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"Llamadme Cabrón". Historia de un pirata

Por Evaristo Aguado
jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h
Lamadme Cabrón
Lamadme Cabrón
"Llamadme Cabrón", de Javier Fornell Fernández, es la historia del pirata gaditano, corsario, comerciante y conquistador, Pedro Hernández Cabrón que fue un hombre del medievo, piadoso y cruel al mismo tiempo, temido por su violencia y respetado por su inteligencia en la guerra.
Pedro Hernández Cabrón, fue un conocido pirata gaditano, que surcó los mares a fines de la baja Edad Media. Un pirata cuyo valor y maestría como capitán le llevaría a la Marina Real, a defender Nápoles del ataque de los turcos o a marchar a las Canarias en busca de tierras que conquistar. Como también actuó por las costas africanas en contra de los enemigos de la cristiandad. Pero, detrás de las anécdotas se encontraba un hombre real. Un hombre con una historia apasionante que ahora les mostraremos:

"Pedro Hernández aparece nombrado por primera vez en 1478, cuando los Reyes le conceden el perdón por los actos de piratería cometidos en la costa aragonesa, así como por su intervención en los conflictos entre los dos principales poderes de la zona: los Ponce de León y los Guzmán. Nos dice Antón Solé que es "genovés de raza y, a lo que parece, portuense de origen inmediato".

Su pericia como corsario llamó pronto la atención de los monarcas y, en 1479, lo encontramos como capitán de la armada que, bajo el mando del obispo Fray Juan de Frías, parte hacia Las Palomas, en Canarias. Cambiaso y Verde nos da más información sobre la expedición y nos confirma que Pedro Caper -como aparece citado en Alonso de Palencia es el titular.

Cambiaso nos ofrece información sobre la empresa, como el anecdótico dato de la pérdida de los dientes por el titular tras recibir una pedrada. Tras el fracaso de esta empresa, participó activamente en la emprendida por Pedro de Vera, tras regresar a Cádiz -donde tuvo que permanecer un tiempo debido a su estado de salud-, apareciendo en la documentación como "capitán de la mar".

Dos años más tarde recibiría el encargo de mandar la flota de veinticinco galeras que el rey Católico enviaría a Nápoles en defensa de Fernando I ante el ataque turco. Aunque nominalmente dicha flota estaba al mando de D. Francisco Enríquez, la inexperiencia de éste en las cuestiones de la mar, unido al prestigio que había alcanzado el gaditano en sus actividades corsarias, llevaron al mando efectivo de Hernández Cabrón.

En 1480 las actividades del gaditano se habían multiplicado. En octubre participa en una frustrada incursión sobre la ciudad de Azamor, situada en el norte de África y pieza clave en el comercio de especias con Europa, que había sido organizada Juan Sánchez de Cádiz.

Ese mismo año, y como otros muchos gaditanos, posa sus ojos sobre las Canarias. Funda una sociedad para la conquista de la isla, junto a sus vecinos y amigos Alfonso de Quintanilla y Pedro de Vera, alcaide de Jimena de la Frontera y de la propia ciudad de Cádiz. Firmó capitulación, junto a Pedro de Vera y Alonso de Quintanilla, con los Reyes Católicos para la conquista de Gran Canaria, aportando 600.000 maravedíes a cambio de la exención del quinto, tanto real como del almirante, por un periodo de diez años. Alonso de Quintanilla y Pedro de Vera aportaron 150.000 maravedíes cada uno, lo que nos indica la implicación del titular en la conquista, al aportar la mitad de los recursos necesarios para la firma de la capitulación con la Corona.Pero las actividades de Pedro Hernández Cabrón no se detendrán con las expediciones a Canarias. El 17 de abril 1486 lo encontramos al frente de la flota que se dirige a Salé, ahora bajo mandato del Marqués de Cádiz y con un objetivo comercial. Un mes después, y por orden del mismo Marqués, lo encontramos al frente de la expedición militar contra la Isla de Madeira.

Poco más sabemos del gaditano hasta que en 1492, completada ya la conquista de Granada por los Reyes Católicos, organiza el transporte hacia la costa africana, en concreto a Orán, de una flota de 25 navíos en los que se transporta a parte de los judíos expulsados de la zona. Pese a contar con el seguro que el corsario genovés Fregozzo les ofrecía, los judíos decidieron no recalar allí, retrocediendo hasta Arcila y, finalmente y debido a la adversidad del tiempo, hasta Cartagena y Málaga.

Junto a todas estas actividades marítimas, no debemos dejar de lado su labor comercial. Pocos datos tenemos referentes a esta actividad, tal vez únicamente la compra de 32.802 maravedíes de atún a las almadrabas de Cádiz en 1484, sin lugar a dudas destinadas al comercio. Por otro lado, su estatus de regidor de Cádiz nos indica el prestigio social que la actividad corsaria llegó a tener en la ciudad gaditana. No son raros los casos de presas navales realizadas por regidores de la ciudad e, incluso, no es extraño el apoyo del Marqués a esta actividad durante su dominio de la ciudad. La pericia de los marinos gaditanos, como la del que nos ocupa, no pasó desapercibida para los gobernantes. Fueron muchos los que, como Pedro Fernández, recibieron el perdón por los roboscometidos en la mar y pasaron al servicio de la Corona para la defensa de la costa ante los ataques del enemigo moro, pero también, ante los actos de piratería cometidos por los portugueses. Según Sancho de Sopranis, tuvo un hijo de su mismo nombre, que también participó en la conquista de Canarias.

Javier Fornell es Licenciado en Historia por la Universidad de Cádiz. Ha encaminado sus pasos hasta el mundo medieval gaditano, especializándose en familia y sociedad bajo medieval. Forma parte del grupo de investigación "Medievalismo Gaditano" Hum-182 y del "Seminario Agustín de Horozco". Ha colaborado en la edición de los libros "Magia, brujería y esoterismo en la Historia", "Historia de la ciudad de Xerez de la Frontera y de los primeros reyes que la dominaron desde primera fundación" y "Recopilación de las Ordenanzas del concejo de Xerez de la Frontera. Silgos XV-XVI" y es autor del capítulo "Intervención de los gaditanos en los conflictos dinásticos de fines de la Edad Media: Juan Sánchez de Cádiz y Antón Bernal" en Marginados, Disidentes y Olvidados en la Historia.

Así mismo es responsable de la edición de "Historia del Puerto de Santa María: desde su incorporación a los dominios cristianos en 1259 hasta el año 1800" de Hipólito Sancho de Sopranis, publicada por el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz. El libro ha contado con las ilustraciones de Jesús Méndez.

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