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Julio Alejandre
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Julio Alejandre (Foto: cedida por el autor)

Entrevista a Julio Alejandre: “Deseo reivindicar las grandes hazañas navales que han realizado nuestros marinos”

Autor de “La corona del mar”
Por Javier Velasco Oliaga
lunes 24 de octubre de 2022, 12:11h

La corona del mar” es la segunda novela del autor madrileño Julio Alejandre. Hasta ahora, sus obras han estado dedicadas al mar. Puede que sea porque el escritor residente en Extremadura, donde trabaja como orientador de psicoeducación para la Junta, es un trotamundos. Dejó la enseñanza para ir de cooperante a Centroamérica donde se dedicó a ayudar a los refugiados de guerra.

La corona del mar
La corona del mar

Su nueva novela histórica nos lleva desde el golfo de México hasta diversos puertos del Caribe y llega hasta las Azores. En esos mares, seremos espectadores de la primera guerra naval de la era moderna. Una novela con grandes dosis de aventuras e intriga, narrada con mucho ritmo y gran pulso. En la entrevista, Alejandre nos desvelará algún que otro secreto y las motivaciones para escribir la novela.

¿Cómo surgió la idea de escribir “La corona del mar”.

En 2019 hice un viaje a las Azores y, aparte de disfrutar de sus paisajes increíblemente verdes y de su gastronomía, aprendí algunas cosas sobre su historia, entre ellas el papel que jugaron las islas en el conflicto sucesorio que llevó a Felipe II al trono portugués. Un episodio de gran trascendencia histórica pero completamente desconocido en España, y ese fue el detonante para escribir la novela.

¿Tiene alguna conexión, aparte del mar, con su novela “Las islas de Poniente”.

Son novelas independientes, con personajes diferentes. Como apunta, la única conexión es el mar y el deseo de reivindicar las grandes hazañas navales que han realizado nuestros marinos en aquel siglo tan apasionante.

La ambición desmedida de los gobernantes ha dominado la relación entre pueblos y naciones vecinas; el afán de poder de los hombres ha provocado guerras, destrucción y muerte. Su novela se sitúa en el S.XVI. Estamos en el siglo XXI. ¿Cree que la historia nos ha enseñado algo?

Creo que hemos avanzado respecto a épocas pasadas en multitud de aspectos, pero en este no, por desgracia. Si uno pasa revista a los acontecimientos del último siglo, parece que en lugar de aprender de la historia nos obcecamos en repetir y agrandar sus errores.

Para minar el poder del que no es enemigo no sirve atacar de frente ¿vale todo, como utilizar el corso o la piratería?

En la guerra siempre ha valido de todo. En la época en la que se sitúa “La corona del mar” España no estaba en guerra “abierta” con Inglaterra y Francia, pero no dejaba de haber una guerra soterrada entre ellas, al estilo de la guerra fría, por parte de unos y de otros. Porque si Francia e Inglaterra utilizaban la piratería contra España, Felipe II intentó desestabilizar Escocia e Irlanda e incluso se vio involucrado en dos complots para asesinar a Isabel I.

La guerra de corso formaba parte del combate naval llevado a cabo por particulares que recibían autorización del Estado (patente de corso) para capturar naves enemigas y quedarse con las presas y su carga o destruirla, si fuera necesario. ¿Pone de manifiesto el auge de la iniciativa privada frente al Estado o es una ayuda donde este no puede llegar?

Un poco de ambas cosas. Aunque, más que iniciativa privada frente al Estado, yo diría que eran iniciativas privadas alentadas por el Estado. Los reyes de aquella época, como los actuales gobiernos, tenían enormes problemas de liquidez y cualquier empresa que beneficiase sus intereses era bien acogida. Sobre todo si les proporcionaba ganancias adicionales, como en el caso del corso: no hay que olvidar que los corsarios debían entregar una parte importante de sus botines a su soberano.

Pero en España sucedía lo mismo. Muchos de nuestros conquistadores y exploradores recibían capitulaciones reales para descubrir y poblar tal o cual lugar a cambio de futuras mercedes en títulos y tierras, pero debían costearse la empresa de su bolsillo o endeudarse hasta las cejas.

