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“En Europa, estamos viendo unas diferencias muy grandes entre la ética y la moral”

jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h

Entrevista a Iñigo Vallejo-Nágera

Por Javier Velasco Oliaga

Iñigo Vallejo-Nágera es una persona polivalente, estudió cine en Nueva York y Los Ángeles y trabajó como ayudante en películas de Steven Spielberg y Paul Verhoeven. Dirigió una única película, “Katuwira, donde nacen y mueren los sueños”, que recibió bastantes premios. Desde hace unos años se dedica a la cría de caballos, pero la crisis económica ha hecho que lo relegue un poco a favor de la literatura, que lleva en la sangre. Su padre, el conocido psiquiatra Juan Antonio Vallejo-Nágera y sus dos hermanas, María y Alejandra, han sido y son respetados escritores. Ahora le toca a Iñigo, y su debut, la novela “Santa Locura” no ha podido ser más prometedor, escribiendo una novela original, con un fino humor y mucha humanidad, tal como es él. Le espera un camino halagüeño en esta su nueva profesión.

¿Cuáles fueron sus inicios en la literatura?

Empecé a escribir porque mi padre siempre estaba rodeado de libros y te acaban apasionando. Antes trabajaba en cine y escribía guiones, conseguí hacer una película. Ahora quería hacer otra película y pensé que está tan complicado sacar un presupuesto adelante, que prefiero escribir una novela, que para un escritor primerizo es difícil conseguir que te la publiquen, pero siempre es más fácil que conseguir el dinero para una película, además ahora anima mucho internet para poder escribir, porque si no consigues que te la publique una editorial, siempre la puedes publicar tú por internet. Hay otras alternativas que antes no había. Escribes un guión y ahí se queda, escribes una novela y, si no te la publican, hay otros mecanismos.

Esta novela podría ser perfectamente un guión de una película.

Está pensada para pasarse a guión de una manera muy fácil. Esto lo aprendí en los aeropuertos. En los viajes largos te compras el típico libro de cualquier americano y están hechos para que se puedan adaptar para televisión o para una serie, o para una película. Lo hacen muy bien.

¿Por qué razón comenzó a escribir Santa Locura?

La empecé a escribir porque soy hijo de psiquiatra y he tenido una relación maravillosa con un hermano de mi padre, que mucha gente decía que estaba loco, pero a mí me enseñó a ver la vida con el punto de vista de una persona, entre comillas, “loca”. Aparte, también te presenta a otros personajes que se pueden incluir en esa categoría. Clínicamente, a lo mejor no, pero su manera de enfocar la vida, sí. Y esto es apasionante y es básicamente una invitación a dar una vuelta por Madrid con dos locos.

Entonces, su familia ha tenido mucho que ver en su novela.

Muchísimo. Tanto el tema de mi tío Alejandro, como que mi padre era psiquiatra. Yo crecí de pequeño recibiendo llamadas de los pobres enfermos desesperados llamando a mi casa.

¿El libro de su padre: “Psiquiatría clínica”, le ha ayudado a la hora de escribir esta novela? Creo que ha tomado de él citas literales.

Me hizo mucha gracia que siendo mi padre un psiquiatra tan prestigioso, empecé a leerlo y dije: ¡pero si es Alejandro! Y me dio un ataque de risa y lo quise utilizar.

¿Por eso uno de los protagonistas se llama también Alejandro?

Sí, es que es él. En una situación irreal, pero es muchísimo él, es más, las personas que han leído el libro y le han conocido se parten de la risa. Es un personaje que he adaptado a la historia, no la historia al personaje. Hay calles en Madrid que no existen, hay sanatorios que no existen. Esperanza Aguirre estaría encantada con el buffet del sanatorio y con la directora, Cristina. (Risas). Pones las bases reales y luego, como es comedia, lo empujas un poco y la gente lo acepta.

¿Ha tenido influencia de algún otro autor?

Hay dos grandes escritores. He leído mucha más literatura norteamericana, porque estudié allí. Me encanta Kurt Voneggut J.R. y luego Salinger, que es el gran maestro. Lo he leído y releído. Kurt Vonneggut es un escritor que se acaba de morir, con el que te ríes y en Estados Unidos es muy conocido. En España no se le conoce mucho.

En su libro hay viajes a la India, supongo que por influencia de su tío, ¿pero usted conoce ese país?

