más joven del Premio Planeta con su obra
Melocotones helados (1999), con la que obtuvo también el “Qué Leer” 2000 a la mejor novela española.

Sus otras novelas son Diabulus in musica (2001), Nos espera la noche (2003) y Soria
Moria (ganadora del premio Ateneo de Sevilla 2007). Es autora además de varios ensayos, colecciones de cuentos, una novela juvenil y un libro de poemas. En 2005 aparece La diosa del pubis azul, una novela policíaca escrita a cuatro manos con Raúl del Pozo.

Colabora con diversos medios de comunicación, ha trabajado como traductora y ha impartido cursos de creación literaria. La crítica la ha reconocido como a una de las voces más interesantes de la narrativa española y ha sido traducida a una decena de idiomas.


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