Tras la presentación de diferentes hechos previos, la trama principal se va desarrollando a lo largo de la investigación de una serie de crímenes. El empleo del narrador omnisciente permite seguir esta trama principal desde el punto de vista de los investigadores (tanto profesionales ?policías, periodistas...?, como por civiles con instinto detectivesco) y de los propios asesinos.
La pluralidad de personajes y escenarios da pie a una serie de subtramas secundarias que permiten una ampliación de los tonos narrativos: humorístico, costumbrista, histórico, teológico o artístico.
El estilo narrativo empleado procura limitar las descripciones a las imprescindibles para el seguimiento de las tramas, procurando dar una mayor relevancia a los diálogos, a los cuales se les dota de la naturalidad necesaria para resultar creíbles. Así, por ejemplo, se incorporan términos y giros del lenguaje coloquial de distintas zonas del territorio español.
La estructura temporal de la novela es de carácter lineal, aunque en contadas ocasiones se realizan elipsis encaminadas, sobre todo, a dibujar el pasado de ciertos personajes.
La novela carece de un protagonista absoluto, siendo más bien de carácter coral. Esto permite que la trama sea presentada casi con la misma importancia desde cualquiera de los diferentes escenarios.
Por último, las características de la trama dan pie a que exista un gran dinamismo por parte de los personajes, los cuales se ven obligados a viajar frecuentemente, pero la división de los capítulos, y la incursión en el inicio de los mismos de la localización geográfica y temporal, permite que el lector pueda situarse en cada momento.
Un juego de rol, una serie de asesinatos, una partida macabra llevada a la realidad por dos mentes privilegiadas.
En una playa solitaria de Melilla, aparece en extrañas circunstancias el cadáver de un inmigrante adolescente oculto tras una espeluznante máscara y con un extraño estigma en la frente. A mil kilómetros de distancia el director de un prestigioso programa de temas esotéricos recibe un inquietante mensaje con una extraña imagen como rúbrica. En el pequeño pueblo de El Frasno, Aragón, unos nuevos forasteros habitan el viejo caserón.
Este detalle no se les escapa a Fede y Rafael que ostentan con méritos propios el título de alparceros de la villa. Estos acontecimientos sin conexión aparente son el punto de partida de una serie de sucesos que acabarán convirtiéndose en la página más luctuosa y negra de la historia criminal del país.
Empieza entonces una carrera por atrapar a los mayores asesinos en serie de la historia criminal española. Dos asesinos con un coeficiente intelectual superior a la media y herederos de unas familias de alta posición económica y social que partiendo de las filosofías orientales y primitivas y de la doctrina gnóstica, en contraposición al cristianismo, deciden hacer realidad un macabro juego de rol para ejecutar su venganza contra la sociedad.
Una novela en la que el lector vivirá en primera persona y se sentirá partícipe del devenir de los diferentes personajes para alcanzar la resolución de un enigma de magnitud impredecible.
Ferrán Cubells nació en 1952 en Barcelona. Estudió Económicas y ha trabajado en el sector electrónico como Responsable de Compras.
Paco Elipe nació en 1964 en Zaragoza. Trabajó de marino y realizó el curso de patrón de cabotaje. Ambos trabajan en la empresa Repsol.
Novela negra
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