Los corsarios eran tan temidos como los piratas, ¿Les diferenciaba que contaban con el beneplácito del Estado? El objetivo era similar: obtener botines que no siempre correspondían a barcos enemigos.

Esa era la diferencia, en teoría, aunque había muchos marinos que se dedicaban a esa actividad tanto en tiempos de guerra como de paz, y pasaban, por tanto, del estatus de corsario al de pirata sin solución de continuidad. Lo que me lleva a pensar que había poco patriotismo en juego. Su objetivo era el mismo: enriquecerse. Y los métodos también eran similares. Un corsario no era menos violento y despiadado que un pirata por el hecho de serlo, eso dependía más de la persona. Hubo quienes se distinguieron por una crueldad extrema, como el Olonés, o Morgan, y otros menos violentos, como los Ricard que se mencionan en la novela.

¿Qué hubiera ocurrido si el papado hubiera apoyado a Felipe II en contra de Francia, Inglaterra y Antonio de Avis?

Pues no sabría decirte si nos habría ido mejor o peor. Durante el reinado de Felipe II el papado jugó, en general, el papel de perro del hortelano. Por un lado, presionaba al rey para que defendiera la fe católica frente al protestantismo y el islam, para que enviara armadas y ejércitos a los puntos más calientes. Pero, al mismo tiempo, conspiraba con otros reyes y príncipes para socavar el poder de Felipe II o le prometía una ayuda que después escatimaba.

En el caso de la Armada Invencible, el papa Sixto V urgió insistentemente al rey prudente a atacar Inglaterra y deponer a Isabel I, en especial después de que esta mandara ejecutar a María Estuardo, la católica reina de Escocia. Sin esa insistencia, puede que jamás se hubiera organizado la Armada. Y, por cierto, el papa nunca pagó el dinero que le había prometido.

¿Ha sido complicada la documentación previa para escribir esta novela? No solo maneja una parte histórica importante, sino que también tiene que utilizar terminología precisa que tiene que ver con los barcos y la mar, y entender cómo se manejaba una nave el en siglo XVI…

Documentar medianamente bien la novela me ha llevado casi tanto tiempo como escribirla, sobre todo porque me gusta acudir a las fuentes originales, que es donde puedes apreciar verdaderamente el modo de pensar y sentir de los personajes y captar el espíritu de la época.

En esta novela, sin embargo, he jugado con ventaja y me ha sido de enorme ayuda, en lo relacionado con la terminología naval, la labor de documentación que había hecho para escribir “Las islas de Poniente”. Ambas están ambientadas en el mar y transcurren prácticamente en la misma época.

“Cada faceta de la vida, cada experiencia, es un suma y sigue que te va convirtiendo en la persona que eres”

Pedagogo, profesor, cooperante… ¿qué hay del autor en esta novela de aventuras marítimas?

Imagino que bastante. Cada faceta de la vida, cada experiencia, es un suma y sigue que te va convirtiendo en la persona que eres, la misma que crea y escribe. Y no puedes evitar su influjo.

Pero detrás mi interés por las aventuras marítimas está mi familia materna, que es gallega. He tenido abuelos, bisabuelos y otros parientes dedicados al mar: capitanes, simples marineros, náufragos, emigrantes, supervivientes y ahogados. Y las lecturas de aventuras que devoraba de joven: Julio Verne, Jack London, Conrad, Salgari...

“La corona del mar” incorpora elementos de distintos géneros literarios, como acontecimientos históricos, enredos amorosos, aventuras… Si tuviera que definir esta obra, ¿dónde la situaría?

Sin duda en el campo de la novela histórica, al menos como yo la entiendo. Una novela histórica no es un tratado de historia, sino un acercamiento a un periodo concreto y a unos hechos a través de una trama y de unos personajes que la hagan más entretenida y didáctica, que ayuden al lector a sumergirse en el ambiente de la época y acercarse al modo de vida de sus gentes. Y las gentes de un siglo tan lleno de acontecimientos notables, gestas heroicas y emociones fuertes como fue el XVI amaban, sufrían, luchaban, las pasaban canutas y corrían todo tipo de aventuras. Y eso es lo que intento reflejar en mis novelas, sin faltarle al rigor histórico.

