www.todoliteratura.es

Entrevista con María Zaragoza

jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h

María Zaragoza nace en Madrid en 1982. Reside desde los siete años en Campo de Criptana, Ciudad Real. Desde muy pequeña comienza a escribir participando en concursos de ámbito escolar en los que recibe diversos premios con obras como La ninfa del bosque, Siete historias de amor imposible, Helena Destino, Cuentos humanos o Querido desconocido.


Su novela, Dicen que estás muerta, es un laberinto de pasiones, de sentimientos encontrados, de misterios, de personajes que en un Madrid mágico y negro, se mueven como Minotauros en el de Minos. Los Madritauros de la historia, en muchas ocasiones, deben elegir entre su parte humana y su parte bestial, aunque a veces sea difícil elegir entre una y la otra. Como si de una pieza de relojería se tratase, los engranajes de la ciudad cuadran con los protagonistas hasta perfilar el asesinato de Luján Menéndez del que queda ya, tan sólo, una mancha oscura en la calzada.

Dicen que estás muerta
resulta un título extraño para una novela. ¿De dónde surge?
Es la primera frase de una canción que canta Jaime Urrutia con Ca­lamaro, Loquillo y Bunbury. Se llama ¿Dónde estás? y me hizo mucha compañía en una época un poco oscura de mi vida. Siempre me gustó esa frase como título de un relato, me parecía que tenía mucha fuerza y fue en gran parte el punto de partida de esta historia. Lo curioso es que, al mismo tiempo que la novela iba tomando forma, el título cobraba un sentido nuevo y mucho más genuino. Esta novela se basa sobre todo en el boca a boca, en la subjetividad de cada uno de los personajes que van conformando la idea de quién es la muerta pro­tagonista. No sólo hay un asesinato en la historia, sino que se habla de él. La protagonista no sólo está muerta, sino que en cierto modo lo sabemos porque los demás dicen que lo está. Esta novela es uno de esos extraños casos en los que no habría novela sin el título y no habría título sin la novela. Poco a poco se han ido convirtiendo en complementarios.

¿Podrías contarnos un poco de qué trata la novela?
Dicen que estás muerta comienza con un chico, Sansprénom, que acusa a su novia del asesinato de una chica a la que no conocen de nada, una chica con la que se cruzaron una noche en un restaurante disfrazada con un traje de noche y una peluca y que, horas más tarde, aparecería muerta en una calle de Madrid apuñalada con un cuchillo de ese mismo restaurante. A partir de ese momento todos los perso­najes de la vida de esa chica muerta, Luján Menéndez, tratan a su manera de resolver el asesinato a través de lo que saben de ella. Es en esa investigación cuando, poco a poco, van descubriendo sus propios límites, sus propios temores e incluso hasta dónde serían capaces de llegar ellos mismos, ¿al asesinato quizá? Dicen que estás muerta trata de trazar a través de las calles de Madrid y con la excusa del planteamiento de una situación típica de la novela negra, un mapa humano. En realidad es un libro interactivo.

¿Qué quieres decir cuando hablas de un libro interactivo?
Entiendo como libro interactivo aquel en el que el lector tiene que ju­gar con su lectura. La novela tiene por supuesto una lectura plana con un principio y un final, pero cada lector puede sacar sus propias con­clusiones sobre el asesinato, sobre la muerta y sobre los personajes, de tal manera que cada uno lee un libro distinto, y quizá incluso leído en diferentes momentos y con diferentes estados de ánimo es posible que se lean libros diferentes. La lectura de Dicen que estás muerta es sencilla y ágil, pero está di­señada como una pieza de relojería en la que cada engranaje y cada capítulo tiene su sitio. Para lograr ese efecto, todos los capítulos sin excepción son muy cortos y dan sólo unas pistas del resultado final, pistas que van completándose durante el desarrollo. Cuando estaba escribiéndolo, tenía varios lectores que fueron siguiendo la novela a tiempo real, leyendo cada capítulo en el momento en el que yo lo ce­rraba, como si fuese una novela por entregas, fenómeno por cierto que siempre he opinado que debería recuperarse. Todos sin excep­ción quedaron enganchados desde el primer capítulo y pedían que escribiese más deprisa. Dado que estaba pasando una época difícil en mi vida, eso me obligó a seguir y no sólo a eso, sino a ser muy cui­dadosa con los detalles, de tal forma que todo cuadrase y llevase a una única conclusión.

