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Pascual Martínez
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Pascual Martínez (Foto: cortesía del autor)

Entrevista a Pascual Martínez: “Me interesa poner de manifiesto los problemas sociales que afectan a la sociedad”

Autor de “La patria de los suicidas”
Por Javier Velasco Oliaga
jueves 09 de septiembre de 2021, 23:00h

Con tampoco bagaje literario, Pascual Martínez sorprende con su primera novela negra, “La patria de los suicidas” por su solidez estilística. Además, tiene una trama realmente muy interesante que hace mantener en tensión al lector durante toda la lectura. Bien por los muchos hilos que emprende el autor, bien por querer saber el misterio de las muertes de unos suicidios que nos pueden despistar.

Pascual Martínez
Pascual Martínez (Foto: cortesía del autor)

El escritor riojano Pascual Martínez se va hasta el pueblo cordobés de Iznájar para situar su novela. El pueblo está en una zona que tiene el índice más alto de suicidios de nuestro país. Será por el calor… Hasta allí llega el sargento de la Guardia Civil Ernesto Pitana y nada más llegar se encuentra con un cadáver colgado de una soga. A golpe de cerveza y de inteligencia, el sargento va conociendo a una población hermética y endogámica que quieren mantener en la sombra los posibles crímenes. Poco a poco irá desentrañando una madeja con muchos hilos. En la entrevista, el autor nos cuenta muchas curiosidades sobre su novela.

Segunda novela y primera del género negro. ¿Qué es lo que más le interesa de ese género?

Me interesa poner de manifiesto los problemas sociales que afectan a la sociedad.

¿Por qué se fijó en Iznájar para ubicar la trama de su novela “La patria de los suicidas”?

Lo hice por una noticia fechada en los años ochenta que encontré en Internet. En ella se desgranaba que había una zona en Andalucía en la que triplicaba la tasa de suicidios del resto de España. La denominaban El triángulo de los suicidas, y los vértices de ese triángulo eran Iznájar, en Córdoba, Priego de Córdoba y Alcalá la Real, en Jaén. Por eso emplacé la trama en Iznájar.

Es cierto que en esa comarca de Córdoba el nivel de suicidios es muy elevado, pero siendo de Logroño no encontró una población más cercana a su lugar de residencia que pudiese utilizar.

Me pareció el lugar más indicado, y además me llamó la atención no encontrar ninguna novela en este emplazamiento.

¿Ha sido complicado documentarse para escribir la novela?

Bastante. No había mucha información al respecto. Solo algún ensayo. Creo que se debe a que el suicidio sigue viéndose como un tabú. He intentado poner de relieve ese aspecto. Es un problema al que prestamos poca atención a pesar de que en España se suicidan diez personas al día. Me parece un dato brutal.

¿Cuánto tiempo ha tardado en hacerlo y en escribirla?

Unos tres años.

¿Por qué decidió situarla en el 2007 en vez de en el presente?

Porque justo en ese año se inauguró el cuartel de la Guardia Civil de Iznájar.

Después de leer la novela, me parece que lo de los suicidios es una especie de Macguffin para distraer la atención del lector. ¿Es así?

Los suicidios son importantes por la relevancia que tienen en esa zona, pero es cierto que luego la novela desemboca hacia otras realidades.

“En este tipo de novelas el ambiente es un personaje más de la trama y tiene que estar bien reflejado”

Nos encontramos con una sociedad muy hermética y endogámica, incluso opresiva y agobiante. ¿Ha buscado aposta un entorno con esas características?

Era importante crear ese ambiente para que la novela funcionara. En este tipo de novelas el ambiente es un personaje más de la trama y tiene que estar bien reflejado.

¿Cómo definiría su estilo literario?

Es una pregunta difícil de contestar. Prefiero que los demás lo juzguen. Solo diré que me gusta el lenguaje directo y sencillo y generar diálogos fluidos para conocer, de esa manera, la personalidad de los personajes.

¿Novela negra, policiaca, rural noir o thriller?

Me gusta el término novela policiaca.

