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Celos y agravios ('Donde hay agravios, no hay celos') de Francisco de Rojas Zorrilla, en el teatro Fígaro

Celos y agravios ("Donde hay agravios, no hay celos") de Francisco de Rojas Zorrilla, en el teatro Fígaro

jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h

En 1637, Rojas Zorrilla adornó los festejos para honrar la estancia en Madrid de María de Borbón, esposa del Príncipe de Saboya, y la coronación de Fernando III, cuñado del Rey, como Emperador; en ambas ocasiones se representaron en Palacio "El más impropio verdugo", "El robo de las Sabinas" y "Donde hay agravios, no hay celos". Se trata de una de las comedias más representadas dentro y fuera de España durante el Siglo de Oro español.

Este gran clásico de la comedia del siglo XVII, con un vestuario sensacional y un elenco encabezado por Vladimir Cruz (Protagonista del film "Fresa y Chocolate") y producción de Mephisto Teatro, ha sido representada en los más importantes festivales de teatro clásico con gran éxito de público y crítica. El vestuario ha sido reconocido como el Mejor diseño por el Ministerio de Cultura de Cuba y es espectacular tanto en su realización (con papel, cartón y fibras naturales), como en su volumen, movimiento y majestuosidad. Mefisto Teatro es una de las compañías más importante del panorama teatral Iberoamericano. Están magníficos y hacen muy asequible el texto áureo.

Francisco de Rojas Zorrilla fue el mayor de los seis hijos del alférez Francisco Pérez de Rojas, antaño escribano en Murcia (y oficio por lo general reservado a cristianos nuevos), y de doña Mariana de Besga y Zorrilla, naturales ambos de Toledo.

Estudió en esta ciudad y en Salamanca y residió en Madrid, adonde se trasladó con su familia cuando sólo tenía tres años. Aprendió a leer con Pedro Díaz Morente, paisano suyo y célebre calígrafo. En 1631 colaboró con un soneto en el Anfiteatro de Felipe el Grande, un volumen en honor de Felipe IV en el que participaron 89 poetas. Fue uno de los mayores seguidores de la escuela dramática establecida en torno a Pedro Calderón de la Barca y amistó con los escritores Antonio Coello, Juan Pérez de Montalbán, Luis Vélez de Guevara y el mismo Pedro Calderón de la Barca; con ellos realizó algunas comedias de varios ingenios.

El 23 de febrero de 1633, con la representación en el Pardo de su comedia Persiles y Sigismunda, compuesta sobre la novela homónima de Miguel de Cervantes, comenzó a destacar entre los dramaturgos áureos, y desde entonces resultó imprescindible para dar lustre a las fiestas y diversiones reales, pues entre 1635 y 1636 se representaron ante Felipe IV y Doña Isabel de Borbón más de 12 obras en que intervino como escritor. En 1637 adornó los festejos para honrar la estancia en Madrid de María de Borbón, esposa del Príncipe de Saboya, y la coronación de Fernando III, cuñado del Rey, como Emperador; en ambas ocasiones se representaron en Palacio sus obras Donde hay agravios no hay celos, El más impropio verdugo y El robo de las Sabinas. En 1637 y 1638 actuó como mantenedor en el vejamen final de las fiestas en honor de la princesa de Charignan y de la duquesa de Chevreuse, y acaso de este vejamen salió el motivo por el cual fue apuñalado alevosamente en 1638. Durante su convalecencia escribió la atractiva comedia Don Lucas del Cigarral o Entre bobos anda el juego, comedias de figurón, que tiene su precedente en El Narciso en su opinión (1615), de Guillén de Castro. El 4 de febrero de 1640 se estrenó para inaugurar el Coliseo del Buen Retiro su comedia Los bandos de Verona, inspirada en la misma fuente que Romeo y Julieta de Shakespeare y Castelvines y Monteses de Lope de Vega, el novelista Mateo Bandello. Ese mismo año casó con Catalina Yáñez Trillo de Mendoza. De ella tuvo un hijo, Antonio Juan de Rojas, que fue oidor en la Audiencia de México. También tuvo una hija natural de una cómica, María de Escobedo, que estaba casada. El actor Juan Bezón, que la crio y dio su apellido, era hermano bastardo de Francisco de Rojas. Esta hija será luego una famosa actriz, Francisca Bezón, «la Bezona». En 1641 dejó de escribir comedias y se pasó a los autos sacramentales, porque se pagaban mejor (trescientos o cuatrocientos reales las comedias, mil quinientos cada auto).

En 1643 el rey le concedió el hábito de Santiago. Como hubo problemas por su origen judío con la primera información de don Fernando Peralta y del quisquilloso doctor Álamo, se hizo una segunda, de la que fue informante su amigo, el gran poeta Francisco de Quevedo. En los últimos años de su vida estrenó hasta once autos sacramentales. Su última obra fue el auto La gran fiesta de palacio, para el Corpus de 1647. Al prohibirse las representaciones teatrales como duelo por las muertes de la reina en 1644 y del heredero príncipe Baltasar Carlos (1646), la pluma de Rojas Zorrilla cesó y le sorprendió prematuramente la muerte el 23 de enero de 1648, cuando contaba cuarenta años.

En la edición de Entre bobos anda el juego publicada por Lingua Ediciones en 2007, se presenta a Francisco de Rojas Zorrilla como hijo de un militar toledano de origen judío. El licenciado Francisco Francés de Úbeda denunció en 1645 el origen toledano de la familia y su descendencia de un morisco carpintero que vivió en Toledo; también parece ser que algunos parientes suyos habían sido quemados por la Inquisición española y su sambenito permanecía colgado en iglesias toledanas.

Podréis verla en el Teatro Fígaro de Madrid hasta el 28 de agosto.


 

 

 

 

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