En "La soledad del perro", Carlos Sorli, el famoso y rico empresario de Castellón, ha hecho realidad otro de sus caprichos: que Perro semihundido, la pintura negra de Francisco de Goya que cuelga de una de las paredes del Museo del Prado, sea trasladado al Real Casino Antiguo de Castellón para su exposición. Parece que no hay nada que el dinero no pueda lograr. Es noviembre de 2008, y el traslado coincide con unos días de descanso que Monfort disfruta en Madrid junto a la magistrada Elvira Figueroa. Durante esos días, mientras el inspector goza de las delicias culinarias de la capital y de la compañía de su amante, Enrique Frías, el conservador de la extraordinaria pinacoteca del Prado, ultima los detalles para el traslado del cuadro. El día de la exposición, Sorli no se presenta a la presentación, a la que han acudido todas las instituciones de la ciudad y los medios de comunicación. ¿No es extraño? ¿Se perdería él esa ocasión única? Una vez más, el comisario Romerales se ve obligado a pedir la colaboración del inspector Monfort, con quien ha contado ya en las múltiples ocasiones en que un caso se ha mostrado extraordinariamente difícil de resolver. Pero la mente del inspector se encuentra en otro suceso: días atrás, un kamikaze ha colisionado su Porsche contra el vehículo de una mujer, que ha fallecido junto con su hijo. El kamikaze ha huido y en el coche han encontrado indicios que apuntan a apuestas ilegales. Un suceso que a Monfort hace que le acuda a la memoria la muerte de Violeta, su mujer.
El caso Sorli se complica con el asesinato del conservador Enrique Frías, y tanto Monfort como su compañera Silvia Redó tendrán que emplearse a fondo, dejar atrás sus miedos y obsesiones más personales y meterse de cabeza en una investigación inusual. Mientras, su compañero Robert Calleja se debate entre la vida y la muerte en un hospital gaditano. Durante la investigación, se dan cuenta de que todo el mundo relacionado con Sorli o con el cuadro parece esconder algo: la mujer del empresario, Estela Sachs; su hermano, Ricardo; el abogado de la familia, Enrique Correa la propia víctima, Enrique Frías... Y, sobre todo, Sergio Bayo, guía del Prado oriundo de Castellón y probablemente la persona que mejor conoce las Pinturas negras de Goya. Él era el único que sabía que el cuadro que ha viajado a la ciudad levantina esconde una peculiaridad que dejaría con la boca abierta a cualquier experto del mundo.
Julio César Cano (1965, Capellades, Barcelona) empezó a escribir después de trabajar durante años como músico —fue guitarrista de Gatos Locos, grupo al que se incorporó a finales de los ochenta—, mánager de grupos y promotor de conciertos. En su trayectoria, destacan bandas como Los Enemigos, Los Ronaldos y Los Rebeldes, y artistas internacionales como Chuck Berry o Dr. Feelgood. Como escritor es conocido, sobre todo, por su serie del emblemático inspector Monfort, de la que ahora lanza su sexta entrega. Está ambientada en Castellón, ciudad en la que reside el autor y donde se organizan rutas por los escenarios de esta famosa serie negra.
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