Así, ésta es una novela que podríamos definir, en parte, como un documento de primera mano para conocer los sucesos políticos de los últimos años dentro y fuera de nuestro país: la posguerra, Mayo del 68, el triunfo y caída de Allende, la muerte de Franco, la transición o las sucesivas victorias y derrotas del PSOE, partido al que el autor pertenece.
A su vez, en una nota previa a sus nueve capítulos, incluso, se encarga de matizar la peculiaridad de su obra: «la vida profesional y la pública del protagonista son un trasunto de la del autor». El texto se inscribe en la novela y sus personajes y acontecimientos salidos de la imaginación del autor reciben el nombre de ficción, pero la novela contiene un notable componente autobiográfico como el propio escritor señala.
Pero además de un documento que aporta datos reales, el libro es la crónica sentimental de una generación, la de JoaquínLeguina: sus amores y sus desengaños, donde late la añoranza de la luz de los veranos juveniles y el dolor del regreso al pasado.
Según el propio escritor, "Aunque [
La luz crepuscular] tiene pasión política, no se puede leer en esa clave. Se tiene que leer en la clave de los sentimientos, los afectos, los amores, los desamores, los éxitos y los fracasos de una vida que es en parte la mía y que quiere ser, ya no arquetipo, pero muy significativa de la generación a la que pertenezco".
Esta novela saca a la luz la emoción que el autor y su generación sintieron al ser quienes veían en los distintos acontecimientos relatados en la novela el inicio de una nueva era: su encuentro con la Historia.
Además, hay que destacar que la narración está estructurada en evocaciones, nombres y ciudades, (Santander, Villanueva de Villaescusa, Bilbao, Madrid, París...) cuyos epígrafes están siempre encabezados por los versos de poetas, caso de Gerardo Diego, Blas de Otero, Jaime Gil de Biedma o Ángel González, cuyos versos sirven de preludio a la obra
.
En definitiva, realidad y ficción conviven en "
La luz crepuscular", un testimonio político, moral, histórico y, sobre todo, humano, en el que Joaquín Leguina nos habla de justicia, libertad, pasión y amor en una historia marcada por la memoria personal y la colectiva.
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