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"Odisea", de Homero. (Traducción de Luis Segalá y Estalella)

Editorial Gredos. 2022
Por José María Manuel García-Osuna Rodríguez
martes 26 de septiembre de 2023, 17:16h
Odisea
Odisea
Estamos ante la segunda obra que narra lo que ocurrió, tras la derrota de Troya frente a los griegos, con la consiguiente conquista de dicha ciudad que fue quemada hasta los cimientos. En esta obra se narran las peripecias del rey de Ítaca, Odiseo o Ulises, que padeció hasta poder llegar a su isla. Es claro que estamos ante un texto riquísimo tanto en personajes como en motivos. Se colige que la obra fue escrita, algún tiempo después de la Ilíada. Por lo tanto, sería de hacia finales del siglo VIII a. C.

«Aunque la Odisea es unos cientos de versos más breve que la Ilíada, la sensación que tiene el lector de ambos poemas homéricos es que el relato de las andanzas de Ulises es mucho más extenso que el del asedio de Troya. Esa impresión se debe, en primer lugar, a los amplios horizontes de la Odisea, con sus varios escenarios. Mientras la primera epopeya griega centra su narración en los feroces combates en torno a la ciudad de Ilión, la segunda nos hace viajar con su héroe de un lado a otro. Desde Troya, evocada tras su destrucción, en la ya memorable y mortífera contienda recordada por Néstor, Menelao y los aedos de Ítaca y Feacia, hasta las salas de un sombrío palacio en la isla de Ítaca, donde una esposa y un hijo desolados aguardan el regreso del héroe, partido hace mucho. Y entre uno y otro ámbito, el misterioso mar que cruza errante, desafiando monstruos y prodigios, Ulises. Él es, en efecto, quien da unidad a todo el poema que lleva su nombre. La Ilíada debe su nombre a una ciudad, pero la Odisea es el poema de Odiseo, o, según la versión latina del nombre, de Ulises. Es el protagonista que está siempre en la mente de todos, incluso cuando, como en los primeros cantos, se halla ausente de la escena».

La Odisea es diferente a la Ilíada, ya que en la aventura global de Odiseo se contemplan múltiples peripecias, que parece que sean los diferentes capítulos de una novela de aventuras, con tintes obvios de una novela-histórica, quizás hasta semejante a lo Medieval, siendo el protagonista o caballero regio Ulises; quien es un personaje muy bien delineado, ya que se conoce su rancio abolengo, por haber sido uno de los grandes héroes que combatieron, de forma incansable durante diez años, frente a los muros de las puertas Esceas, por las que entraron los cuerpos sin vida de múltiples troyanos, incluyendo el de su mayor guerrero, el príncipe Héctor “el de tremolante casco o domador de caballos”, este muerto de forma alevosa por Aquiles, el número uno de los aqueos. Ulises presenta aquí una imagen mucho más compleja, en el entorno de unos paisajes que no solo narran la épica de la guerra.

Ciertamente, la Ilíada no es el poema de Aquiles, sino una epopeya referida a la guerra de Ilión y a sus combates heroicos, y que encuadra su relato, muy explícitamente, en unos cuantos días del último año, el décimo, del asedio de la ciudad de Troya, comenzando en la disputa de Agamenón y Aquiles y concluyendo con las muertes de Patroclo y Héctor, y sus funerales respectivos”.

Mientras que la Ilíada es un resumen, bastante pormenorizado, y reducido al último año, el décimo, de la guerra entre troyanos y aqueos, en la expedición bélica comandada por el Rey Agamenón Atrida de Micenas. Por el contrario, la Odisea narra la historia del regreso de uno de los héroes aqueos a su patria, en este caso de Ulises u Odiseo hasta Ítaca. “Es un hábito antiguo releer y estudiar la Odisea a la sombra de la Ilíada. Parece, en efecto, que no se puede dejar de contemplar la trama odiseica sin parangonarla con la de la anterior epopeya homérica. En ese contraste resalta la superior grandeza patética del cantar sobre la guerra de Troya, verdadero paradigma del género épico, mientras que en la Odisea suele destacarse la derivación del relato heroico hacia lo novelesco y la acentuada modernidad de Ulises, que se va distanciando del héroe arcaico para acercarse al protagonista más complejo de un buen libro de aventuras”.

La Ilíada presenta una gran dosis de dramatismo, reflejado en el gran número de sus batallas, con ese elevado número de muertos, que son numerados con su nombre y, en bastantes ocasiones, con el nombre de su familia. Detrás de esas muertes están los deseos incoercibles de los dioses inmortales, que consideran que a esos héroes les ha llegado su hora final. En la Odisea, por el contrario, se llega a un final feliz, no dejando de pintar todo un lienzo de cómo eran las costumbres entre los danaos o aqueos de aquella época. “Esa trama de la Odisea tiene un estupendo fondo de antiguo cuento popular, pero su esquema está ampliado con numerosos episodios fantásticos e intrigantes. Siempre viene a subrayarse que la pérdida de elevación épica se compensa, en este poema de aventuras heroicas, con la modernidad y humanidad de esa narración donde alborea lo novelesco, en un sentido amplio”.

Ulises tiene un comportamiento mucho más moderno y próximo que el del resto de los demás héroes aqueos. Es un héroe muy humanizado, con un carácter complejo y muy inteligente, ‘FECUNDO EN ARDIDES’; y, por consiguiente, el que recurre mucho más a su inteligencia preclara, que a métodos impetratorios de proximidad con los dioses. Si tiene que mentir lo hace sin ambages. Tiene que llegar, como sea, hasta Ítaca desde Troya, ya que ahí está su hogar, y donde le esperan su esposa Penélope y su hijo Telémaco. Ninguna peripecia le detendrá. Aunque la Odisea tiene unos cientos de versos menos que la Ilíada, cuando uno se acerca a esa obra, las andanzas de Odiseo dan la sensación de que amplían el número de versos con respecto al de la Guerra contra Troya, sensu stricto. La causa estriba en que la nave del Rey de Ítaca va dando rodeos y se estrella contra todo tipo de tierras. Mientras que el vocablo Ilíada se refiere al nombre de una ciudad, una polis Ilión o Troya; la Odisea es el poema o canto de su protagonista, un hombre con todos sus problemas inherentes a su condición humana y es, por lo tanto, el canto del propio Odiseo o Ulises.

Odiseo según la versión griega de su nombre, o Ulises en la versión latina: “Es el protagonista que está siempre en la mente de todos, incluso cuando, como en los primeros cantos, se halla ausente de la escena”. A los primeros cuatro cantos se les suele llamar como ‘TELEMAQUIA’, ya que es el nombre del hijo de Ulises, Telémaco, el centro único de la narración. “La narración comienza, tras una breve escena en el mundo divino, evocando la situación en Ítaca, veinte años después de la partida de su rey Ulises, y diez años después de la destrucción de Troya”. En Ítaca, que es una isla pequeña y áspera, y así se forja el carácter de sus habitantes, la Reina Penélope teje y desteje, junto a su joven hijo Telémaco, para evitar celebrar un matrimonio con el número ingente de pretendientes que, según las leyes existentes en ese momento histórico, desean conseguir esposa, trono y riquezas del monarca que se fue a luchar a Troya, por el honor del rey Menelao de Esparta. ¡Obra y versión magistrales! «Senatorii ordinis, sed qui non dum honorem capessisset».

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