¿Hubo realmente un intento de atentado contra el presidente de la República española, Juan Negrín, en el año 38 en Barcelona? No podemos asegurarlo con total certidumbre, pero sí hubo una propuesta por parte del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista), de inspiración trotskista, a los servicios de inteligencia franquista para llevar a cabo el magnicidio. No sabemos si realmente se intentó, pero Antonio Manzanera monta una sensacional trama sobre este hecho.
El agente fascista Urquiza, -no se desvela en la novela su nombre completo-, llega a Barcelona para ponerse en contacto con unos militantes trotskistas encargados de cometer el asesinato. Cuando llega a la Ciudad Condal acompañado del teniente Castro se da cuenta de que él era un mero cebo para que éste desempañase una tarea más importante: Encontrar la máquina encriptadora Dora, precursora de la Enigma que utilizaron los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, que los servicios franquistas habían entregado a un espía en Barcelona y de la que habían perdido el rastro.
El teniente Castro es asesinado casi nada más llegar a Barcelona y Urquiza se hace cargo de ambas misiones. Durante la búsqueda de la máquina Dora, Urquiza nos va mostrando cómo funcionan los servicios de inteligencia alemán y soviético en la Barcelona republicana durante la ofensiva del Ebro. Pero además, el autor nos muestra parte de una historia oculta que poco a poco va saliendo a la luz. Los alemanes llegaron a vender armamento pesado a la República a través de contrabandistas griegos para financiar el armamento que entregaban a crédito a las tropas fascistas. La República siempre pagó en exceso por el armamento comprado y los soviéticos se aprovecharon de manera inmisericorde de la inocencia de los dirigentes republicanos, que dilapidaron la cuarta reserva mundial de oro.
La trama avanza en dos frentes. Por uno, el principal, de manera lineal, en el que un narrador omnisciente nos va contando la investigación de Urquiza para hacerse con Dora y los problemas que tiene con los militantes del POUM y los servicios de inteligencia de los alemanes y soviéticos, donde vemos que muchos de los espías son dobles y, otro, las cartas que el jefe del espionaje soviético en España, Alexander Orlov, escribe al camarada Stalin.
Sólo al final se desvelará toda la trama. Podemos avanzar que Orlov fue uno de los pocos supervivientes a la Gran Purga decretada por Stalin, ya que conocía tantos secretos que se supo blindar y llegar a un acuerdo tácito con el dictador soviético, de ahí el título del libro, ya que ambos cumplieron su parte de ese trato por el que no llegó nunca a desvelar nada, aún después de vivir varios años en Canadá y Estados Unidos.
“Nuestra parte del trato” tiene bastantes elementos de novela histórica, ya que está basada en hechos reales, también elementos de novela negra, por lo sórdido de la vida en la Barcelona del 38 y los muchos pasajes policiacos que contiene y es, sobre todo, un thriller apasionante por los abundantes acontecimientos traumáticos que padecen los protagonistas.
Podemos afirmar sin lugar a dudas que es la gran novela española de espías. Las tramas que pergeña Antonio Manzanera están a la altura de las creadas por John Le Carré para la Guerra Fría, pero sus tramas nos resultan más cercanas y desveladoras de unos acontecimientos que forman parte de nuestro imaginario colectivo y que hasta ahora han sido manipuladas con fines políticos. La editorial Umbriel tiene entre sus filas a un autor que le dará gratas sorpresas en años venideros.
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