Agustín Fernández Mallo estará firmando sus obras en La Feria del Libro de Madrid este fin de semana
Hoy y mañana domingo Agustín Fernández Mallo participará en un coloquio y firmará sus obras en el Paseo de Coches de El Retiro de Madrid. Es un autor que merece la pena conocer. Su proyecto Nocilla, compuesto de tres novelas, ha tenido una gran resonancia. Totalmente finiquitado, Agustín se debate entre la poesía y la novela. Aunque él afirma seguro a TodoLiteratura.es que "yo siempre me considero un poeta". Un poeta que hace poesía y narrativa al mismo tiempo, un narrador que escribe prosa poética.
Porque sus libros rezuman poesía, sentimiento, extravagancia y originalidad. Yo siempre regreso a los pezones y al punto 7 del Tractatus fue su primer libro, auto editado, que ahora rescata Alfaguara, ¿merece la pena rescatarlo? Claro que sí, es una obra no sólo original; es densa, es inexorable, es poesía escrita en prosa. Pequeñas píldoras que van golpeando al lector en su conciencia. Como el título, que es un puñetazo a la boca del estómago. Pero, ¿qué quiere decir ese título? se preguntarán. El Tractatus de Ludwig Wittgenstein dice: de lo que no se puede hablar, mejor es callarse. Hay cosas inexplicables que las limitaciones del lenguaje no pueden expresar.
"Yo siempre regreso a los pezones y al punto 7 del Tractatus"
"El libro no es un homenaje a Wittgenstein, es un elemento más que está en el libro. Los límites de nuestro mundo son los límites de nuestro lenguaje, analizando nuestro lenguaje nos damos cuenta de que el mundo de los recuerdos es una reconstrucción inventada de lo que creemos que sucedió", explica Agustín Fernández Mallo. Sucedió tal como recordamos o evocamos lo que nos gustaría que hubiese sucedido, la mayoría de las personas recuerdan los buenos momentos, otras los malos, siempre predomina un recuerdo que nos limita recordar lo sucedido exactamente. Por eso, "la poesía va contra ese límite, añade. La poesía explica lo inexplicable.
El libro tiene algo de autobiográfico, una separación dolorosa, ya lejana, que el autor proyecta en un hotel solitario en otoño cuando ya los turistas han vuelto a sus lugares de procedencia, Agustín Fernández Mallo lo sintetiza claramente al decir: "no se puede hablar de aquello que no está en uno mismo". La reconstrucción de los recuerdos es la sublimación de los mismos, se llega a confundir lo que inventas con la realidad, "la memoria siempre habla del presente, si no la memoria inventa", añade el escritor gallego.
Pero el hotel no significa un aislamiento, aunque sea un lugar en el que te puedas aislar, "en el hotel se puede dar una situación de renacimiento, se puede uno metamorfosear, resucitar o reinventar su pasado" señala Agustín Fernández Mallo. Puede que el libro al escribirlo él se hubiese metamorfoseado, "cuando acabé el libro me pareció reconocer una voz propia mía, distinta a las voces de otros escritores, con un cosmos personal, con una estética autónoma", afirma.
Y eso que cuando escribió en 2001 su primer libro, "no estaba siendo plenamente consciente de lo que estaba haciendo", aclara humildemente. Escribía sin ningún prejuicio, escribía desde las entrañas consiguiendo hallazgos novedosos, como el monigote negro que suele haber en las puertas de los aseos masculinos, el mismo que hay en la cubierta del libro. Un monigote siempre presente que ve y escucha situaciones y conversaciones inauditas, un símbolo con voz propia que le contaba algo al autor y que hace de contrapunto a su yo poético que va contestando y apostillando a ese yo, pero también a esa musicalidad que tiene su prosa y que la convierte en poética.
"Escribo de manera caótica y desordenada"
Su forma de escribir reconoce que es caótica, después de publicar El hacedor (de Borges), remake, un libro que homenajea a Jorge Luis Borges y que ha tenido que retirar la editorial por un mal entendido con la mujer del escritor argentino, se centró en la poesía, se centró en Antibiótico un único poema de 100 páginas que resume diez años de su poesía, "un auténtico poema río", dice, que ahora publica la editorial especializada en poesía Visor. ¿Y después? "Estoy trabajando en cuatro novelas y un ensayo a la vez", declara a TodoLiteratura.es.
Menuda actividad, casi frenética, que choca con su carácter pausado, puntilloso y afectivo. Explica sus motivaciones poniendo ejemplos, explicando todos los pasos de su proceso creativo. Porque él es una persona creativa, su estilo trasciende del corsé de la página de papel y sus textos necesitan música y vídeos. Necesitan tener alerta todos los sentidos. Con Eloy Fernández componen un dúo de spoken word llamado: Afterpop Fernández & Fernández y junto a Juan Feliu tiene un grupo de música denominado Frida Laponia. En su página web se pueden descargar todas las canciones. Y, ¿por qué hace todo esto? "porque si no me aburro".
El libro trae unas pequeñas ilustraciones de Pere Joan, magistrales, "que no se sabe muy bien dónde acaban o empiezan" y un prólogo del poeta Eduardo Moga que describe muy bien a Agustín Fernández Mallo, pero el prólogo lo encontrará al final del libro, un pequeño matiz de cómo es el escritor afincado en Menorca. Leyendo sus libros se pueden tener múltiples sensaciones, pero todas alejadas del aburrimiento y nos damos cuenta de que la mente inquieta del escritor es un hervidero de sensaciones, de un escritor que es precisamente eso, "yo lo que soy es escritor".
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