“
Perfidia” es la primera novela de su nueva tetralogía, el Segundo Cuarteto de Los Ángeles que se desarrolla entre 1941 y 1945. Como si de la saga de la Guerra de las Galaxias se tratase, que comenzaron a rodarla por la cuarta entrega, James Ellroy empezó a escribir su Cuarteto de Los Ángeles, que transcurría entre 1946 y 1959, por la que será la quinta entrega. Antes de comenzar a escribir esta nueva tetralogía, ya nos deleitó con su primera serie y ahora nos regala la que es la primera novela de una nueva tetralogía que empieza en los años cuarenta, justo en el momento antes del ataque a Pearl Harbour por parte de los japoneses.
Este segundo Cuarteto de Los Ángeles toma personajes, tanto reales como ficticios del primer cuarteto y de la Trilogía Americana, que se desarrolla entre 1858 y 1972. “Son los mismos personajes pero mucho más jóvenes”, cuenta el escritor americano y añade: “he querido hacer la historia de mi ciudad y de mi país entre 1941 y 1972. Cuando termine de escribir este nuevo cuarteto serán un total de 11 volúmenes”. Con lo que habrá contado una parte de la historia de los Estados Unidos.
De todos los personajes de "
Perfidia", el que más molestias le ha producido el William H. Parker Tercero. “Era un personaje menor en
L.A. Confidencial y en
Jazz Blanco, aquí toma más relevancia, ya que fue el mejor policía estadounidense de su época y la que más satisfacciones me ha dado ha sido Kay Lake, el personaje principal de
La Dalia Negra, primero porque es una mujer y después porque es una persona con un sentido del humor increíble. Representa a la perfección la libido de la mujer americana”, explica el autor americano.
James Ellroy es un escritor meticuloso y riguroso. “No dejo nada a la improvisación. Antes de empezar a escribir la novela hice un diagrama de todo lo que ocurre en ella hasta el más mínimo detalle, por eso el argumento, los personajes y el relato tiene esa potencia y está tan bien entrelazado”, expone. Tuvo que releer las siete novelas anteriores y establecer un cronograma con los nombres de los protagonistas, la edad y raza para no cometer errores, ni caer en contradicciones cuando hablase sobre esos personajes.
En su relato no hay contradicciones, la trama fluye de manera que el lector encuentre todos los por qué de lo que sucede y siempre con una base verosímil y creíble. De ahí, que cuando se sienta a escribir sabe los que va a ocurrir y hacia dónde van a ir los personajes y la trama. “El escritor que dice que sus personajes se adueñan de la trama está diciendo sandeces. Fuera de mi mente, mis personajes no existen”, afirma categórico.
Para el escritor americano, el Dostoievski americano según él, aunque no haya leído ningún libro suyo, “los hechos reales se tienen que reflejar fielmente, de forma tal que cuando escribo no cometo errores históricos, pero sí puedo extrapolarlos a la ficción”, revela. Por eso, advierte tajante que “yo no soy un escritor de novela negra, sino de novela histórica”.
En ocasiones se le ha acusado de que la justicia en sus libros no existe. Se defiende ante eso y opina que “sí hay justicia en mis libros, son profundamente anti-nihilistas. Mis libros vienen del romanticismo sinfónico de los compositores del siglo XIX. En ellos hay mucho patriotismo y una moral absoluta en la que hay una relación kármica de los personajes con la novela. Quien se porta mal tiene su castigo. En el libro hay personas que tienen grandes actos de abnegación y valentía física. Mis personajes masculinos se enamoran locamente y los que me importan terminan cambiando. Todo los lectores saben lo que pienso yo”, descifra el autor.
La novela comienza en la víspera del bombardeo a Pearl Harbour por parte de los japoneses. A partir de ese momento, se internó a todos los japoneses residentes en USA en campos de prisioneros, “pero se hizo de forma caótica y ese caos real me ha permitido pasar a la ficción. En ese primer mes reinaba el miedo en mi país porque no se sabía lo que estaba ocurriendo”, expresa con esa voz ronca suya muy característica, como si fuese uno de sus propios personajes. El policía Ashida, uno de los personajes principales, tenía que convivir con ese miedo que provocaba a sus conciudadanos.
A parte de la guerra, el otro tema, que siempre trata en sus libros, es el de la corrupción y en este caso “el de los aprovechados de la guerra, aquellos que se enriquecieron con la guerra”, manifiesta y agrega “éste es mi mundo, el que describo y al que pertenezco y me gusta. Conecto muy bien con el mundo que describo”. Y la verdad es que él mismo parece uno de los muchos personajes que describe en sus novelas. El típico americano arrogante y seguro de sí mismo.
Cuando se le pregunta por su forma de narrar una historia, contesta con seguridad que “yo siempre escribo en tercera persona, con un punto de vista subjetivo. Sólo he utilizado la primera persona cuando habla Kay Lake y no me ha costado mucho ponerme en la piel de una mujer porque es súper natural, me ha divertido muchísimo. Es un caso especial porque es una súper mujer. Las mujeres son las que escriben diarios y tienen una fuerza muy brutal”, aclara.
No le gusta hablar mucho de sí mismo, pero si se le pregunta reconoce que “disfruto de la vida. Me gusta la vida y me encanta escribir. Voy a lo profundo de la vida”. Y sobre su obra apunta que “quiero crear obras de arte perfectas. Me gustan las obras voluminosas ya que para mí representan un reto y mi objetivo es que el lector lea mi novela en trozos cada vez más largos” manifiesta y la verdad es que lo consigue, una vez que empiezas sus novelas es difícil dejarlas a la mitad.
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