¿Cómo surgió la idea de esta novela?
En realidad todo comenzó como un relato, como creo que ya he dicho. Empecé la historia de un chico que acusaba a su novia de un asesi­nato. Sin embargo, cuando llevaba dos páginas, me di cuenta de que aquella historia era mucho más rica de lo que yo había pensado y que me daba la oportunidad de narrar la historia de un asesinato desde todos los puntos de vista posibles, es decir, desde los de todos los personajes que rodean a la víctima, desde el asesino hasta el novio, pasando por los que encontraron el cuerpo. Me asusté y guardé la historia en un cajón sin tocar. Después mi pareja se marchó a vivir a Australia y no sabía si volvería o no. Recordé que había comenzado a leer lo que llevaba y que le había gustado, así que, en honor a Shere­zade, le fui mandando cada día un trocito nuevo de la novela con la esperanza de que no me olvidase. Quería engancharlo a través de la palabra y tengo que decir que Dicen que estás muerta me ha brindado una doble satisfacción, por el premio maravilloso que me ha hecho ganar y por el retorno de mi pareja.

Dicen que estás muerta
es un libro con muchos personajes, ¿podrías hablarnos un poco sobre ellos?
Cada uno de los personajes de la historia tiene una función muy con­creta. La muerta, Luján, es una chica joven, sin muchas expectativas en la vida, un tanto desencantada. En cierto modo representa a todos aquellos que esperan mucho de ellos mismos pero no hacen nada por lograrlo. Aunque también es muchas otras cosas que, a lo largo del recorrido del libro, iremos descubriendo. Todos los personajes fueron creados con mucho detalle, cuando empecé a diseñarlos me entretu­ve en saberlo todo sobre ellos, desde qué desayunaban hasta qué les daba miedo. De esa forma, creo yo, la historia se fue redactando ella sola. Cada personaje aportaba a la investigación sobre la muerte de Lu­ján Menéndez, sus propios temores o intereses, de tal forma que inves­tigaban de una forma personalizada y sacaban conclusiones propias que no podrían haber tenido ninguno de los otros. Paula y Sansprénom, por ejemplo, que son la pareja del principio, son capaces, a través de la intuición, de saber sobre el asesino. Pedro, Arturo y Minerva, tres perso­najes que amaron a Luján, saben qué pudo conducirla a la muerte sin necesidad de pistas, pues ellos conocieron tres facetas de ella que les hubiesen permitido adivinar qué la haría morir sin necesidad de saber­la muerta. Aunque, claro, esas cosas siempre toman forma a posteriori. Didier y el policía que lleva el caso, son quizá los personajes más atados a la realidad, pues ellos se basan en las pruebas, en los hechos, en las pistas y eso también tiene que ver mucho con su carácter. Arthur, Rosa y Sibila, son el negativo, de alguna manera, de toda la historia, un reflejo de la misma Luján gracias al azar.

El azar es una parte importante de la historia, y también la música, ¿qué papel juegan cada uno en la novela?
Dicen que estás muerta es una novela que también habla de las ca­sualidades. Todo en ella está construido sobre las casualidades que ocurren en la vida y que, enlazadas, llevan a una conclusión, en este caso la muerte de Luján. En la historia también hay un lado onírico, hablo de los sueños de los personajes, que revelan en cierta manera los nexos de ese azar. Creo que la vida es un poco azar y un poco jue­go. Un poco casualidades que se encadenan para formar lo que nos sucede, de alguna manera eso siempre se ha reflejado en mis novelas: las coincidencias, la línea que separa la realidad de la imaginación, la riqueza de las personas, que podemos parecer hasta personajes diferentes dependiendo de con quién nos relacionemos y cómo eso puede hacer que también coincidamos en un momento determinado con alguien que es exacto a nosotros en algún sentido. En esta novela en concreto, defiendo que podemos ser el doble de otra persona en cada momento y que es en eso en lo que se basan los asesinos en serie para elegir a sus víctimas. Que los serial killers lo que tienen es un sexto sentido vertiginoso que detecta lo que hace que una persona se parezca a otra de alguna manera. Y es eso lo que los obsesiona, de ahí el patrón que siguen. En cuanto a la música, es algo importante para mí a la hora de escribir. Suelo escribir con música y cada uno de mis libros sigue el ritmo de esa banda sonora. Los personajes de mis libros suelen tener su canción o su disco, que me pongo para desarrollarlos o en cada ocasión que ten­go que escribir sobre ellos. En esta novela en concreto es algo que no se ve, aunque puede intuirse. En anteriores sí he escrito los nombres de algunas canciones como referencia y aunque en esta no lo haya he­cho, es cierto que ciertos pasajes podría cantarlos al ritmo de la can­ción que les corresponde. Siempre hago un disco con la banda sonora de cada novela que escribo, aunque eso es algo que dejo para mí.