Mi tío vivió la época dorada. Cuando él volvió aquí a Madrid, que le trajo un programa de televisión, “La clave”, me desmitificó tantísimo Goa, que se había convertido en un mercado turco, y me dijo que no fuera porque no merecía la pena, lo que pasa es que he oído hablar muchísimo y la que sale en la obra es la Goa de finales de los 70, principios de los 80. La verdad es que yo estaba convencido de que nadie publicaría mi novela y la escribí pensando en regalarla a todos mis amigos por mi cincuenta cumpleaños. Con esa idea, he escrito con mucha libertad y como me ha dado la gana y de repente esta editorial está interesada, me ponen a una correctora fantástica y le dimos forma y salió.

¿Qué influencia ha tenido sobre usted la religión para decantarse por este argumento?

Yo quería escribir un personaje que fuera un loco paranoico como don Quijote y podía haber elegido un don Quijote o un Napoleón típicos, paranoicos, con delirios de grandeza. He escogido la religión porque ahora mismo, sobre todo en los países occidentales y en Europa, estamos viendo unas diferencias grandes entre la ética y la moral. Por ejemplo, el tema más candente ahora es el del aborto en España. También hay un planteamiento de si Dios existe, si no existe, hubo autobuses en España que ponía que no existe, pero yo que he tenido la suerte de viajar mucho; pues por ejemplo, cuando vas a Méjico y te metes en los barrios del D.F. duro, donde están medio en chabolas, en cada esquina está la virgen de Guadalupe. Me interesaban todas las religiones y el concepto de lo que es Dios, porque obviamente en Méjico son católicos, pero te vas a la sierra de La Candona en Chiapas y los indios mayas tienen una mezcla, te vas a la iglesia de San Cristóbal y te ofrecen las botellas de coca-cola con las velas. Luego, tienes el mundo budista, por ejemplo ahora los que se han enfrentado al gobierno chino han sido los monjes chinos. El Islam, debido a la sensibilidad que hay y la complejidad del tema, no lo quise tratar.

En India a Jesús le tratan como uno de los Avatares.

Los hindúes tienen muchos dioses y esto es un poco del ser humano. Por ejemplo, tú ves a los narcos mejicanos con Jesús Malverde o a los Latin Kings con las cruces y cristo y en narcóticos anónimos o alcohólicos anónimos los doce pasos son a través de una espiritualidad y de Dios en la forma que sea, bien sea un árbol o Cristo. Si Dios existe en el 80% del cerebro de las personas y en el 20% no, pues para el 80% de la población mundial, Dios existe.

Estas grandes personas, estos grandes magos o dioses, Buda o Jesús, ¿ahora serían tratados como locos por la sociedad actual?

Pues probablemente. Ha habido gran cantidad de predicadores falsos, hasta suicidios colectivos. En Estados Unidos y en Brasil creo que están proliferando y aquí, actores conocidísimos se meten en unas iglesias relativamente modernas y predican la “cienciología”.

Foto de Iñigo Vallejo-Nágera


¿Por qué mezcla un tema histórico con la tecnología actual?

Porque la tecnología actual ha abierto otro espacio, es como una especie de dimensión entre el espacio tridimensional, es como una especie de medio cuarta dimensión. Lo que antes leía, por ejemplo, el chamán en el ala de la mariposa, te metes en la página de la Nasa y ves fotos de galaxias que tienen una relación visual impresionante y cosas que ellos leían, de repente empiezan a verse y toda esta revolución tecnológica que hemos tenido, ha afectado a nuestras vidas y es imposible ignorarla. Con el móvil, desde atentados terroristas hasta enseñar a tus amigos las fotos del verano en el momento, es que ya es parte de nuestra vida. También influye en las relaciones. Yo tengo un hijo de 14 años y antes decías: ¡niño, termina con el teléfono! Y ahora es facebook, etc.

¿Cuáles de las hazañas de Alejandro en la obra han sido reales?

Muchas, la salida del manicomio es verdad. No salió con una doctora, sino que lo hizo de casualidad con una española que se había casado con el embajador italiano en Goa y ella estaba haciendo una revisión para la ONU para ver en qué condiciones estaban y Alejandro, desde ese cubículo la vio que estaba con un chino que había matado a toda la tripulación con un cuchillo. Lo de los ácidos también es verdad, a él decía que le metieron cien. Se subió a la torre y tocó, todo eso es verdad, como lo de la cárcel de Kabul.

Tuvo una vida impresionante.

Sí.

¿Le gustaba a su tío la música de Velvet Underground o de Lou Reed?

Es que uno de sus grandes amores fue Nico. Fue quien le llevó a Nueva York. Nico fue violada cuando era pequeña por siete soldados rusos y no se acostó con un hombre hasta que conoció a Alejandro.