¿Qué es más complicado para un docente experimentado en relaciones humanas, ficcionar la historia o profundizar en el mundo de las emociones y sentimientos que determinan el comportamiento?

La labor más difícil y laboriosa es situar las emociones, sentimientos, actos y valores de los personajes en su preciso contexto. Me aterra trasladar tal cual la mentalidad y los arquetipos de nuestro tiempo al siglo XVI, sin aplicar ningún filtro. Eso sí que sería falsear la historia.

El Atlántico fue el campo de batalla donde se libró una guerra inédita, larga y de desgaste. Controlarlo era para España una cuestión de soberanía

La conquista del Atlántico suponía tener la hegemonía de las rutas comerciales. ¿Es el mar un personaje más en su historia?

Yo diría que el mar, más que un personaje, es el escenario sobre el que se representa la historia.

El Atlántico fue el campo de batalla donde se libró una guerra inédita, larga y de desgaste. Controlarlo era, para la España de entonces, cuestión de soberanía, pues nunca antes había existido una nación con territorios en ambas orillas de un océano, ni había estado tan necesitada de garantizar sus rutas marítimas y sus comunicaciones.

A los personajes masculinos de la época se les supone arrojo, valentía, ambición… crueldad incluso, pero, ¿cómo definiría a sus personajes femeninos?

Ante todo, valientes. Una valentía no tanto física, aunque también de eso hay, sino en su actitud frente a los acontecimientos. Y decididos. Y con mucho carácter, algo imprescindible para caminar con paso propio en un mundo copado por los hombres.

¿La historia manda o los personajes tienen vida propia y la van escribiendo?

Los personajes históricos más relevantes, como Antonio de Avis o Álvaro de Bazán, son capaces de influir en ella y escribir algunos renglones. Para los demás, la historia es como un enorme río que corre en un único e inmutable sentido, y los lleva. Ellos nadan, navegan y se mueven a su libre albedrío, a favor o en contra de la corriente, pero sin alterar su curso.

Las Azores, sobre todo la isla de Terceira, eran la verdadera puerta de ultramar, unas islas bellísimas con una posición estratégica privilegiada para convertirse en ruta obligada hacia el Caribe y el Golfo de México. En 1583 fueron conquistadas por los españoles, hecho clave que propició la integración del Reino de Portugal y sus colonias dentro del Imperio Español. ¿Por qué elije esta parte de la historia para escribir su novela?

Yo no utilizaría la palabra conquistadas, y lo menciono porque está relacionado con la pregunta. Al margen de la intervención de otras potencias como Francia e Inglaterra, el conflicto sucesorio fue, sobre todo, una guerra civil entre portugueses. Unos estaban a favor de la unión de las dos coronas bajo el cetro de Felipe II, y otros a favor de continuar como un reino independiente gobernado por Antonio de Avis.

Fue precisamente el enorme desconocimiento que hay sobre un hecho histórico tan relevante (y me pongo el primero en la lista), lo que me movió a escribir esta novela. Me preocupa que la historia, los historiadores, los mandatarios..., en definitiva, personas concretas con intereses concretos, desplieguen un velo de olvido sobre determinados acontecimientos históricos, por más relevantes que hayan sido, mientras que a otros, tal vez menos notables, los iluminan con enormes reflectores, o los tergiversan.

También sobre el corso y la piratería hay mucha ficción y leyenda. Se han exagerado sus éxitos y se ha ridiculizado el quehacer de los españoles. Y no fue así. Como dato curioso, puedo decir que en todo el siglo XVI ningún pirata o corsario fue capaz de capturar una flota de la Carrera de Indias. Sus ataques se dirigían a naos que viajaban solas o que se separaban de la flota a causa de alguna tempestad.

¿Ya anda imbuido en un nuevo proyecto literario?

Estoy escribiendo la continuación de “La corona del mar”. El conflicto por la hegemonía del Atlántico continúa durante dos décadas y tiene mecha para muchos abordajes, batallas, intrigas y grandes aventuras.

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