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Susana Martínez-Conde
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Susana Martínez-Conde presenta “Los engaños de la mente”

jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h
Ayer se presentó en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid el libro Los engaños de la mente de Susana Martínez-Conde y Stephen Macknick. Tras diez años documentándose en el mundo de la ilusión y la neurociencia visual, estos dos neurocientíficos traen el primer libro nunca escrito sobre la neuromagia, donde investigan cómo el cerebro humano reacciona ante los trucos, dejando al descubierto, al fin, cómo se doblan las cucharas, se cortan mujeres en dos pedazos y se sacan conejos de las chisteras. El libro ha sido publicado por Destino.
De este modo, la pareja de científicos presenta una obra didáctica de alto nivel científico. Con el testimonio directo de magos de todo el mundo –entre los que destacan los españoles Juan Tamariz, Miguel Ángel Gea (quien estuvo presente en el acto) y un largo etcétera-, explora la interacción entre la magia, el cerebro y la vida cotidiana. Los engaños de la mente abre un nuevo campo en el estudio del cerebro y el comportamiento humanos, además de aportar un enfoque novedoso y atractivo de la neurociencia, añadiendo el componente lúdico de los juegos de magia.

Además, con esta presentación se inaugura la Semana del cerebro del 2012, un conjunto de actos que muestran a la sociedad el avance de la investigación del sistema nervioso y las nuevas tecnologías que se usan en este estudio.

Lo fundamental en este libro es la interacción entre los neurocientíficos y el mundo del ilusionismo: los científicos quieren aprender de los magos su conocimiento de la condición humana y sus limitaciones para desarrollar nuevos métodos científicos y, como viene sucediendo desde hace unos cuantos años, los magos se han interesado para aprender más sobre las bases cerebrales y neurológicas dado que quieren entender los fundamentos mediante los cuales ellos logran hackear nuestro cerebro y hacernos ver lo que ellos quieren que veamos.

Así, en el libro se tratan los diversos tipos de ilusiones, percepciones subjetivas que no se corresponden con el mundo real y son muy importantes para entender cómo el cerebro construye la imagen visual. Estas ilusiones proceden del mundo del arte, no del mundo de la ciencia: los principios que nos hacen ver la tercera dimensión y la profundidad en un cuadro son los mismos que nos permiten verlos en la realidad, por lo que comprendiendo unos, habremos comprendido los otros.

De este modo, los magos aplican sus conocimientos de la mente humana para manipular la atención y la consciencia, ya que los magos juegan con nuestras percepciones, porque no podemos fiarnos ni de nuestros propios ojos, y es que nuestros ojos tan sólo nos dicen una parte de lo que somos capaces de ver; del resto se encarga nuestro cerebro a través de un laberinto de etapas. Estos conocimientos de los magos pueden usarse también en el laboratorio para estudios como los de la memoria, la percepción o las ilusiones cognitivas como son la desviación de la atención, las ilusiones de memoria o las ilusiones de elección, diferentes de las ilusiones ópticas, que son las que ocurren en el mundo real y no sólo en nuestra mente.

Por tanto, a través de sus trucos, los magos nos han enseñado a pensar en la neurociencia desde otros puntos de vista. He aquí algunas de las lecciones que los neurocientíficos han aprendido de ellos y que pueden resultar de utilidad en la vida:


1. Los magos saben que la multitarea es un mito, y por eso usan la estrategia del «divide y vencerás» en todo lo que a la atención se refiere. Dividen nuestra atención para que en ningún momento podamos concentrarnos en parte alguna del escenario. Cuando tenemos una larga lista de cosas pendientes que hacer, es posible que caigamos en la tentación de querer realizar dos o más tareas simultáneamente, como contestar al correo electrónico en plena reunión de trabajo. Por lo que a rendimiento se refiere, es mejor que nos concentremos en una sola.

2. Los magos saben que la memoria es falible y que, cuanto más tiempo transcurre entre la adquisición y la recuperación de un recuerdo, menos exacto acaba siendo éste. Tengámoslo en cuenta y dejemos constancia de cualquier información o conversación importante inmediatamente después de que se produzca.

3. A pesar de que los magos cometen errores, y no pocas veces, los dejan a un lado y siguen avanzando, algo más característico de los magos experimentados; además, el público casi nunca se da cuenta. Deberíamos hacer lo mismo.

4. Un comercial y un vidente pueden “leer nuestra mente” diciéndonos exactamente lo que queremos oír. La próxima vez que vayamos a comprar un artículo muy caro y sospechemos que el vendedor está dándonos gato por liebre, cambiemos de argumentación en plena venta. Por ejemplo, podemos decirle que estamos muy interesados en el contraste y el brillo de nuestro próximo televisor y, justo cuando nos enseñe un modelo, le informamos de que en realidad nos preocupa mucho más la longevidad del aparato. Si los argumentos de venta del modelo que está enseñándonos cambian en función de lo que le decimos, entonces el vendedor en cuestión no está siendo muy honrado respecto a las cualidades del producto; simplemente nos dice lo que queremos oír.

5. Los magos consiguen que bajemos la guardia por medio del humor y la complicidad. Si un mago nos cae simpático, disfrutaremos mucho más del espectáculo y estaremos menos pendientes de averiguar los secretos que oculta su magia. En nuestras relaciones personales, profesionales o de negocios, podríamos actuar como el mago y desarmar al otro por la vía de nuestro encanto personal.

6. Todo espectador es un telépata. Si queremos ocultar algo a un socio, a nuestro cónyuge o a un agente de la autoridad, será mejor que no pensemos en ello mientras están presentes, pues el tono de voz, la mirada o un simple gesto puede delatarnos.

7. Los magos saben que la atención realza una pequeña parte del mundo y suprime todo lo demás. Cuando debamos tomar una decisión importante, como contratar a alguien o aceptar una oferta de empleo, sería conveniente que confeccionáramos una lista con todos los detalles que hayamos podido reunir al respecto, por muy intrascendentes que parezcan. Centremos entonces la atención en cada uno de esos aspectos, y valorémoslos de forma individual en profundidad. Estudiemos detenidamente las repercusiones de cada uno, así como la sensación o la intuición que despierta en nosotros. De este modo, los procesos de la atención realzarán cada cuestión en particular y suprimirán cualquier información accesoria. Una vez terminada la lista, tendremos una visión completa del asunto basada en los hechos, pero también en nuestros instintos. Entonces podremos tomar la decisión.›

En definitiva, un libro sobre la magia del cerebro que nos ayuda a entender el teatro de la vida y que nos demuestra que el cerebro es mucho más limitado de lo que sospechábamos.



Puede comprar el libro en:

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