¿Qué mensaje quiere transmitir al público con su obra?

Esta obra es una comedia y mi primer mensaje es que la gente se ría. El segundo mensaje, obviamente, es que hay una forma diferente de poder ver la vida y lo que a veces nos parece malo, es bueno. Todos estos personajes, que no me curen mi locura, que quiero seguir loco, con esta perspectiva de la vida. El tercero es hacer hincapié en esta lucha entre la moral y la ética y tratar este tema que está siendo muy espinoso, con un poco de humor.

Como has vivido y estudiado en Estados Unidos y también tienes formación española, ¿qué diferencias encuentras entre las dos sociedades?

En mi época universitaria, tuve la suerte de ir a una universidad privada, porque mis padres me la podían pagar. Todos los alumnos de la clase estudiaban. Nadie iba a un examen sin sabérselo y si había que presentar un trabajo todos lo presentaban. Había alumnos que habían pedido un crédito a una compañía para estudiar y luego lo devolvían trabajando para ellos. En Estados Unidos se lo toman muy en serio. Luego, es muy fácil terminar los estudios porque no depende la nota de un examen o dos, tú tienes que entregar todas las semanas un trabajo o dos, que te van puntuando y a lo mejor el examen es un 30% y el otro 70% son los trabajos hechos. Es todo lo contrario que aquí. Tenías muchos medios. En ciencias de la información, tenían su propia cadena de televisión.

¿Tuvo algo que ver su trabajo en la televisión y el cine a la hora de ponerse a escribir?

Sí, muchísimo, por los guiones. Pero aquí nadie apoya a los guionistas.

¿Qué se siente al trabajar con directores como Spielberg?

Trabajar con él son como seis años de universidad. Eso es lo que se siente. Es un director que sabe lo que quiere, que sabe cómo lo quiere, es director de oficio, que no termina nueve semanas después a no ser que haya habido una inundación y haya arrasado. Es de la vieja guardia, de los que ruedan a tiempo y tiene los medios. Es una maravilla

¿Qué diferencia encuentra entre trabajar con directores españoles como Berlanga, europeos como Verhoeven o americanos como Spielberg?

Paul verhoeven, por ejemplo, no escribió el guión, son guiones de encargo, de directores que saben utilizar muy bien cámaras digitales computerizadas, etc. y están hechos para un mercado muy específico y la personalidad del director cuenta poco. Berlanga era Berlanga, era su estilo, su firma, su guión y eran también sus actores que había dirigido veinte veces. Era cine de autor puro y duro.

¿Y la película que hizo usted?

La película que yo hice tuvo un presupuesto muy bajo. A mí me interesaban muchísimo las culturas indígenas. Empecé con los indios americanos y de ahí me pasé a Méjico y me interesó mucho una cultura que es la de los indios huicholes y quise haces una fantasía con esa cultura

¿Piensa dirigir alguna película más, quizá con una adaptación de su novela?

Vamos a ver cómo arranca esta novela y qué es lo que pasa, si gusta y quiero codirigirla con Flavio Martínez Labiano que era el director de fotografía de mi primera película. Nos gustaría reunirnos, al productor mejicano, José Luzlo, a Flavio y a mí e intentar hacer esto los tres juntos, ya que en mi primera película trabajamos juntos y se creó una amistad increíble. Ahora Flavio es un director de fotografía muy gordo, hace películas gordas y publicidades enormes en Estados Unidos y José lleva muchas películas americanas a Méjico, Son dos personas que han seguido trabajando y que tienen un oficio a sus espaldas grande.

¿Qué le hace dedicarse actualmente a la cría de caballos, piensa seguir con ello?

Yo quería dedicarme, pero me ha pillado este momento brutal, no se si ha visto en las noticias que están abandonando caballos y los dejan morir. Yo lloraba cuando lo veía, pero es que seguir teniendo caballos para no poderlos vender, porque cada año son diez o doce caballos más que tienes que domar. Yo este año no he cubierto yeguas, porque no hay salida, y encima toda la comida ha subido de precio, hay una sequía espantosa…

Con la crisis económica, como el mercado de caballos es un mercado de lujo, pues adiós.

¿Podremos esperar más títulos próximamente?

Sí, ya estoy con otro en la cabeza y lo he desarrollado. Es que me ha encantado escribir.

¿En la misma onda, de humor?

Sí, el que se me ha ocurrido por ahora es de humor. Son seis historias cortas que no tienen nada que ver, pero que están relacionadas por un punto, con siglos de diferencia y la base es de humor.

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