La caracterización de los personajes y lugares debe ser precisas

Da mucha importancia a las descripciones tanto de los personajes como de los lugares, son muy minuciosas. ¿Una novela policiaca tiene que dar mucha importancia a los detalles?

La caracterización de los personajes y lugares debe ser precisa. Si ubicas la novela en un lugar real, hay que procurar que la descripción se ajuste a la realidad. Aunque lo más importante en una novela policiaca, a mi parecer, es que no queden cabos sueltos. El lector avezado se percata enseguida si te has sacado la resolución de la manga. Es algo que intento evitar, aunque no sé si lo he conseguido. Es el lector el que debe opinar.

El protagonista, el sargento Pitana, es una persona que encaja bien con los escenarios porque también tiene un pasado oculto. ¿Cómo se le ocurrió el personaje? ¿Tuvo que trabajarlo mucho?

Era vital que el sargento Pitana fuera un personaje con el que el lector pueda identificarse y no uno de esos héroes que parecen caminar sobre las aguas. Por eso tuve que darle varias vueltas hasta que logré lo que pretendía de él. Pitana es un hombre normal, con sus defectos y sus virtudes. Siempre ha ido un poco por libre. Nunca se ha plegado a las órdenes de sus superiores, ni le ha hecho la pelota a nadie, lo que le ha ocasionado muchos problemas en el pasado. De ahí que no haya ascendido más en el escalafón, a pesar de los años en el cuerpo de la Guardia Civil.

Otro de los factores de la novela es el psicológico. Lara Campos juega un papel fundamental en la investigación y en la vida del sargento. ¿El elemento humano es fundamental para el desarrollo de la trama?

Claro. Es evidente que Lara le devuelve la ilusión a Pitana en su vida personal, y eso repercute en su trabajo, ya que la apatía con la que había llegado a Iznájar se convierte en motivación y ganas de resolver el caso que le ocupa.

En el cuartelillo de Iznájar, los guardias son muy diferentes entre sí. Me gustaría que nos hablará de la cabo Montero y del agente Palomeque, que son los que más me han llamado la atención.

Me parecía importante que el grupo fuera heterogéneo. La cabo Montero es un personaje relevante porque es la única que se atreve a contradecir al sargento Pitana y a cantarte las cuarenta cuando es necesario. Montero es el Pepito Grillo de Pitana. Respecto a Palomeque, pretendía introducir un ápice de humor en una novela tan cargada de temas escabrosos. No es un secreto que me fijé en el personaje de Catarella, uno de los agentes del comisario Montalbano, que aparece en las célebres novelas de Andrea Camilleri.

El problema de Pitana es que no entiende cómo los lugareños se toman con tanta resignación lo que ocurre en la zona

Desde que llega Pitana a Iznájar se producen más acontecimientos criminales. ¿Cómo los dosifica usted? ¿Fue Pitana un catalizador?

No es que se produzcan más crímenes. Lo único que ocurre es que Pitana se encuentra con un ahorcado nada más llegar. El problema de Pitana es que no entiende cómo los lugareños se toman con tanta resignación lo que ocurre en la zona. Él es un hombre pragmático, cabal, que requiere explicaciones conforme a razón, y ver que nadie parece preocuparse por lo que pasa le saca de sus casillas.

Aunque el tema de los suicidios está muy presente, trata en la novela otros hechos igual de importantes: pederastia, violencia machista, abusos sexuales… Casi no se ha dejado ninguna de las lacras de nuestra sociedad actual.

El suicidio es una herramienta para llegar a estas lacras que mencionas. Y quería que el lector fuera consciente de que las personas que han padecido tales atrocidades pueden arrastrar esas secuelas durante toda su vida.

¿La función de la novela negra tiene que tener un componente social?

No tiene por qué, pero en mi caso sí intento que el lector se haga preguntas cuando acaba la novela. Y la novela negra es ideal para denunciar las injusticias y la problemática de nuestra sociedad.

¿Se tomó unas cervezas con Pitana cuando terminó la novela?

No he tenido la oportunidad, pero seguro que lo pasaríamos bien.

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