Sin embargo sí citas la canción de la que sale el título.
Es algo que me parecía justo. En el momento en el que escribí la no­vela escuchaba mucho esa canción que siempre conseguía ponerme de buen humor. De alguna manera me dio algo que no voy a poder de­volver ni haciendo la justa referencia. Las otras canciones que cons­truyeron en mi cabeza la novela no son necesarias, pero esta me dio el título y en cierto modo me dio la idea. Aunque a veces dudo del or­den en el que aparecieron tanto la idea como el título. Me encantaría que Jaime Urrutia leyese el libro y me gustaría que le agradase, sería una forma más justa de devolverle ese favor que me hizo consiguien­do animarme y llenándome de ganas de escribir.

¿Podría decirse que Dicen que estás muerta es una novela negra?
Podría decirse al menos que es una novela de intriga. Hay una muerta que lleva un vestido de noche y una peluca rubia, ha sido asesinada con el cuchillo de un restaurante oriental, los personajes se acusan entre ellos del asesinato y después deciden resolver el misterio, y sí, el misterio se resuelve. Pero creo que este libro es mucho más que todo eso. Cada personaje tiene, aparte, una historia que contar. Es una no­vela sobre los puntos de vista sobre un mismo hecho. La muerta y el asesino son unos y únicos, pero los caminos que llevan hasta ellos pueden ser sinuosos y erráticos. Creo que esta novela, sobre todo, habla de las pasiones que nos pueden llevar a cometer todo tipo de actos de maravilla o de crueldad.

La novela es muy rica en imágenes, ¿una influencia del cine?
Supongo que de un tiempo a esta parte todos los escritores estamos influenciados por el cine de alguna manera. También por la televisión e incluso por la publicidad. Que una lectura resulte plástica es casi pri­mordial. Yo tengo en la cabeza la historia casi en fotogramas y puede que eso se note en la lectura. Cada capítulo es una secuencia o dos. Reconozco además en ciertos pasajes homenajes a Hitchcock, incluso la peluca rubia que lleva el personaje principal tiene algo de Grace Ke­lly, Ingrid Bergman y sobre todo de la Tippi Hedren de Marnie la ladrona y de la Kim Novak de Vértigo. Un amigo encontró un cierto paralelismo entre los roles de Luján y Paula y los de Janet Leigh y Vera Miles en Psi­cosis, y de eso se trata la literatura, ¿no? de jugar, de encontrar los pa­ralelismos y las imágenes que despierten en nosotros el acercamiento o el escalofrío. En cierto modo hago un homenaje bastante evidente a Los pájaros, pues tienen también un papel importante en el desarrollo de la historia, pero eso es algo que hay que leer…

Hablas de seguir un mapa del asesinato por las calles de Ma­drid, ¿a qué te refieres?
En el transcurso del libro, que está dividido en capítulos con nom­bres de calles de Madrid, desvelo las ubicaciones de lugares que son importantes para mí en esa ciudad. Lugares que han construido la historia y la han escrito conmigo. Podría hacerse un recorrido de la escritura de la novela siguiendo los pasos de los personajes por las calles de Madrid y por alguno de sus locales. Son guiños a mi vida en la ciudad, y también a los sitios que, poco a poco, lograron formar la historia. Algún día pienso organizar una excursión con mis amigos por ese recorrido, comiendo en Casa Federica o tomando una copa en el café La Palma.




Puede comprar el e book en:

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios